Los fundamentalistas del filibusterismo parlamentario siguen en su extremista cruzada para propiciar el daño de toda la sociedad, al seguir bloqueando el trámite legislativo de las más urgentes leyes tributarias requeridas para darle un poco más de justicia al “prehistórico” sistema tributario costarricense, el cual fue diseñado para permitir todas las formas de evasión y de elusión fiscal imaginables y truculentas, así como para facilitar la concentración de la riqueza y de los beneficios del crecimiento económico en pocas manos; pues la afirmación contundente de que en Costa Rica tributa más, proporcionalmente hablando, el que menos tiene, ahora se juntó con el no menos contundente dato de que el robo de impuestos en todas sus formas, descaradamente “creativas”, llega a la espantosa cifra de 8.5 puntos porcentuales del Producto Interno Bruto (PIB).
“Los papeles de Panamá” y más allá de sus ahora intrigantes causas motivacionales reales, han tenido la virtud de dejar al desnudo todo este pernicioso sistema de podredumbre tributaria e inmoralidades ético-morales en este asunto de la fiscalidad.
La fiscalidad, sistema que “engloba el conjunto de normas y reglamentaciones en vigor en materia fiscal, así como la legislación aplicable, y así como la totalidad de la normativa y de los procedimientos relativos a la administración fiscal y al cumplimiento de las obligaciones fiscales” (definición del diccionario electrónico Wikipedia), requiere transformaciones estructurales para el caso costarricense.
En tal sentido, hemos estado apoyando desde la corriente sindical en la cual militamos, varias iniciativas de ley para iniciar esas transformaciones; y, por ejemplo, el establecimiento del registro de accionistas de los beneficiarios finales de las sociedades anónimas resulta estratégico y fundamental. La furia del egoísta, codicioso y ambicioso alto corporativismo gremial empresarial ante la posibilidad de que esto sea ley de la República, nos constata lo relevantemente importante que significa para el bien común que Costa Rica tenga ese registro de accionistas.
Al respecto de este asunto de la fiscalidad estamos notando lo que podría constituir importantes señales de que empieza a plantearse, en el plano internacional, esta necesidad de transformación tributaria estructural por el lado de la progresividad; y, al respecto, bien harían las personas asesoras de esos fundamentalistas extremistas del filibusterismo parlamentario, por lo menos, en hojear los notables documentos y pronunciamientos que se están dando a conocer por estos días y que, como es lógico suponer, no son temas de prensa para la agenda de los latifundios mediáticos hegemónicos que están al servicio del capital neoliberal. Vamos al punto…
En esta misma columna les comentamos acerca de la investigación “Tributación para un crecimiento inclusivo”, elaborada por la Comisión Económica para la América Latina y el Caribe (CEPAL), adscrita a la Organización de las Naciones Unidas (ONU); la cual, en conjunto con la prestigiosa multinacional organización no gubernamental OXFAM International, han afirmado que “la concentración del ingreso y la riqueza están en el corazón de la desigualdad en la región”.
Aparte de recomendarles a esas gentes que, por lo menos, lean aunque fuera la portada del documento “Tributación para un crecimiento inclusivo” ya mencionado desde la semana pasada en esta columna, como dijimos; les mencionamos estos otros tres para que, mínimamente, tomen nota de que existen:
1) “Evasión tributaria en América Latina: Nuevos y antiguos desafíos en la cuantificación del fenómeno en los países de la región”;
2) “Panorama fiscal de América Latina y el Caribe 2016: Las finanzas públicas ante el desafío de conciliar austeridad con crecimiento e igualdad”;
3) “Estudios del cambio climático en América Latina: La reforma fiscal ambiental en América Latina”.
Como es lógico suponer, es imperiosa la necesidad de tener estos documentos para estudio y para consulta y se requerirá tiempo a fin de aquilatar y justipreciar sus contenidos desde una perspectiva crítica y propositiva acerca de una nueva fiscalidad costarricense centrada en la promoción del bien común, en el mejor empleo de los recursos públicos, su sana administración en escenarios de transparencia absoluta y la demanda de responsabilidades por su mala utilización, incluso en casos de corrupción con ellos.
Lo que sí resulta contundente es que el tema de la fiscalidad como asunto estratégico para la sana convivencia de sociedades democráticas que realmente pretenden serlo y para sociedades amenazadas y penetradas por el narcotráfico y por el crimen organizado (tal y como es el caso costarricense), llegó para quedarse.
Toda la sociedad cívicamente patriótica y todas las organizaciones sanas de la misma, no deben permanecer pasivas ante la insana, irresponsable, irracional y sospechosa resistencia contra las leyes del fraude fiscal que están mostrando personas como el diputado Otto Guevara Guth y la legisladora Rosibel Ramos Madrigal, en escandalosa alianza de gran opacidad que bloquea esa necesaria legislación contra el fraude fiscal.
Por otra parte, resulta realmente notorio que en la Unión Europea (UE), estén planteando el lanzamiento de una “nueva ofensiva contra la opacidad fiscal”, como se ha dado a conocer por estos días. Según la primera nota de prensa que leímos, la UE promoverá un plan que “sigue las recomendaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), bautizadas BEPS (Base Erosion and Profit Shifting, término en inglés para la optimización fiscal), acordadas el año pasado por los líderes del G20”.
Tales decisiones de la UE producto, en parte, del impacto de “Los papeles de Panamá”, es porque ya, al parecer, es imposible y criminalmente intolerable la existencia de paraísos fiscales a las cuales llevan su plata, con ropaje legal y sin él, los pillos ladrones de impuestos que en abrumadora mayoría pertenecen a los sectores pudientes de sociedades como la costarricense.
Debemos abordar más este punto en próximas entregas pues no es justo que la amplísima cobertura mediática de “Los papeles de Panamá”, invisibilice la naturaleza del aporte sostenido y sistemático de larga data, por parte de una serie de organizaciones sociales y sindicales globales que llevan mucho tiempo combatiendo el fraude fiscal de las corporaciones multinacionales y sus sucios refugios para evadir impuestos, como lo son los paraísos fiscales.
Hay que hacer honor, en tal sentido, a la gran coalición civil y de organizaciones de trabajadores cuyas posiciones han sido fundamentales para que ahora la UE, por lo menos en su discurso político, esté planteando “una nueva ofensiva contra la opacidad fiscal”: el Consejo de Sindicatos Mundiales (Global Unions), OXFAM International, ActionAid, Alliance Sud, CCDF-Terre Solidarie, Christian Aid, la Alianza Mundial por la Justicia Fiscal, la Red de Justicia Fiscal, el Consejo Mundial de Iglesias y la Internacional de Servicios Públicos (ISP). A ésta última pertenece la ANEP y mediante ella estamos involucrados en esta cruzada internacional de los movimientos sociales por una real justicia tributaria planetaria y una nueva fiscalidad internacional volcada hacia el bien común.
Finalmente, nos preguntamos: ¿cómo pretenden meternos en la OCDE si para establecer en Costa Rica sus recomendaciones “BEPS”, se está mostrando temeraria y férrea resistencia dentro del parlamento (en forma abierta) y fuera de él (entre las bambalinas del poderío hegemónicamente económico que quedó pringadititico con “Los papales de Panamá”)…