En razón de la situación que vive nuestro país (no solamente un sector), se hizo evidente, que tenemos posibilidades de recuperar nuestra naturaleza, la esencia del ser costarricense. Esa que siempre nos enseñó de la solidaridad, la tolerancia y el respeto, a pesar de luchas de posiciones y de pensamientos ideológicos, entre distintos actores políticos y sociales.
Tal como dijimos en un artículo anterior, posiblemente se cometieron errores en la atención de la tormenta Otto, misma que luego paso a ser huracán. Posiblemente uno de los yerros principales fue el no tomar en serio la amenaza que se nos anunciaba. Así mismo, se dejó en evidencia que cuando se anteponen posiciones personales e ideológicas, por sobre el bienestar común, perdemos todos.
En mi apreciación personal, lamentablemente eso sucedió en Upala, en donde un funcionario con la responsabilidad inmediata de su cantón, con las potestades que le confiere la constitución política, motivado posiblemente por intereses políticos, realizó una serie de manifestaciones, que únicamente dejaron ver que no se estaba preparando para la atención de la emergencia, la cual luego lastimosamente le paso factura a su pueblo.
Ahora, este mismo funcionario y un diputado de su mismo partido, salen a “politiquear” en medio del dolor de un pueblo, eso sí que debe ser erradicado de nuestra patria. No es aceptable desde ningún punto de vista, que se pretenda hacer campaña política valiéndose el dolor de la gente.
Todo tiene un tiempo, tal como hemos citado, posiblemente existieron errores que deberán ser identificados, y posiblemente sancionados, pero para eso habrá un momento. También lo habrá para seguir defendiendo las causas del sector policial, al cual me digno en representar, en procura de mejorar sus condiciones socio-laborales.
En este momento, cientos de compañeros están en la atención de la emergencia, se procura que cuenten con lo básico, suficiente avituallamiento, una buena alimentación y un lugar para estar durante este proceso. Otros cientos están aún en concentración, sin poder ver a sus familias. Eso se entiende por cuanto es la vocación y el deber de ser un policía. Diferente sucede cuando la situación es de “rutina”, y se pretende abusar y/o vulnerar los derechos de nuestros compañeros y compañeras.
En consecuencia, acorde con nuestro pensamiento, luego habrá tiempo para hacer los procesos correspondientes, a efectos de que les sean canceladas, con total justicia, las horas extra laboradas en la atención de la situación.
En lo que la operación se refiere, de igual forma, posiblemente habrá cosas que corregir, esa es una constante en la vida. No obstante, consideramos que el Ministerio de Seguridad, en especial el Sr Ministro, ha manejado bastante bien la situación, atendiendo desde la parte humanitaria, pero también desde la parte de autoridad, en los casos en que las circunstancias lo ameritan.
Eso no quiere decir, que olvidemos los temas que desde hace varios años venimos denunciando, no hemos olvidado que una delegación (Cartago) con una inversión de casi mil millones sigue sin poder ser utilizada, tampoco hemos olvidado los desórdenes en torno al manual de clases policiales, ni la lucha por roles de trabajo equitativos y acordes a la salud. Empero, este no es el momento, luego vendrá el tiempo para proseguir en procura del bien común y la justicia.
Muchas cosas se deben mejorar, sobre todo desde la perspectiva de la prevención, la vida me ha enseñado, que de todo se debe sacar una enseñanza, en este momento, en medio del dolor y el luto que nos embarga, debemos aprender que, en la vida, todo tiene un momento.