La semana pasada les hablamos del tema de un nuevo paquete de impuestos que estaría proponiendo en próximas horas el actual Gobierno (ya de salida), por intermedio de su Ministro de Hacienda, el distinguido ciudadano Dr. Edgar Ayales Esna.
Dijimos que “Los y las de abajo no debemos, no queremos y no podemos pagar más impuestos”, haciendo alusión a la necesidad de una Transformación Tributaria Estructural que ocupa nuestro país en los actuales momentos de crecimiento de la desigualdad.
Lo que pretendemos es que el sistema tributario costarricense comience a avanzar hacia la progresividad (que paguen más lo que más tienen proporcionalmente hablando); abandonando la injusta característica de la regresividad (pagan más los que, proporcionalmente hablando, tienen menos).
En esta dirección, hemos lanzado la propuesta de establecer en nuestra patria lo que en varios países de la Unión Europea (UE), se viene impulsando como el “impuesto Robin Hood” (“The Robin Hood Tax”, en inglés); que es un impuesto aplicado a las transacciones que realizan las entidades financieras entre sí, con lo cual habría miles y miles de millones de euros para (entre otras políticas), combatir la pobreza (dentro y fuera de la UE), atajar el crecimiento de la desigualdad y combatir los dolorosos tormentos que están sufriendo los pueblos trabajadores de muchas naciones del “viejo continente”. El impuesto “Robin Hood” hace alusión a la leyenda del “bandolero” británico Robin Hood que le robaba plata a los ricos para repartirla entre los pobres.
Recientemente una nota periodística costarricense nos comentó acerca de que la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef), “reforzó la vigilancia de las transferencias bancarias iguales o superiores a los $10.000…” (Diez mil dólares, o 5 millones de colones); “como parte del incremento de la supervisión del lavado de dinero y financiamiento al terrorismo”… No hay duda: esta directriz es muy oportuna y necesaria. (La Nación, viernes 27 de setiembre de 2013, página 24A).
Lo que más nos llamó la atención de tal noticia, fue la mención que se hace a la cantidad de operaciones o transacciones financieras que en los bancos del país se hicieron durante solo un año, el 2012, moviendo montos iguales o superiores a los 10 mil dólares: ¡Un millón setecientas mil (1.700.000) transacciones u operaciones financiero-bancarias en suelo tico! ¡Qué cantidad de plata! Veamos:
Supongamos que cada una de esas 1 millón 700 mil operaciones financieras realizadas en suelo tico durante el año 2012, sean todas de 10 mil dólares (es decir, que ninguna supere esta cifra), entonces estamos diciendo que en los bancos ticos se movieron, solamente en ese año 2012, ¡17 mil millones de dólares! (en números, 17.000.000.000).
Ahora bien. Convirtamos esos ¡17 mil millones de dólares! en colones, a 500 pesos por dólar. Entonces tenemos, nada más y nada menos que, ¡ay Dios mío!: ¡8 BILLONES, 500 MIL MILLONES DE COLONES! En números: 8.500.000.000.000.
¡Impresionante! Solamente en el 2012, en transacciones financieras en los bancos del país se movió esa gigantesca, sideral, inimaginable para los “viles mortales”, cantidad de plata: ¡8 BILLONES, 500 MIL MILLONES DE COLONES!
Cierto especialista en finanzas públicas nos indicó hace algún tiempo, no mucho, de que un punto porcentual de lo que llaman el Producto Interno Bruto (PIB), en el caso costarricense, es del orden de los 200 mil millones de colones (200.000.000.000).
Entonces, ¡esto es una locura!: En el año 2012, las transacciones financiero-bancarias en suelo tico, fueron del orden del ¡41.5 del PIB! Este dato sale de dividir los 8 billones 500 mil millones de colones, entre los 200 mil millones de colones que representa cada punto porcentual de PIB.
En realidad nos cuesta creer en semejantes movimientos de capital por los bancos nacionales. Pero parece que es así, repetimos, considerando 1 millón 7 mil transacciones financieras y que todas fueran únicamente iguales a los 10 mil dólares.
Pero, ¿cuántas más son mayores a los 10 mil dólares? Entonces, aquí en Costa Rica, anualmente, por medio de los bancos, se estaría moviendo plata mucho mayor a los ¡8 BILLONES, 500 MIL MILLONES DE COLONES!
Ahora, imaginen ustedes, los y las de abajo, ¿qué pasaría si aquí existiera un impuesto del 1% a cada una de esas 1 millón 700 mil transacciones financieras anuales en los bancos ticos? Es decir, que en Costa Rica el impuesto “Robin Hood” fuera del 1%…
Pues el Estado tendría ingresos frescos por el orden de los 85 mil millones de colones al año: apenas un 0.42 de PIB. Compare un 0.42 de PIB con un 41.5% de PIB. ¡Nada que ver! Es decir, la gente que tiene plata y que la mueve de un banco a otro producto de este tipo de operaciones financieras, seguiría teniendo mucha plata si tan sólo el impuesto “Robin Hood” fuera en Costa Rica, del orden del 1%.
En realidad, esperamos que esa información periodística acerca del 1 millón 700 mil transacciones financiero-bancarias que ocurrieron en suelo nacional en el 2012, sea sumamente exacta, porque ha dejado al desnudo de que si se habla de nuevos impuestos, éstos deben ser aplicados para “los de arriba”. Y este es tan sólo un ejemplo de un ajuste tributario por el lado de los que más tienen.
Los datos comentados certifican, reafirman, legitiman nuestra prédica de que “Los y las de abajo no debemos, no queremos y no podemos pagar más impuestos”, como se tituló nuestro comentario de la semana pasada.
Pero, ¿cuál es la gente, cuáles son los grupos corporativos, cuáles las entidades bursátiles, cuáles son los consorcios empresariales que mueven, por año, semejante cantidad de plata en las entidades financieras ubicadas en territorio nacional? No lo sabemos.
Lo que sí podría uno especular es que sino todos, muchos de ellos, deben ser los que se “ofrecen” a prestarle plata al Gobierno habida cuenta de su déficit fiscal y su “faltante” en las finanzas públicas. Porque estamos casi seguros de que el tema del traído y llevado déficit fiscal esconde un gran negocio de usura y préstamo cada vez que el Ministerio de Hacienda sale a buscar plata para que el Gobierno funcione, colocando sus bonos, tanto nacional como internacionalmente.
Es indudable que esta situación se debe a la naturaleza capitalista de la especulación financiero-bancaria de corte internacional y de signo neoliberal, que es la que controla los verdaderos resortes del poder hegemónico dominante en la actualidad.
Como vemos, estamos de cara a tan solamente un único ejemplo de que cualquier ajuste en el sistema impositivo costarricense debe darse por el lado de las grandes fortunas, de los abusivos capitales acumulados, del dinero especulativo. Por eso reiteramos que “los y las de abajo no debemos, no queremos y no podemos pagar más impuestos”.