La frase del título es del papa Francisco y me parece genial. La dijo en su reciente visita a México y la escuchó todo el mundo pero no creo que le hagan mucho caso. A los explotadores del trabajo ajeno hay que obligarlos a pagar salarios justos y ofrecer trabajo decente. Obligarlos a pagar las horas extra, los días feriados, las cuotas de la Caja Costarricense del Seguro Social, reconocer el tiempo asignado a la maternidad.
El Ministerio de Trabajo y Bienestar Social está haciendo algo, me parece que más que la administración anterior, pero todavía falta mucho. Pero harían mal los trabajadores si se quedan esperando que la justicia caiga del gobierno, como la lluvia del cielo. SOLO LOS TRABAJADORES ORGANIZADOS LOGRAN JUSTICIA. Esta no se pide, se arrebata. No estoy hablando de métodos violentos pero sí métodos de presión social y política. La Iglesia avala la huelga como recurso legítimo y desde 1891 recomienda la organización sindical, para “que no haya necesidad de ser explotado para trabajar”.
Dice también el papa Francisco: “¡Los pobres no sólo padecen la injusticia sino que también luchan contra ella!”
Y continúa en un discurso dirigido a líderes de movimientos sociales y populares:
“Los pobres no se contentan con promesas ilusorias, excusas o coartadas. Tampoco están esperando de brazos cruzados la ayuda de organizaciones no gubernamentales, planes asistenciales o soluciones que nunca llegan o, si llegan, llegan de tal manera que van en una dirección o de anestesiar o de domesticar. Esto es medio peligroso. Ustedes sienten que los pobres ya no esperan y quieren ser protagonistas, se organizan, estudian, trabajan, reclaman y, sobre todo, practican esa solidaridad tan especial que existe entre los que sufren, entre los pobres, y que nuestra civilización parece haber olvidado, o al menos tiene muchas ganas de olvidar”. Todo eso o dijo el martes 28 de octubre de 2014.
Ninguna organización sindical es perfecta que más imperfecto es no organizarse. Eso lo digo yo.