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Tales transformaciones están inspiradas en las concepciones neoliberales de concentración de la riqueza y de desaparición de todas aquellas entidades que habían venido siendo pilar fundamental de lo que en otro momento conocimos como el Estado Social de Derecho, como el Estado Benefactor, como el Estado Solidario.
En los últimos tiempos, ha estado en el tapete de la discusión de las esferas políticas y económicas que hegemonizan el poder real en nuestra Patria, el tema energético; concretamente, el tema de la electricidad que, hasta la fecha, ha estado principalmente en manos, del ICE.
A lo largo de los últimos años son incontables las iniciativas de proyectos de ley que de una u otra manera buscan transformar, radicalmente hablando, la concepción de la prestación del servicio eléctrico a la población nacional; para quitarle su histórica y tradicional concepción de servicio público solidario, convirtiéndolo en mera mercancía, con fines de lucro y para acrecentar los capitales privados que ya se han introducido en este estratégico aspecto de la vida nacional.
Así ocurrió, por ejemplo, con la ley 7200 que autorizó la cogeneración eléctrica privada que por muchísimo tiempo sangró las finanzas del ICE, llegándose a un escandaloso punto en que produciendo apenas el 12 % de la generación eléctrica nacional, se llevaban para sus arcas privadas casi el 30 % del presupuesto del sector eléctrico del ICE. ¡Negocio redondísimo!
Ahora estamos de cara a una nueva ofensiva del capital para incrementar el negocio con el suministro de energía eléctrica. La Administración Arias Sánchez primero, y la actual, junto con las cámaras empresariales y algunos medios de comunicación ya conocidos, han estado fomentando nuevas iniciativas de ley para ampliar la inserción del capital privado en la generación eléctrica.
Solamente que, ante lo que resultó ser un escandaloso negocio al amparo de la ley 7200, bastante cuestionado legal, moral y éticamente; ahora emplean el chantaje del miedo, alegando que el ICE es “incapaz” de ofrecer toda la energía necesaria que el país ocupa en el corto, mediano y largo plazo; y, por ende, hay que abrirle el campo al sector privado, prácticamente sin restricciones de ningún tipo. Se ha llegado al colmo de pretender alarmar a la ciudadanía con supuestos apagones que “ya tenemos encima”, sino se aprueba el actual proyecto de ley de electricidad.
Por el contrario, algunas fuerzas parlamentarias para las cuales la promoción del bien común sigue siendo un valor democrático, están promoviendo otra iniciativa de ley dentro de la cual el ICE quedaría “armado” para realizar una nueva fase de su exitosa carrera en el ámbito del suministro de electricidad a la población, de tal suerte que tuviera las herramientas suficientes para implementar la planificación de construcción de sus nuevos proyectos para la provisión de la demanda eléctrica por venir.
Sin embargo, es tal la glotonería de ese capital eléctrico que la mencionada iniciativa de ley fue rechazada ad portas, sin siquiera permitir un debate mesurado e integral de una legislación que tendrá un poderoso impacto en el futuro del país.
Por suerte, la destrucción del exitosísimo modelo de suministro de energía eléctrica que nos brinda el ICE, no se ha consumado, gracias a la resistencia diversa que se ha venido ejerciendo en el mismo parlamento y fuera de él, a través de argumentaciones sumamente sustentadas, técnica y científicamente, de que el ICE, si se lo permiten y si le dejan de poner trabas y zancadillas, puede seguir produciendo la demanda futura de electricidad nacional.
Esa labor patriótica y cívica de impedir la transformación del modelo eléctrico nacional en una cuestión de mera mercancía para el lucro privado, requiere del apoyo de la gente, del pueblo, en estos momentos donde se nota un incremento en la presión para desmantelar el papel del ICE en dicho modelo.
Con mucha alegría y esperanza nos hemos enterado de que las organizaciones sindicales y gremiales del ICE, agrupadas unitariamente en el ya histórico FIT-ICE, están decididas a manifestarse en defensa de este patrimonio público que es el modelo eléctrico a cargo del ICE; y que harán explícita su defensa del mismo con una primera acción de calle en el mes de la Patria, setiembre, ya encima.
Como vemos, está en puertas una acción ejemplarizante en el marco de lo que denominamos Sindicalismo Ciudadano, pues los gremios del ICE levantan esta bandera del servicio eléctrico con sentido patriótico y nacionalista, a favor de toda la población. En este contexto, todas las organizaciones sindicales y sociales debemos sumarnos a tal esfuerzo
Además, haciendo gala de su actitud responsable para con estas causas, el FIT-ICE tiene ya en preparación una propuesta alternativa sobre el tema de las necesidades eléctricas futuras del país, fomentando una discusión nacional sobre el futuro eléctrico de Costa Rica.
Tres parecen ser elementos fuertes a considerar al respecto. Primero, que la electricidad no puede ser reducida a una mera mercancía para propósitos de lucro privado; segundo, que debemos, como país, ser responsables en el manejo, preservación y utilización de las fuentes de energía renovables; y tercero, que el Estado debe seguir dando este servicio con fines sociales y de manera exitosa como lo ha hecho hasta el día de hoy, a través del Costarricense de Electricidad (ICE).