Trabajadores y trabajadoras de la Imprenta Nacional emplazan a La Nación S.A.

San José, 25 de mayo de 2006.

SECIN-036-06

Señor
Alejandro Urbina
Director

Señor
Julio Rodríguez
Coordinador de Opinión y Editorial
Diario La Nación
Presente

Estimado señor:

Nos acogemos al derecho de respuesta que nos otorga la ley para referirnos al editorial de “La Nación”. publicado el día martes 23 de los corrientes titulado “Sinsentidos Públicos”.

Para empezar, desde la óptica neoliberal, de la cual su representada es por naturaleza el vocero más calificado, cualquier cosa que se firme dentro de una convención colectiva de trabajo es un pecado, porque todo lo que sea de carácter social es un estorbo para el capital, ya que, para los abanderados de dicha corriente, lo que importa es el dinero y no las personas.

Señor Director: Queremos indicarle que las convenciones colectivas de trabajo son instrumentos que facilitan las relaciones obrero-patronales, debidamente normadas por el Código de Trabajo (que es una conquista social), en su Capítulo III, artículos del Nº 54 al Nº 62 y la Constitución Política de la República de Costa Rica (artículos Nº 60 y Nº 62), amparadas por convenios internacionales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), debidamente ratificados por la Asamblea Legislativa de nuestro país. Además, en el Sector Público, se cuenta con el Decreto Ejecutivo Nº 29576, “Reglamento para la negociación de convenciones colectivas en el Sector Público”.

Siendo las convenciones colectivas de trabajo instrumentos valiosos para el desarrollo de las instituciones o empresas y de sus trabajadores (as), cuál es el objetivo que se persigue a través suyo y del diario que representa, el jugar el papel de “abogados del diablo”, dándose a la “cacería de brujas” cual si fueran una “inquisición” (cosa por la que hasta el mismo Papa Juan Pablo II pidió perdón), haciéndose poseedores de la “Verdad Absoluta”; y de una forma maliciosa y malintencionada, induciendo a la población lectora de su diario a creer que los derechos de los trabajadores (as) de este país son “beneficios abusivos”.

Cómo se atreve, señor editorialista, a cuestionar las convenciones colectivas cuando empresas privadas como La Nación S. A., niegan los derechos constitucionales a sus propios trabajadores para organizarse. Los sinsentidos periodísticos son más reales y antidemocráticos que cualquier artículo firmado en convención colectiva, ¿Quién se cree usted para decir que una convención colectiva pierde sentido porque a los trabajadores se les conceda el día de cumpleaños libre, para poder pasarlo al lado de su familia? Posiblemente usted en su calidad de trabajador nunca ha tenido esa facilidad. ¿Qué lástima verdad? ¿A cual trabajador no le gustaría que se hiciera lo mismo con ellos? Ustedes tienen la palabra para aplicarlo en su empresa, si es que realmente respetan los derechos laborales de este país.

Los derechos supracitados están ahí para todos, no son exclusivos de los trabajadores del Sector Público, son también para los trabajadores del Sector Privado, pero para ellos es prohibido organizarse, ni tan siquiera manifestar lo que piensan creen o sienten porque inmediatamente son despedidos. Sabemos que en el Grupo Nación no hay sindicato, pero qué importan las personas, lo único que interesa son las ganancias de la empresa; sin embargo, a pesar de todo, ustedes los patronos si se organizan, pero en vez de llamarse sindicatos se llaman cámaras, ¿Por qué ustedes como patronos si se pueden organizar para defender sus intereses, pero los trabajadores si intentan organizarse para defender sus derechos y condiciones de vida digna, inmediatamente son despedidos?

Dentro de óptica del “libre comercio” que tanto predican desde los “matutinos de Llorente”, los derechos laborales son un estorbo para el “desarrollo” del país, pues no se “permite” al mercado imponer su ley salvaje de economía liberal, donde el que manda y gana es solo aquel que posee capital, el que no lo tiene es un fracasado. Su “dios” dinero está por encima de todo y todos (as), y al que hay que adorarle (nada más anticristiano y antisocial), y las políticas sociales son una “carga” a la que hay que eliminar.

Hoy, las convenciones colectivas, mañana la salud pública, la Caja Costarricense del Seguro Social, el ICE, El INS, el IMAS la Imprenta Nacional, etc., y todo lo que es un “gasto” para el “libre mercado”. Qué lástima que su crítica no la haya encaminado también a cuestionar la cláusula de la convención colectiva del INCOP que le cuesta al estado $30 millones, mas de 15 mil millones de colones, para privatizar Puerto Caldera.

Pero esto usted no lo cuestiona porque como se trata de privatizar una institución pública, “eso se ve bien”, dentro de su modelo neoliberal, y no importa que paguemos por darle a manos privadas un activo del Estado, activo por el cual entra la gran mayoría de los alimentos de este país. ¿Qué le irá a decir usted a la gente cuando las galletas, los macarrones, las harinas y otros alimentos sean más caros porque ustedes guardaron silencio?

Desde nuestro lado, creemos en la economía social y solidaria, en la acertada redistribución de la riqueza, en los derechos laborales, en el Estado Social de Derecho, que no fue regalado, fue conquistado y construido por costarricenses de gran visión de país; esos que creían de verdad en que el desarrollo costarricense debía de darse por los costarricenses y no nos hacían creer que solo la inversión extranjera nos puede salvar, porque ahora nos quieren hacer creer que nosotros no podemos y solo el “sacrosanto libre comercio” es la única solución, nada más alejado de nuestra identidad.

La perspectiva neoliberal en la que se están tratando estos asuntos, nosotros no tenemos cabida, ni siquiera a ser escuchados, solo se nos sienta en el banquillo de los acusados a que se nos encuentre culpables sin derecho de respuesta, y sabemos que estas líneas jamás saldrán publicadas en “La Nación”, enemiga de la clase trabajadora de este país.

Vistas así las cosas, le solicitamos darnos derecho de respuesta al artículo de marras, para que se vea una perspectiva completa de dicho instrumento, y no información sesgada con carácter malicioso y engañoso como el que se oculta en editorial, pudiéndose así ver objetivamente la situación y no inducir al público lector a crear falsas impresiones acerca de nuestro trabajo. ¡Dejen de ver fantasmas donde no los hay!

Esperando ver que nuestra petitoria algún día sea publicada por este medio y no caiga sobre “oídos sordos”, y que podamos creer que “La Nación” realiza un periodismo objetivo, le instamos a conversar con nosotros y ampliar más aun sobre el tema, porque desde nuestro punto de vista no se está realizando un verdadero periodismo investigativo, sino uno de “amarillismo” y mal intencionado, que lo que busca es dañar a la ya de por sí golpeada clase trabajadora de este país.

Así las cosas, su tarea es inmensa, pus tienen que derrotar al movimiento social de Costa Rica (tarea que nunca lograrán), ese, que con sentido común y visión de desarrollo nacional, impiden que, el gran capital nos robe todo, inclusive, nuestra manera de pensar y vivir.

Atentamente,

SECCIONAL ANEP
IMPRENTA NACIONAL

Rudy S. Villalobos Campos
Presidente Seccional ANEP – Imprenta Nacional

Guillermo Murillo Castillo
Directivo Nacional de ANEP

C. Junta Directiva Nacional de ANEP.
C. Trabajadores y Trabajadoras de la Imprenta Nacional
C. Archivo.

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