Pringadititicos es la mejor expresión de esos vocablos muy peculiares del habla popular costarricense, que hemos encontrado para definir la fuerte reacción que se ha generado en el ámbito sociopolítico y económico-mediático actualmente dominante en nuestro país, por parte de una serie de personalidades que han sido mencionadas en la ya célebre investigación periodística internacional conocida como “Los papeles de Panamá” (“Panama Papers”).
Los primeros datos se empezaron a conocer el pasado domingo 3 de abril, especialmente en horas de la noche cuando las comunicaciones digitales de todo tipo, así como las redes sociales, empezaron a “arder” por un tema tan explosivo.
Para el caso costarricense de “Los papeles de Panamá”, y a tan solo 24 horas de tener noción de lo que se trata este asunto, los nombres pringadititicos de las personas ticas mencionadas muestran tres características que seguidamente exponemos.
1) Han estado y están ligadas, de un modo u otro, a los partidos Liberación Nacional y Unidad Socialcristiana, el muy detestado “PLUSC”. El individuo “libertario” que destaca en la lista y otras personas mencionadas en la investigación que muestran vínculos con el partido actual de Gobierno, el PAC; de una manera u otra expresan la continuación política de procesos de gestión gubernativa tipo “PLUSC”, que preservan los valores esenciales de la actual hegemonía política en el poder, marcada por el neoliberalismo, diferenciándose por la intensidad en que tales procesos son propiciados por unos y otros.
2) Otras destacan por su procedencia empresarial del gran corporativismo de negocios. Son críticos acérrimos del sector Público pero no enemigos totales del mismo, si en la relación con éste hay lucro personal y grupal en perspectiva. De hecho, está mencionado un caso “emblemático” al respecto.
3) Otros son propietarios e inversionistas del negocio corporativo de las noticias, expresado éste en esa especie de latifundios mediáticos que no van a elecciones pero pretenden gobernar sin haber pasado por el escrutinio de la urna electoral.
Ahora bien, resaltan las siguientes consideraciones centrales a partir de las revelaciones de “Los papeles de Panamá” (obvio es que hablamos del caso costarricense). Veamos:
La primera es que si alguna vez alguien pudo dudar de que en Costa Rica las formas de evadir el pago de impuestos y/o efectuar el robo descarado de los mismos, es el problema número uno de la sociedad actual, “Los papeles de Panamá” muestran a las claras cuánta creatividad hay en ello.
No estamos acusando a nadie en particular, ni estamos sometiendo a nadie a juicios sumarios, de esos que suelen “fusilar primero y averiguar después” (por cierto, muy utilizados por el estilo periodístico de esos latifundios mediáticos que vienen ocupando nuestros escritos de los últimos tiempos).
La segunda consideración es que todos esos creativos procedimientos para eludir responsabilidades fiscales-tributarias, aunque éstas sean tan fáciles de violar en el caso costarricense; no son ejercidos por las clases trabajadoras, en general: ni las que tienen empleo fijo y salario formal, ni las que están en la informalidad y mucho menos las que están desempleadas o subempleadas.
Estas miles de personas trabajadoras del mundo sociolaboral nacional, asalariado y no asalariado, no roban impuestos. Por el contrario, los pagan puntualmente: especialmente el de ventas, al momento de la compra; y el de renta salarial, cuando corresponde, se deduce de planilla.
La tercera consideración es que todas esas formas creativas de incumplir responsabilidades tributarias, se ejercen por personas, empresas y bufetes ligadas al riñón del ejercicio de la política tradicional de los últimos 30 años en nuestro país.
Las conexiones, los círculos de influencia, las amistades, las relaciones de negocios, el favoritismo contractual, las consultorías, etc., han ido gestando las condiciones para que haya una fuerte cultura tributaria endeble y hasta corrupta, y para que ésta sea la pieza angular del crecimiento sistemático de la desigualdad y del crecimiento abusivo de la concentración de la riqueza en nuestro país.
La cuarta consideración es que nunca hemos de saber la cuantía de toda esa plata manejada de manera creativa, tributariamente hablando, todos estos años que abarca el estudio de la investigación de “Los papeles de Panamá”. Pero, a lo mejor sí, de ahora en adelante, podría el país conocer cuánto dinero podría estarse recuperando si esos mecanismos creativos para robar impuestos ya no pudieran ser ejercidos a futuro en medio de tanta facilidad e impunidad, mediando una fuerte ley contra el fraude fiscal en todas sus manifestaciones.
Efectivamente, estando así las cosas, urge y es ya una exigencia social con una alta dosis de moral y ética tributaria incontenible, la aprobación legislativa de la ley contra el fraude fiscal y, especialmente, del establecimiento del registro de accionistas de las sociedades anónimas para saber quiénes son los beneficiarios finales de las mismas, así como de los fideicomisos financieros de todo tipo.
Como bien lo apuntara el diputado Rolando González Ulloa, integrante notable del “PLUSC”, según se lo leímos y de cara a las revelaciones de “Los papeles de Panamá”, dijo él que “…ante esta acción periodística Costa Rica espera reacciones categóricas y ejemplarizantes frente a la evasión fiscal, el blanqueo de capitales y la corrupción”. Además, planteó que “…hoy toda tardanza legislativa será beneficiosa para quienes son acusados como posibles evasores encontrados en los ‘Panama Papers’ ”.
Ojalá que este sea el sentimiento de toda la fracción parlamentaria liberacionista, especialmente ahora que en el PLN andan diciendo que hay que volver a ser “socialdemócrata” y de “izquierda” (¡!). Suponemos que toda la bancada legislativa PAC votaría a favor de atacar duramente el fraude fiscal y estamos seguros de que toda la del Frente Amplio así lo hará. En el caso de la del PUSC (¿”dos” bancadas PUSC?), la incógnita es mayúscula dado el triste papel que ha venido jugando su diputada Rosibel Ramos Madrigal.
Como sabemos, ella coordina con el totalmente desacreditado Otto Guevara Guth, el filibusterismo parlamentario diario que bloquea la tramitación de la necesaria ley contra el fraude fiscal. Al final recordemos que este señor viene del “PLUSC” y que muchos de quienes le siguieron están volviendo a sus orígenes PUSC. Con “Los papeles de Panamá”, ya no quedaría duda alguna de los intereses que estarían defendiendo doña Rosibel y don Otto, si continúan filibustereando la ley del registro de accionistas.