“Santo Fraude”: Para creer en un pueblo que lucha contra la corrupción

La noche del viernes 29 de enero, en el Auditorio de la Facultad de Derecho de la Universidad de Costa Rica, se vió colmada de jóvenes, adultos, adultos mayores. Hombres y mujeres que, de una u otra forma, asistieron con la expectativa de ver culminado, enterrado o exorcizado un momento histórico de Costa Rica que jamás será olvidado.

Una forma de recapitular una historia que ya todos y todas conocemos, vivimos y luchamos. Una forma de “tomar” todo eso y hacerle frente para continuar.

“Es lo que necesitaba ver”, “ahora me siento mas tranquila”, “es indignante y me dan ganas de seguir luchando contra tanta corrupción”, “es triste, pero es la realidad contra la que tenemos que luchar”, son algunas de las frases que cientos de personas salieron expresando, sintiendo en lo más profundo de su pecho.

El documental de Alexander Rojas y Pablo Cárdenas, de 1:30 minutos, recoge muy bien todo el proceso fraudulento hacia el TLC que este pueblo nunca olvidará. “Aún tiene algunas fallas técnicas que vamos a corregir”, dijo Cárdenas al finalizar la presentación, “son tiempos importantes en los cuales este documental puede incidir en buenas desiciones”.

Todo el proceso de engaño, mentiras, manipulación; todo el proceso de “compra de conciencias”, de terror mediático, de ingerencia norteamericana, todo está prefectamente colocado en una línea de tiempo que nos lleva y nos trae para nunca más olvidar y retomar fuerzas para continuar la lucha contra la corrupción y la mentira.

La Unidad de Información y Comunicación, UIC, de ANEP, quiso “guardar” también ese “momento histórico” que debe permanecer en nuestras retinas y en nuestros corazones, para luchar contra el “verdadero enemigo” de la paz, la justicia y la democracia.

Veamos:

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Para bajar todo el documental para verlo en su computadora haga clic aquí

Puede verlo en línea el el Blog de Santo Fraude

Agregamos también este fantástico artículo de Isabel Ducca para complementar el sentimiento provocado por los productores de “Santo Fraude”.
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El “Santo Fraude”

Isabel Ducca D.

Así se llama el documental de Pablo Cárdenas acerca del proceso que dio como resultado el “robo” del referéndum del 7 de octubre del 2007. Pablo Cárdenas fue el creador de “Oro por cuentas de vidrio”, el primer vídeo que circuló acerca del nefasto TLC.

El documental, como el mismo director lo dijo, tiene problemas formales que corregir, pero consideraron necesario darlo a conocer antes de las elecciones. Decisión más que acertada. Nuestro interés por tanto es sobre el contenido. Para quienes nos involucramos totalmente en la lucha contra el TLC, no afirma nada que no supiéramos o hubiéramos denunciado antes. Sin embargo, el material audiovisual aporta evidentemente una prueba testimonial que los textos escritos en pocas ocasiones logran y se requiere un proceso de escritura extenso para explicar y documentar. El audiovisual permite una síntesis con los actores y actrices fundamentales.

Trataré de centrarse en los dos hilos que le otorgan una coherencia al texto y lo establecen como una brillante síntesis del proceso de fraude. El primero gira acerca de los protagonistas del “santo fraude”. Es decir, la cópula neoliberal, encabezada por los hermanos Arias Sánchez, su séquito y la gran prensa comercial con los medios de comunicación masivos. El documental en ningún momento, enjuicia o califica a nadie.

Tiene otra gran virtud: muestra las andanzas recogidas de los noticieros por el Vaticano hasta las más alejadas remotidades de nuestro país. Escenas que recuerdo como páginas que ni del mejor escritor podría documentar: Arias ofreciendo las motos y los BMW: Arias dando el tornillo para un puente que nunca llegó; Laura Chinchilla alzando brazos con Arias y Kevin Casas; Sobrado oficiando el 7 de octubre la “eucaristía del voto”; la jerarquía católica en brindis con los Arias; y así sucesivamente.

El otro hilo conductor lo estructuran los testimonios de las víctimas que fueron obligadas, chantajeadas y amenazadas a votar por el SÍ. Reitero que el documental no las llama víctimas, ni ellas se nombran de esa forma. Cuentan lo que les sucedió. Palabras que tampoco olvidaré y resonarán en mi memoria mientras viva: “El puente de las promesas”, un habitante de algún lugar, creo que de Guanacaste, afirma y la cámara lo enfoca que ese puente nunca será arreglado porque es el puente que elige presidentes, diputados, regidores… ; la inspectora de maquila, en cámara oscura, que narra de su conocimiento de que la fábrica cerraba y aún así obligaron a los y las trabajadoras a votar por el SÏ, porque de lo contrario la fábrica cerraba; y no narro más porque hay que ver el documental. La escena del tornillo ni siquiera Fellini se la imaginó, pero la dejo en el tintero para que busquen el documental.

Esos dos hilos conductores se amarran con el papel jugado por el Memorando del Miedo, por los noticieros y, por supuesto, la actuación del ex embajador estadounidense, la famosa carta de Susan Swab, la entrevista de CNN del innombrable que se dice periodista, y tenemos el GRAN ASALTO AL PUEBLO COSTARRICENSE, a promesa armada de esperanza. Lo único que han recogido esas víctimas y así lo expresan es desesperanza.

¿Cuántos bonos, diarios, chantajes, mentiras, tornillos estarán ofreciendo o repartiendo para ver si logran seguir dándonos el mismo veneno neoliberal? Pero esta vez la cucharada nos la repartiría, si es que queda, una “patriarca”, cómplice y actriz protagonista del Santo Fraude, junto a Kevin Casas y Fernando Sánchez.

Como parte del veneno ideológico, los neoliberales hablan del olvido. Laura Chinchilla enfatiza que no guarda rencor. ¿Por qué va a guardar rencor si ella es parte activa de los victimarios sociales? ¿Cuándo ha guardado rencor el agresor o la agresora? Lo que requiere siempre es olvido para seguir impune.

Y, por supuesto, como ella no escucha a las víctimas, como si lo hace el documental, no sabe que el pueblo no guarda rencor, tiene dolor y desesperanza, dejó de creer en esas figuras.

¿Cómo vamos a ir a votar este 7 de febrero? ¿Con el recuerdo de la tragedia histórica del domingo 7 de octubre? O, ¿sumisos y castrados frente a una “madre autoritaria” y patriarcal que nos ordena olvidar porque de lo contrario nos castiga culpabilizándonos y llamándonos rencorosos”?

Somos adultos y adultas, no requerimos mandatos de una madre y menos si está es absolutamente patriarcal.

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