Con gran pompa, bombos y platillos se ha anunciado que como país nos “ganamos” el premio mayor: se ha invitado a Costa Rica para que inicie un largo camino que le llevará a ser integrante, miembro de la OCDE: Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, a la cual le dicen “el club de los países ricos”.
La OCDE se fundó en 1960 y tiene su sede en París, Francia. Se presume que la OCDE busca “intercambiar información y armonizar políticas para maximizar el crecimiento”, según la perspectiva neoliberal hegemónica actualmente vigente. Otra visión sostiene que la OCDE “busca generar crecimiento económico sostenible, impulsar el empleo, elevar el nivel de vida, mantener la estabilidad financiera, ayudar a los países en su desarrollo económico y contribuir al crecimiento del comercio mundial”.
Lo que hoy conocemos como OCDE tuvo como antecedente a la Organización Europea de Cooperación Económica (OECE). Según los datos oficiales de la OCDE sus países integrantes en la actualidad representan, en conjunto, el 70% del mercado mundial. Lo que pasa es que entre esas naciones integrantes hay varias, especialmente que forman parte de la Unión Europea (UE), que actualmente afrontan brutales desigualdades, muestran grandes retrocesos sociales, están en severas crisis económicas, afrontan fuertes y descomunales déficit fiscales y tienen altísimos desempleos.
Hablamos de Grecia, de España, de Italia, de Irlanda, de Portugal, del Reino Unido, de México, de Colombia… y del propio Estados Unidos, por ejemplo. Entonces, en vez de que a la OCDE se le conozca como “el club de los países ricos”, debería conocérsele como “el club de los países de donde proceden los hombres más ricos del planeta” que es distinto (hablamos del mexicano Carlos Slim zar de las telecomunicaciones globales; del gringo Bill Gates el del emporio mundial de las computadoras; y el español Amancio Ortega Gaona emperador de la industria textil).
Bueno, también merece destacarse que hay otros países que forman parte de la OCDE que muestra sociedades con más integración social, menos desigualdad y sistemas tributarios fuertes y justos, como Finlandia, Suiza, Dinamarca, Noruega y Suecia.
Ahora bien, como tal realidad está planteada para el caso costarricense, si se va a iniciar un largo proceso de ingreso a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), se debe considerar la participación activa y real de la sociedad civil organizada y, especialmente, de aquellas organizaciones sindicales que con visión de país elaborada, tendrían mucho que decir al respecto.
Tales agrupaciones deben, en tal sentido, asumir una posición militante para hacerse oír y escuchar en lo que se conoce como la Comisión Sindical Consultiva (TUAC, por sus siglas en inglés: Trade Unión Advisory Committee); puesto que el discurso gubernamental oficialista al respecto, de sesgo “triunfalista”, no le ha planteado a la opinión pública nacional que este proceso debe ser integral y sin exclusiones, pues la OCDE se ha comprometido, también, con la sociedad civil de los países que aspiran a ser considerados para su ingreso a tal organización.
Se deben tocar las puertas de la denominada Comisión Sindical Consultiva (TUAC), pues es importante que la realidad de la “otra” Costa Rica, la de la desigualdad, la de la exclusión social, la de la injusticia tributaria, la del deterioro salarial y, especialmente, la de la represión sindical en amplios ámbitos del sector Privado, sea considerada por la gente de la OCDE. Se debe exigir que el país corrija tales problemas de forma tal que Costa Rica se “ponga en regla” con objetivos que la OCDE promueve tales como crecimiento económico sostenible, el impulso al empleo, la elevación del nivel de vida (siguiendo su línea de principios).
Dentro de esas organizaciones sindicales costarricenses que han venido trabajando propuesta-país, exponemos el caso de la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), misma que ha producido en los últimos años (en conjunto con diversas entidades de la sociedad civil organizada y ciudadanía patriótica), diversos planteamientos propositivos para enfrentar las graves consecuencias de una sociedad que todos los días incrementa la desigualdad.
Estimamos que estos materiales podrían ser de mucho interés en el proceso éste de la OCDE. Hablamos de propuestas (entre otras), tales como:
Propuesta de los sectores productivos-Costa Rica: Hacia la Tercera República frente a los desafíos nacionales del siglo XXI.
Aportes para una nueva Costa Rica inclusiva y solidaria (propuesta Crisol).
10 medidas para enfrentar la crisis económica con inclusión social y productiva.
Diálogo Social y Negociación Efectiva: Planteamientos sindicales para la recuperación de la inclusión social y la solidaridad, para la promoción del bien común.
Planteamientos alternativos al proyecto “Ley de Solidaridad Tributaria”;
10 medidas para comenzar a ordenar la Caja.
Estimamos que estos y otros planteamientos pudieran ayudar a que el proceso con la OCDE tenga una valoración real y más equilibrada.
No avalamos la pretensión de que la “hoja de ruta” que se pretende impulsar desde el Ministerio de Comercio Exterior (Comex), esté bajo un único prisma político-ideológico (básicamente de inspiración neoliberal); pues la sociedad costarricense de hoy, en una abrumadora mayoría (aunque dispersa), rechaza, no comparte, que sea con el neoliberalismo como vayamos a superar la gravedad de la exclusión social que estamos viviendo en los actuales momentos; neoliberalismo que, por demás, ha demostrado su fracaso total y ha desnudado la brutalidad de su accionar con el sesgo dominante del capital financiero-bancario que le guía en la actualidad.
Se debe tener presente que a las OSC (Organizaciones de la sociedad Civil) y, por ende, a los sindicatos, la OCDE las considera en todas las etapas del desarrollo, ejecución y seguimiento de su trabajo. Con los buenos oficios y la solidaridad de las organizaciones sindicales de alcance continental y global con las cuales el sindicalismo tico mantiene contactos, vínculos y relaciones, hemos de llegar hasta el TUAC para alertar sobre todo este particular.