PRIMERO: El reingreso del señor Mario Barrenechea Coto a la Gerencia General del Banco de Costa Rica (BCR) no solamente representaría pisotear la propia institucionalidad del banco, sino la del país mismo.
SEGUNDO: El mensaje a la ciudadanía es que desde las altas cúpulas político-tecnocráticas y gerenciales del Estado se pueden hacer cosas “creativas” y/o presuntamente indebidas que… ¡Nada pasará! El retorno de dicho jerarca no significa más que será la propia institucionalidad BCR, su personal y su clientela quienes han de enfrentar los impactos negativos de su polémica gestión.
TERCERO: La nueva presencia del Sr. Barrenechea Coto desestimulará, sensiblemente, el despliegue de un nuevo redimensionamiento del quehacer de su personal honesto (abrumadoramente mayoritario, ¡por dicha!), para enfocarse fuertemente en el servicio al país y a la clientela del BCR; para potenciar la recuperación del golpe a su imagen por los polémicos créditos del “cementazo”.
CUARTO: Con él retornará un clima de miedo, de autoritarismo y de incerteza en cuanto a la necesaria transparencia de la gestión luego de este episodio del BCR, quizás el más triste de su más que centenaria historia.
QUINTO: El señor Barrenechea Coto eliminó de la publicidad del BCR, su tradicional marca BCR con los colores rojo, azul y blanco colores patrios, por demás; obligando al uso por parte de su personal de camisetas con un no muy estimulante, más bien deprimente color negro, conteniendo un disminuido y casi invisible logo BCR. En materia de las ciencias de la publicidad y del mercadeo, esto no es más que ceder espacio a la competencia pues se renunció a la propia identidad comercial, más que posicionada en el consumo de los productos bancarios.
SEXTO: La gestión del señor Barrenechea Coto “aisló” al BCR de su pertenencia lógica y necesaria del más próximo entorno de sus importantes relaciones corporativas, dejando de pertenecer a la Asociación Bancaria Costarricense (ABC).
SÉTIMO: Su retorno siembra el pánico en los amplios segmentos del personal del BCR que siempre criticaron y/o se opusieron a su gestión; considerándose que su carácter personal es de mucho potencial confrontativo, tendiente al despotismo; y se teme por el ejercicio de cobro de facturas políticas; estimándose que vendrá con nuevas ocurrencias de “reestructuración” propiciando el cierre de departamentos, con despidos e incorporación al banco de nuevo personal pero de “su confianza”, “incondicionales”, valiéndose de sus propios dictados de transformación del sistema interno de negociación colectiva.
OCTAVO: En la época que se avecina, la del “post-cementazo”, el señor Barrenechea Coto no puede estar más al frente del BCR. El Banco de Costa Rica ocupa una gestión gerencial inspirada en los principios del real y verdadero gobierno corporativo.
NOVENO: Por el contrario, el país espera de él una profunda rendición de cuentas con las grandes “metidas de pata” de los créditos a la empresa emblemática del “cementazo”, Sinocem, otorgados por el BCR siendo él su Gerente General: los niveles de apalancamiento, la ´”peculiar” gestión de los desembolso de los recursos crediticios, la calificación y garantía del deudor, la laxa fiscalización y otros; cadena de errores de gestión que esperamos sean analizados en el marco de la nueva gestión instalada en la Fiscalía General de la República, a cargo de la Licda. Emilia Navas Aparicio.
San José, lunes 23 de octubre de 2017.
Albino Vargas Barrantes
Secretario General ANEP