Robo de impuestos: El Ministerio de Hacienda nos da la razón

Sí, efectivamente, el robo de impuestos en Costa Rica es, si se quiere, el más grande delito que se comete en el país; tanto por las cantidades de dinero involucradas, como por los impactos negativos que para el bien común tiene semejante crimen social.

Las más altas autoridades políticas del citado ministerio, avaladas por sus “_jefaturas transnacionales_” (en este caso, por el Fondo Monetario Internacional, FMI), indicaron, públicamente, que en Costa Rica, solamente en el año 2010, el robo de impuestos fue del orden del ¡billón cien mil millones de colones!

A riesgo de equivocarnos, en números, tan astronómica cantidad se escribiría así: 1.100.000.000.000. Si usamos una medición muy utilizada en el mundo económico-financiero, lo que llaman el PIB: Producto Interno Bruto, esa gigantesca cantidad equivale a casi 6 puntos porcentuales del PIB (un punto de PIB es, más o menos, unos 200.000.000.000 doscientos mil millones de colones)

Para que tengamos noción de la magnitud de las cifras de las que estamos hablando, ¿recuerdan ustedes todo el “_bochinche_” nacional que se armó por el paquetazo de impuestos que la señora Presidenta quería que la Asamblea Legislativa le aprobara? Pues bien, el Gobierno lo que quería recaudar con esos nuevos impuestos era, únicamente, un 1.5 de PIB; unos 300 mil millones de colones (300.000.000.000).

Es decir, que el Gobierno de doña Laura Chinchilla Miranda habría “_salidos de apuros_” financieros, sin paquete de impuestos, con solamente haber recaudado la cuarta parte del billón cien mil millones de colones que se robaron en impuestos solamente en el año 2010.

Nosotros pensamos que las autoridades de Hacienda se quedaron cortas con el reconocimiento que hacen acerca de la magnitud del robo de impuestos que se da en Costa Rica. Nosotros pensamos que es muchísimo mayor si, por ejemplo, hablamos de todos los tipos de exoneraciones y de exenciones de impuestos producto de una serie de regímenes de privilegio tributario al respecto. Estudios realizados conjuntamente entre el propio Ministerio de Hacienda y la Universidad Nacional (UNA), nos hablan de que por esta vía el fisco pierde, prácticamente, otro 6% de PIB.

Ahora bien, está claro que no todas las exenciones ni todas las exoneraciones son malas para las finanzas públicas; sin embargo, es real que en este ámbito de la política tributaria e impositiva del país, ha habido una verdadera fiesta para beneficio de determinados grupos.

Dice un refrán que “_a confesión de parte, relevo de prueba_”. Las causas estratégicas del déficit fiscal están, en esencia, en el robo de impuestos bajo todas sus formas; especialmente, la evasión pura y simple; en la elusión (utilización de maniobras y artimañas legales para no pagar lo que corresponde); en las exenciones y las exoneraciones, por ejemplo.

Mal hace el señor Ministro de Hacienda, el señor Ayales Esna, en atacar a las personas trabajadoras asalariadas del sector Público que devengan algún tipo de plus salarial, intentando ponerlas ante la opinión pública como las culpables del déficit fiscal.

“_Olvida_” dicho jerarca que si hay personas que en este país pagan puntualmente sus impuestos, son las personas trabajadoras asalariadas que no tienen “_escapatoria_” alguna para no honrar sus responsabilidades tributarias para con el bien común.

Un profesional del Gobierno Central que con esos pluses puede ganarse un salario de poco más de un millón de colones, mensualmente paga su impuesto sobre la renta porque se lo deducen del salario. Una trabajadora oficinista, también del Gobierno Central y quien solamente tiene como plus salarial sus anualidades, tiene un salario que no le hace pagar renta pero sí impuesto sobre las ventas cada vez que va al supermercado o a la pulpería a comprar comestibles. Y en el caso del profesional, también paga este impuesto. Paga, rigurosamente, al menos, dos impuestos. Esto mismo pasa con las personas trabajadoras asalariadas del sector Privado.

En esta lucha por la Transformación Tributaria Estructural que ocupa nuestra Patria no descansaremos. El tema ha sido abordado desde nuestro lado de la acera con bastante responsabilidad. A este Gobierno le ha importado un bledo los aportes sindicales en tal sentido, motivados por la imperiosa necesidad de que la política pública costarricense vuelva por sus senderos originales: la promoción del bien común.

En este país, es la “_gente de abajo_” es la que lleva el grueso, proporcionalmente hablando, de la carga tributaria. Bien haría el señor Ministro de Hacienda, que se le “_vino a patadas_” a la gente asalariada del sector Público por tener pluses e incentivos salariales; en explicarnos cuánto tributarán los banqueros, ahora que se ha dado a conocer que solamente en los primeros seis meses de este año, han tenido utilidades por el orden de los ¡95 mil millones de colones! Bien haría en explicarnos, si siempre han tributado en correspondencia directa a tan escandalosas ganancias.

Debemos reconocer que el combate a la evasión tributaria es ahora más difícil que antes ante el enojo ciudadano por el desastre nacional con la “construcción” de la trocha norte fronteriza con Nicaragua; proyecto en el cual se perdieron, se esfumaron, se desaparecieron, se robaron, unos ¡40 mil millones de colones! ¿Pagar impuestos para que se los roben de tal forma? Es lo que muchos se cuestionan, lastimosamente. Sin embargo, pese a ello, la sostenibilidad fiscal del país pasa por la Transformación Tributaria Estructural por la cual venimos luchando hace ya bastante tiempo.

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