Todavía falta mucho análisis sociopolítico que explique la elección del señor Luis Guillermo Solís Rivera, como Presidente de la República, en la votación de segunda ronda del pasado 6 de abril.
Nosotros no somos especialistas al respecto, pero sí podemos dar algunos elementos para que se consideren en esos análisis de fondo que ya deben estarse elaborando; tomando como un hecho real que este ciudadano estuvo en el Movimiento Patriótico del “No al TLC” y que, seguramente (porque fuimos miles en ese entonces), también él acudió a la “Democracia de la Calle” para manifestar su oposición a este tipo de tratado que, finalmente, nos fuera impuesto en el “frauduréndum” del 7 de octubre de 2007.
Citamos este detalle porque en nuestro entender, la gran coalición cívica generada por tal movimiento y su expresión concreta a nivel de resistencia ciudadana, los “comités patrióticos”, nos hablan, en esencia, de un enorme involucramiento de costarricenses de las capas medias, de los sectores medios de nuestro tejido social, en ese entonces.
E igualmente, fueron grandes segmentos de las capas medidas los que, en términos generales, escenificaron grandes protestas sociales en los años más duros de confrontación con las políticas neoliberales; en episodios de conflicto de calle que están por ser, también, analizados profundamente, como la huelga magisterial de 1999, el combo ICE (2000), y la lucha contra la revisión técnica vehicular, en el 2003. En estos grandes eventos de lucha social, fue notable la presencia de las capas medias ciudadanas.
Nada casual resulta, entonces, que la noche del triunfo del Presidente electo fuera en el centro de San Pedro, en la plaza Roosevelt, cantón de Montes de Oca, una de las más notables comunidades urbanas de capas medias (en sus diversos estratos). Además, este lugar es sede de la Universidad de Costa Rica (UCR), sitio del trabajo académico del señor Solís Rivera y albergue de cualquier cantidad de estudiantes, profesores, académicos y catedráticos del partido triunfador, el PAC; personas todas (o, prácticamente todas), provenientes de los sectores medios, o que llegaron a los mismos por ascenso social; o que, profesional y laboralmente hablando, consolidaron un “modus vivendi” típico de clase media, gracias a la existencia de la universidad pública.
No es casual que la derrota liberacionista tuviera explicación (entre otros factores), en la circunstancia de que esas capas medias ahora PAC y antes PLN se “sacaron el clavo” ante la traición a los ideales socialdemócratas clásicos que fueran expresados en el pensamiento y en la acción de don Pepe, de don Rodrigo Facio, de don Daniel Oduber.
Entonces, no parece descabellado afirmar que una especie de “rebelión” de capas medias se expresó en la urna electoral en las pasadas votaciones presidenciales del pasado domingo 6 de abril (incluso, se atisbó en el resultado de primera ronda); al encontrar esas capas medias, hartas del neoliberalismo amenazante del otrora su seguro “estatus” de vida que les garantizaba el Estado Social de Derecho, que podría ser el Partido Acción Ciudadana (PAC), el nuevo “instrumento político sucesor” del que representó el PLN, como “gendarme” de los postulados socialdemócratas clásicos, sobre los cuales surgió la clase media costarricense.
¿Habremos atinado, aunque sea un poquito, en intentar explicar por qué resultó electo el señor don Luis Guillermo Solís Rivera? Si así fuere, entonces la cuestión del “CAMBIO” por él planteado, sí que, en verdad, es algo profundamente desafiante y de expectativa inconmensurable: el retorno de la Costa Rica de la clase media (¿?)…