por Heiner Gibson Diaz Cabezas
Presidente de la Seccional ANEP – Municipalidad de Heredia
Viajaba de Heredia a Alajuela, cuando al pasar por el aeropuerto pude disfrutar de la elevación de un gran avión sobre la pista. Esto me hizo recordar la experiencia que me comentara un amigo muy valioso respecto de su carrera como piloto hasta el momento de ser nombrado capitán de vuelo.
Resulta ser que mi amigo trabaja para una empresa de servicio aéreo muy seria que hace respetar en sus procesos protocolos internacionales de manera muy estricta, creo que es obvio, en el cielo no puede dejarse ningún evento a la deriva y un pequeño error puede significar un terrible y doloroso accidente.
De nuevo, en mi viaje a la Alajuela, al ver despegar aquella aeronave me preguntaba por qué razón en materia de seguridad pública no se siguen protocolos como los que utilizan en las empresas aeronáuticas.
Veo similitudes enormes entre un servicio y otro: 1) Se atiende personas 2) Requiere de conocimientos especializados y 3) Un error puede ser un evento terrible con consecuencias lamentables para toda la vida, como lo son el dolor, las penas de cárcel y las erogaciones económicas que jamás subsanan una pérdida humana.
Sé que parece fatalista, pero es la realidad cruda y cruel. ¿Por qué? Fenómenos como el etiquetado en nuestra juventud que por un mal procedimiento policial les puede llevar a delinquir, mal tratamiento de prueba que por un tecnicismo pueda dejar en libertad al culpable o manipulación de armas de fuego o escenas que hagan que una persona inocente reciba un disparo del arma de un oficial mal preparado son sólo algunas de las realidades que se pueden vivir.
En materia de seguridad pública, catalogado como una emergencia nacional por la Presidenta de la Republica, cuál es la inseguridad. Se han tomado mil fórmulas para combatir tanto los hechos delictivos, como ese sentimiento de seguridad inducida, que parte de una experiencia alejada a la persona, pero que toma como propia y crea ese desasosiego.
Dentro de estas formulas ha tomado fuerza la creación de cuerpos de policía en las Municipalidades. Sin embargo, lo que puede ser un prometedor mecanismo de estimulo a la cadena de administración de justicia, que estabilice la paz social y otorgue a las personas una justicia pronta, cumplida y accesible para todos y todas, pueda que se convierta en una terrible pesadilla que dé al traste con el ideal que se pretendía al instaurar tales departamentos policíacos.
Lo anterior parte del hecho que su director general es el alcalde de cantón, persona que en la mayoría de los casos no tiene la más mínima idea de que está dirigiendo. Luego encontramos un mal diseño del puesto que no establece con claridad de tareas y responsabilidades del puesto de policía municipal, seguido de un pésimo proceso de reclutamiento y selección del personal, mismo que en muchos casos podría verse afectado por intereses de algún partido político o pagos por favores al “pegar banderas“ a una persona.
Dentro de los males que pueden agregarse están la falta de capacitación técnica que permita a los y las oficiales elementos mínimos necesarios para tratar aprehendidos así como elementos de prueba en la escena de un delito.
Proyecto rescatable
El proyecto de policía en Costa Rica parte de un modelo de policía Español “policía 2000“, adaptado por Fuerza Publica desde el año principios del 2000, bajo el lema “policía de proximidad“.
La realidad del ser del noble cuerpo de policía de Fuerza Publica no le permite a plenitud desarrollar este proyecto y es en la policía cantonal donde se puede desarrollar toda su riqueza, tanto en verter recursos para el desarrollo de la policía municipal con un impacto positivo, así como el control institucional y aquel que cada ciudadano y ciudadana pueden ejercer.
La policía municipal conoce su sector y los males que le aquejan, adicional que la mayoría de sus miembros viven en alguno de los barrios que vigilan. En otras palabras responde a su propia realidad.
¿Qué se requiere?
Debemos partir de conciliar experiencias probadas en materia de seguridad pública con las promesas de campaña. Resulta vital desarrollar perfiles de puestos que tomen como requisitos conocimientos que se homologuen con la media de escolaridad de la población que se pretende servir. Luego es vital establecer un curso técnico policial especializado que permita a las y los prospectos adquirir conocimientos y desarrollar destrezas básicas, así como aquéllos que sean atinentes a la lectura de la criminalidad que se desarrolla en el cantón.
Otro punto de interés vital que podría verse como base de éxito a un proyecto de policía municipal es democratizar los procesos de reclutamiento y selección, invitando a todas las instituciones de educación superior para que estimulen a su estudiantado como egresados y egresadas para que participen de tales procesos.
En el caso de la dirección política, dado que descansa en el alcalde o alcaldesa es vital que cuente con asesoría letrada especializada en materia policial, así como de análisis policial que sirva de “staff” para la alcaldía y de línea para el mismo departamento de policía.
Por último, es necesario aplicar las nuevas tecnologías de la información como lo es la seguridad electrónica e instrumentos computarizados para identificación de personas, bases de datos y traslado de información a otras dependencias policiales o judiciales, no como un fin en sí mismo, sino como medio coadyuvante en la lucha objetiva contra la criminalidad.