Con suma satisfacción expresamos nuestro regocijo ante el fracaso de la intentona neoliberal parlamentaria de pretender resolver el serio problema del déficit fiscal, afectando una importante cantidad de programas ministeriales de corte social, vía recortes presupuestarios irreflexivos y aplicando tijeretazos irresponsables. El fundamentalismo neoliberal fracasó y la apuesta por la inclusión social ganó.
Para la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), la alegría es mayúscula, toda vez que en esta circunstancia del debate sobre el presupuesto “de la República” para el 2015 y desde una perspectiva social-sindical, fuimos pioneros en formular un fuerte y sólido planteamiento crítico contrario al de los fundamentalistas del déficit; denunciando la campaña de terror psicológico en contra de la población, y las catastrofistas predicciones acerca de la “llegada del Apocalipsis” y del “fin de los tiempos”, porque el déficit podría llegar al 6-7%, en el 2015, a raíz de dicho presupuesto.
En tal coyuntura, nuestra apelación al concepto sociopolítico de la Democracia de la Calle, se ha validado como opción legítima para interpelar a un sistema político (en este caso, el Poder Legislativo), cuando las decisiones a adoptarse contrarían la promoción del bien común y de la inclusión social en escenarios tan terribles como el que vive nuestra Costa Rica hoy, de un crecimiento, todavía susceptible de ser detenido, de una desigualdad que amenaza la paz social.
Precisamente, la rotunda oposición que manifestamos desde la ANEP y desde el inicio de este ataque neoliberal contra el presupuesto del 2015, se basó en que los recortes irreflexivos y los tijeretazos irresponsables, alimentaban ese crecimiento de la desigualdad que amenaza la paz social.
Esta lucha sindical contra los recortes presupuestarios se ha visto fortalecida con la inserción cualitativamente fuerte de las importantes organizaciones laborales coaligadas en la unidad sindical de corte estratégico PATRIA JUSTA, las cuales puntualizaron, una a una, las graves repercusiones de los ahora fracasados recortes al presupuesto del 2015.
El control del gasto irresponsable, la demanda de cuentas a los incapaces de ejecución presupuestaria especialmente para atender las necesidades sociales crecientes, el combate frontal a toda forma de corrupción con los fondos públicos y/o con las compras que el Estado debe ser a privados, elevar la eficiencia y la eficacia de la prestación de servicios públicos, atacar con dureza la indolencia (entre otros), son factores de una agenda de lucha obrera de nuevo tipo que la coalición sindical PATRIA JUSTA ha decido impulsar como parte de su planteamiento estratégico.
Ha fracasado la “coalición de facto” que formó el fundamentalismo neoliberal y su cruzada contra los recortes presupuestarios. Especialmente, debemos resaltar a varios de los culpables de pretender mayores niveles de desestabilización social y de alteración de la paz social si tales recortes se hubiesen concretado: por ejemplo, los diputados Ottón Solís, Mario Redondo, Otto Guevara y Rosibel Ramos, junto a los del que una vez fuera partido socialdemócrata, hoy neoliberal, Liberación Nacional, destacan entre los perdedores.
Perdedores tanto como el empresariado cupular corporativo de rabioso corte antisindical; así como el latifundio mediático evasor de impuestos y alguna prensa, televisiva y de radiofonía histérica, que sigue su línea “informativa”.
La salida al problema del déficit es por otro lado. La coalición sindical PATRIA JUSTA decidió hacer suya la propuesta social al respecto, denominada “Hacia una reforma fiscal para el desarrollo y la reactivación del empleo”, originalmente tutelada por la ANEP y otros sectores sociales.
Finalmente, debe quedarle claro al pueblo trabajador, a la ciudadanía patriótica costarricense, a quienes viajan hacia la desigualdad total y a quienes ya, desgraciadamente, han caído en la más dolorosa pobreza, que todo esto apenas empieza; pues de lo que se trata es, precisamente, de una lucha sostenida para que Costa Rica recupere su histórico nivel de inclusión y de movilidad sociales.
Seguiremos luchando por ello, apelando al legítimo camino de la otra Democracia, la Democracia de la Calle.