Al honorable personal del Ministerio de Hacienda:
A la opinión pública nacional:
A la ciudadanía indignada por tanta corrupción y tanto deterioro ético de la institucionalidad gobernante:
La Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), de manera contundente y vehemente, expresa un público repudio por la acción vengativa, intimitadoria y, prácticamente, de un carácter totalitario, que se ha decidido emprender contra el grupo de servidores públicos de la Dirección General de Tributación, doce personas trabajadoras asalariadas de alta excelencia profesional (en principio pero podrían ser más, según se ha indicado); a las cuales se les está denunciando en sede administrativa y en sede penal, por haber revelado, supuestamente, las “intimidades“ tributarias del hoy Exministro de Hacienda, don Fernando Ferraro Acosta; y de don Francisco Villalobos Brenes, quien fungía como Director General de Tributación hasta que quedó en evidencia su morosidad tributaria. Al respecto, consideramos que:
Primero: Dados los escandalosos niveles de robo de impuestos en Costa Rica: la evasión y la elusión tributarias en todas sus formas (en ropaje legal ó sin él), en ANEP conceptuamos que ello constituye un verdadero crimen social, un atentado contra la institucionalidad democrática y una agresión a la promoción del bien común y del bienestar del mayor número. Cada cólon que se deje de tributar por tal situación, resta efectividad a políticas públicas de diverso orden, como las de carácter social, afectando a los que menos tienen que es la mayoría de la población.
Segundo: ANEP ha estado insistiendo, desde que emergió el indicado escándalo tributario que obligó a renunciar a los dos mencionados jerarcas, de que la clase trabajadora no es la que roba impuestos. Ni la asalariada con empleo formal y salario fijo; ni la que labora en el mercado informal de la economía; ni la que está afectada por el desempleo. Quedó demostrado que el robo de impuestos ocurre en los niveles del gran empresariado (incluso algunos de carácter mediano), y en el seno de la clase política tradicional. Por ejemplo, la clase trabajadora paga el impuestos de ventas al momento de la compra y el de renta salarial, en los casos que corresponda, la rebaja de planilla es contundente.
Tercero: Si algún funcionario de la Dirección General de Tributación reveló información por la indicada vía y, supuestamente, contra la legalidad; merece ser felicitado por el pueblo. Lo que habría hecho no es más que dejar en evidencia el anacronismo de unas normas legales que favorecen la comisión de delitos tributarios, la comisión de esta especie de crimen social que es el robo de impuestos. Tal denuncia dejó en evidencia una contradicción entre el supuesto secreto tributario como norma legal y la obligatoriedad del funcionario público de denunciar corrupción según la norma legal reciente que habla del enriquecimiento ilícito. La primera es para beneficio particular; la segunda es en función del bien común. Por tanto, no deben tales servidores ser víctimas de procesos administrativos, legales; no deben ser perseguidos ni ser sujetos de venganza política sistemática.
Cuarto: La ANEP se ofrece para brindar todo el respaldo necesario a las personas víctimas de tal situación pues consideramos que actuaron en correspondencia con la amplia indignación ciudadana por el deterioro de la conducta ético-moral de nuestra clase gobernante tradicional tradicional que con episodios como los acontecidos provocan una sensación desmoralizante profunda y una afectación en la misma institucionalidad democrática que sale muy lesionada de toda esta situación.
Quinto: Hacemos un llamado a todas las juntas directivas seccionales de la ANEP, así como a todas nuestras organizaciones amigas y aliadas a pronunciarse en tal dirección; a solidarizarse con la Junta Directiva de la Seccional ANEP-Hacienda; a expresar su repudio y condena contra esta persecución política y a fortalecer al honesto personal del Ministerio de Hacienda que sabe muchas más cosas que si la ciudadanía se diera cuenta, aquí habría acontecimientos insólitos en materia de rebelión ciudadana.