Nosotros conocemos y entendemos la dinámica policial, comprendemos su entorno y a partir de esto, hacemos nuestro análisis de la criminalidad que tiene hoy “sumergido” a nuestro país en una incidencia delictiva que está cobrando vidas humanas con un promedio de dos decesos por día, se presume esto es producto de la actividad del narcotráfico y las “guerras” entre pandillas o grupos dedicados a esta actividad que disputan territorio, sin embargo, lamentablemente inclusive se vieron afectadas personas inocentes, que no tienen ninguna relación con grupos delictivos.
Por el incremento de la actividad delictiva, nos parece oportuno analizar desde todas las aristas posibles este “fenómeno”, por ejemplo; Nosotros hemos señalado, sobre las condiciones desventajosas en que trabajan nuestras y nuestros compañeros de la Fuerza Pública.
Es claro que el aumento en las actividades del crimen organizado, está implícito el incremento en los decomisos de drogas, esto por cuanto es evidente que nuestro territorio dejo de ser zona de “transito” para convertirse en zona de almacenaje, y con esto se asocia de manera directa la criminalidad actual.
La situación del momento, y la naturaleza policial deben ser observarse y ejecutarse con seriedad, nunca nos pareció razonable que nuestros policías fueran enviados a “vender copos” por citar un ejemplo, pero podríamos señalar otras situaciones que se dejaron de hacer o se hicieron mal, y hoy se está recogiendo la “cosecha”, por eso decíamos que la anterior administración, estaba trabajando a base de “mercadeo de imagen” y eso policialmente no es suficiente, ¿Por qué no se tenían identificados esos grupos delictivos? ¿Cómo se fueron formando? Vemos como en Limón ya no fue suficiente con anunciar la “toma” de la provincia, ¿nos volvimos previsibles?. Es tiempo de cambiar modelos…
Se deben evaluar los programas de prevención y contención, recordemos que la tarea principal de la Fuerza Pública, es prevenir la comisión de actos delictivos, y en esto debemos señalar, se necesita de estrategias operativas que no sean fácilmente identificables por la delincuencia, que igual monitorea las actividades policiales.
Es imperativo, permitir la contratación de nuevas plazas policiales, por cuanto conocemos en promedio mensualmente sesenta funcionarios dejan sus puestos por diferentes razones, claro es preciso mejorar los filtros y los procesos de selección que minimicen el riesgo de que un funcionario a escasos dos años de servicio, este inmenso en actos de corrupción.
Hoy la realidad nacional nos dicta es preciso planificar sobre cómo se mueve la criminalidad, y sobre cómo podemos dotar de adecuada capacitación a nuestros policías, para ejercer un verdadero combate a la actividad delictiva.
Esto conlleva la necesidad de modernizar y adecuar al momento histórico la malla curricular de la Escuela Nacional de Policía.
También es necesario “aterrizar” con la implementación del manual de clases policiales que se anunció desde finales del 2013, y buscar la fórmula para que este beneficie a la mayoría posible, esta expectativa, está generando desazón, incertidumbre, desánimo y desvía la atención de las y los funcionarios, que esperan obtener un salario mejor, acorde a los riesgos que se viven cotidianamente.
Por eso una vez más señalamos, no se debe recortar presupuesto en Seguridad Ciudadana, en eso estamos de acuerdo con el señor Ministro, y confiamos en que ejecute pronto los cambios que en materia de planificación y dirección el país requiere en materia de seguridad, que establezca mejores mecanismos de control interno y rendición de cuentas, para garantizar el buen uso de los recursos, apoyamos el presupuesto de seguridad ciudadana, porque están en juego la Seguridad y la Paz Social.
En estos tiempos, ninguna “diferencia” político-ideológica, debe estar sobre el interés general y el bien común.