TLC y Gobierno Central: Colapso de ¢60 mil millones

Las perversidades inherentes al denominado tratado de “libre” comercio con Estados Unidos no terminan de aparecer. La realidad de este TLC cada vez queda más al desnudo: completamente anticristiano, ateo y deshumanizado. La naturaleza de las desventajas para nuestro país, en verdad, asusta. Veamos ahora una de los aspectos más perjudiciales del carácter de la negociación entreguista a que nos sometieron: la reducción arancelaria.

La eliminación de aranceles, impuestos aduaneros, que supone este TLC es verdaderamente impresionante: ¡sesenta mil millones de colones al año! Esta enorme cantidad de dinero desaparecerá, como por arte de magia, de las arcas públicas del Gobierno Central.

Es decir, dentro del cómputo de los ingresos anuales del fisco, habrá que eliminar la pérdida que significa la reducción de aranceles por culpa de este TLC; reducción que, como acabamos de indicar, se ha cuantificado en esa gigantesca cifra que, en números se expresa así: 60.000.000.000 de colones. Saquemos ahora conclusiones de lo que esa reducción significa para los poderes Ejecutivo, Legislativo, Judicial y entes adscritos a los mismos.

Un gran golpe sufrirá la Educación Pública. Aquí queda al descubierto la falacia de la propaganda oficial de elevar el presupuesto para el Ministerio de Educación Pública y para todo sistema educativo público, de un 6 a un 8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).

Igualmente, habrá considerables impactos presupuestarios en otros ministerios donde ya, de por sí, a raíz de las restricciones de gasto, sólo queda plata para pago de salarios. Por ejemplo, en la Fuerza Pública y en el Sistema Penitenciario Nacional. Ni hablar de otros ministerios como el MAG, el MINAE, Gobernación y Policía; Cultura, Juventud y Deportes; y otros.

Indudablemente, el colapso presupuestario de semejante reducción arancelaria se trasladará a entidades de servicio público como el mismísimo Poder Judicial y las universidades públicas, pues financieramente se sostienen a partir de las transferencias que el Ministerio de Hacienda les hace para su funcionamiento anual. Gran parte de tales transferencias se sustentan en una cuantificación de ingresos fiscales vía imposiciones arancelarias que ahora todavía existen pero que, como indicamos, desaparecerán con ese TLC.

Se nos queda sin mencionar una amplísima lista de entidades públicas de todo tipo que, de una manera u otra, de manera indirecta o indirecta, ejercen funciones de servicio público vía Presupuesto Nacional, ese que dejará de percibir 60 mil millones de colones anuales por culpa del anticristiano y ateo TLC que nos quieren imponer a toda costa.

La situación es así de grave por cuanto los grandes ricos de este país no están dispuestos a aceptar una transformación tributaria estructural que, entre otras cosas, vía impuestos directos, sustituya o reponga esos 60 mil millones de colones anuales que ya no podrán contabilizarse como ingresos del fisco por culpa del TLC. La catástrofe institucional es más que evidente. Varios miles de empleos en el Gobierno Central tienen sus días contados si permitimos que el anticristiano y ateo TLC sea aprobado. “En guerra avisada…

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