A pocos días del 26 de noviembre, fecha indicada por la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (más conocida como Sala Cuarta), para emitir criterio crucial acerca de la constitucionalidad o no (parcial o total; por la forma y/o por el fondo), del combo fiscal; surgen reflexiones imposibles de “objetividad” política, si consideramos que nos hemos visto inmersos en una polarizante confrontación de clase muy contundente, si usted repara en las alineaciones más evidentes de los dos polos en pugna respecto al combo fiscal: el capital vs. el trabajo.
Del lado del capital, hemos visto la activa militancia político-ideológica de diversos medios de prensa, especialmente los de carácter de latifundio mediático; expresando los intereses de clase inherentes a esa visión de sociedad “todo mercado”; visión que concibe el papel del Estado en una perspectiva totalizante como facilitadora de un proceso único de concentración de riqueza, básicamente.
En este enfrentamiento de clase, el capital ha contado en su favor con la más fuerte ofensiva de los últimos tiempos, a cargos del periodismo del odio de los latifundios mediáticos, ; desplegándose la más perversa campaña de manipulación de la opinión pública jamás vista en la historia republicana contemporánea, utilizándose varios de los 11 postulados de la propaganda nazi elaborados por Joseph Goebbels.
Del lado del trabajo, tenemos la expresión obrera de calle, concretada en la Huelga Patriótica contra el combo fiscal, con el protagonismo incuestionable de las organizaciones sindicales magisteriales, junto a otras agrupaciones del Movimiento Sindical Costarricense involucradas en intensidades diversas y momentos específicos a lo largo de estos 70 días que lleva tal movimiento, al domingo 18 de noviembre de 2018.
La huelga evidencia, también, estandartes político-ideológicos, con base en una perspectiva de convicción acerca del papel necesario e imprescindible del Estado en una sociedad que tiene retos graves como el incremento de la desigualdad, la exclusión, la corrupción, la violencia en todas sus manifestaciones, así como el disolvente social que representa el crimen organizado y el narcotráfico.