La actual situación política del país, las circunstancias socioeconómicas que vive por estos días el pueblo trabajador costarricense (y migrante), representan una extraordinaria oportunidad para que lo que conocemos como Movimiento Sindical pase a posiciones ofensivas, en cuanto a reinventarse a sí mismo para certificar que la figura del sindicato (jurídica, sociológica y políticamente hablando), es la mejor opción (aparte de ser la natural), para representar los intereses económico-reivindicativos, sociales y laborales de la clase trabajadora nacional, en su más amplio contenido de clase.
La diversidad es una característica del actual mapa sindical costarricense y su unidad en la acción, el principal desafío, como lo venimos planteando desde hace ya casi un año con llamamientos desde la corriente sindical en la cual militamos y que nos autoriza para formularlos.
Ahora bien, nadie es poseedor de la verdad absoluta y mucho menos en el seno del sindicalismo criollo. Pero sí es bueno y es necesario que la ciudadanía costarricense pueda tener acceso al conocimiento de la diversidad de pensamiento que anida entre las corrientes de los sindicatos costarricenses.
En el caso de quien esto escribe, con el inmenso honor y la gran responsabilidad de coordinar esfuerzos de articulación sindical a partir de una comunidad de pensamientos y de una convicción de la fortaleza de la unidad sindical, al menos para la acción; creemos en un sindicalismo de ideas y de planteamientos; sin violencia, sin ofensas; con la convicción del poder de la movilización pacífica a través del concepto sociopolítico de la Democracia de la Calle. Esta es la esencia del sindicalismo que procuramos practicar, sin que por ello estemos habilitados para juzgar otras prácticas sindicales distintas a las nuestras.
Ese sindicalismo de ideas y de planteamientos en el cual creemos y que procuramos practicar todos los días nos lleva, constantemente, a tener como fundamentos los siguientes (citados a continuación sin ningún orden lógico):
1) La Declaración Universal de los Derechos Humanos.
2) “La Declaración Universal de Derechos Humanos Emergentes” (una lucha en desarrollo por parte de varios movimientos sociales globales).
3) La Constitución Política de Costa Rica, nuestro Código de Trabajo y la próxima Reforma Procesal Laboral (RPL), así como toda la jurisprudencia en la materia, especialmente la de orden constitucional.
4) Todos los demás tratados internacionales en materia de Derechos Humanos, especialmente los continentales, que Costa Rica ha firmado y ratificado.
5) El Derecho Laboral internacional que promueve, tutela y difunde la Organización Internacional del Trabajo (OIT), especialmente, el planteamiento integral de “Trabajo Decente” y la tesis de “Participación de los trabajadores en las políticas de empleo”.
6) El Programa de Trabajo Decente de la República de Costa Rica.
7) La Doctrina Social de la Iglesia, el Humanismo Cristiano y las encíclicas papales sobre la cuestión social, sobre la cuestión obrera, sobre la cuestión del trabajo, sobre la cuestión de la Ecología.
8) Los mejores postulados y los más notables valores sobre el bien común del socialismo científico y de la socialdemocracia clásica.
9) Las mejores herencias de los y de las costarricenses de las generaciones anteriores, especialmente los patricios y las patricias que desde diversas tiendas filosófico-políticas y culturales lucharon por el bien común y por la inclusión social.
10) La todavía invisibilizada y poco reconocida trayectoria de vida del mejor presidente de toda la historia republicana costarricense, sin que nadie le haya superado hasta hoy, don Juan Rafael Mora Porras, don Juanito Mora.
11) Los resultados, sumamente actuales, de procesos de articulación social con gran contenido y participación activa de la corriente sindical que representamos, desarrollados durante los últimos 15 años de la historia del país; procesos de propuestas alternativas de desarrollo en contraposición a la excluyentes tesis neoliberales. Al respecto, estamos destacando los siguientes:
a) “Hacia una reforma fiscal para el desarrollo y la reactivación del empleo”;
b) “Ley de Solidaridad Tributaria”;
c) “Manos a la obra: hacia una Costa Rica inclusiva y solidaria”;
d) “10 medidas para comenzar a ordenar la Caja”;
e) “Soberanía y Seguridad Alimentaria: la nueva cadena agroalimentaria costarricense es posible y necesaria”;
f) “Diálogo Social y Negociación Efectiva: planteamientos sindicales para la recuperación de la inclusión social y la solidaridad, para la promoción del bien común”;
g) “10 medidas para enfrentar la crisis económica con inclusión social y productiva”;
h) “Aportes para una Costa Rica inclusiva solidaria”;
*i) *“Costa Rica: hacia la Tercera República-frente a los desafíos nacionales del siglo XXI: propuesta de los sectores productivos”.
El sindicalismo con ideas, sin violencia, sin ofensas, con propuestas y con planteamientos alternativos a las hoy fracasadas, repudiadas, odiadas, conflictivas, excluyentes y hasta criminales tesis neoliberales; expresa un esfuerzo de mucho tiempo, de muchas personas estudiosas de los ámbitos académicos, políticos y hasta empresariales; de muchos compañeros y de muchas compañeras, personas luchadoras sindicales que en el día a día de la lucha social, han constatado la validez de todos estos 11 ejes fundamentales que nos inspiran; y especialmente, de los nueve que se desagregan en el enunciado número 11, los cuales expresan, en lo concreto, planteamientos y propuestas que buscan la inclusión y la movilidad sociales, el bien común, el combate drástico a la desigualdad y la erradicación de la pobreza.
Algunos han dado en nombrar a este tipo de práctica sindical como “sindicalismo sociopolítico”; otros, de manera despectiva, lo han tildado de “sindicalismo reformista”; nosotros preferimos llamarle “sindicalismo ciudadano”.
En las tres denominaciones, la perspectiva de clase está comprendida, es inmanente, pues en los niveles más altos de la cuestión macropolítica, la contradicción capital-trabajo sigue siendo la fundamental en las sociedades. Ahora bien, la resolución de la misma en el escenario de una globalización neoliberal sin control, desbocada, guerrerista y golpista, está posibilitando la articulación de esfuerzos de resistencia de tanta diversidad y riqueza que los enfoques sindicales hegemónico-sectarios o los de excesiva raigambre corporativo-gremial, no suman para tal articulación; más bien restan, favoreciendo así la potenciación de ese tipo de globalización.