por Juan Carlos Durán Castro
Presidente de FOCASS
Entender la crisis de la Caja Costarricense de Seguro Social no debe ser una adivinanza compleja para ningún ciudadano costarricense, es decir, el problema de primer orden que debe ser planteado y que atraviesa transversalmente cualquier análisis sobre la precariedad en la que tiene el bipartidismo del Plusc desde hace unos 20 años a la Caja es la intromisión política institucional, aspecto medular que cercena sin duda alguna la autonomía constitucional y se convierte en el factor principal que ha venido alimentando el problema y cuya crisis actual ha quedado revelada a la opinión pública nacional, dejando en evidencia relativa a los detractores internos y externos de la Caja, que son economicistas por naturaleza. Este ejercicio de desenmascarar a los lobos con piel de oveja lo potenciaremos con firmeza para desnudar con nombres y apellidos las realidades ocultas de una institución que debemos rescatar y preservar a toda costa. En consecuencia restituir efectivamente la autonomía de la Caja es tarea fundamental de cara a los procesos venideros y en esta orientación debemos apuntar la gran mayoría de actores sociales que interactuamos en los distintos escenarios políticos nacionales.
Un tema de segundo orden, pero no menos importante, es sin duda alguna la revisión exhaustiva de la gestión global de la CCSS, es decir, debemos afrontar con suma responsabilidad histórica que existen situaciones en el accionar de la Caja que deben ser modificadas por la forma y por el fondo, siempre con el ánimo de fortalecer el modelo y ponerlo a funcionar mejor desde lo público, convirtiendo este enfoque en una arma más para la defensa de la Caja.
Los datos son los mejores indicadores de que se deben tomar decisiones urgentes a lo interno de la Caja, pues este ejercicio, seguramente doloroso para algunos sectores laborales, trastocará fuertes intereses, veamos algunas de las cosas que pasan para ubicar porqué hablamos de revisar profundamente el tema de la gestión en la Caja:
1- Existen 83 mil cirugías pendientes a nivel nacional en la Caja, o sea, personas que se debaten dentro del dilema de la vida o la muerte, entre la salud y la enfermedad.
2- Existen de igual forma 140 mil exámenes de diagnóstico pendientes a nivel nacional, procedimientos que determinarán los pasos a seguir para la consecuente atención de pacientes en los servicios de salud que brinda la CCSS. Este tipo de exámenes, tales como, ultrasonidos, resonancias magnéticas, biopsias de diverso tipo, mamografías, tomografías y una gran cantidad de procedimientos para la gente, presentan serias falencias en términos de tiempos de espera para la ejecución y resultados.
3- Existen 250 mil citas pendientes con especialistas a nivel nacional, cifra que revela que las cosas no andan bien y que se deben tomar decisiones.
4- Existen situaciones que generan que determinados medicamentos no estén en la lista oficial de la Caja. Esto nos debe conducir a investigar seriamente porque cuatro compañías farmacéuticas parecieran tener desde nuestra visión de las cosas, secuestrada a la Caja, compañías que coordinadamente se turnan a placer en sus acciones, apelando determinados carteles de licitación y jugando obviamente con la Ley de Contratación Administrativa a su antojo, esta práctica monopólica obliga a la Caja en variedad de ocasiones a hacer compras de urgencia, proceso que dispara los gastos del seguro de salud.
5- No existen equipos de resonancia magnética o suficientes aceleradores lineales institucionalizados o los que existen son subutilizados, pero más allá de esto, observamos la lentitud pasmosa de la administración activa para adquirir equipamiento de diagnóstico en la Caja, lo cual sencillamente se convierte en un elemento que no ayuda en nada a limpiarle la cara a la Caja.
6- Se despilfarran recursos millonarios en consultorías o contrataciones con base en posible amiguismo o supuesto tráfico de influencias.
7- Se promueven contrataciones a terceros en las cuales posiblemente pueden existir vínculos con altas jerarquías centrales o locales.
8- Se pagan sumas millonarias en guardias y disponibilidades médicas, sin que esto tenga un efecto concreto en la satisfacción de la gente, falencias graves del sistema que empujan al asegurado a los servicios privados de salud, en los cuales son los mismos profesionales de la Caja los que los atienden.
9- Existen situaciones posiblemente anómalas en la contratación administrativa, tanto a nivel central, como local, que se derivan de la Ley de Desconcentración Hospitalaria (Ley 7852), cuerpo normativo que desconcentra el manejo de los recursos humanos, la contratación administrativa y el presupuesto hacia los centros de trabajo de la Caja, proceso que desde nuestra visión solamente ha provocado un mayor colapso institucional, ya que de alguna manera fortaleció a ciertos grupos de poder en los niveles locales, lo cual provoca un desajuste administrativo.
10- El tema de la compra de los alimentos a nivel institucional es otro eje de la gestión que debe ser revisado urgentemente, ya que presenta algunas características que deben ser modificadas con el objetivo de provocar algún ahorro institucional por esta vía.
Es así como arribamos a formular que estos aspectos descritos y otros que son parte de lo cotidiano en una institución tan compleja deben cambiar radicalmente y que son parte del examen profundo de la gestión institucional que se debe realizar, ya que no debemos olvidar dialogar acerca del enfoque del modelo, o sea, ¿apostamos por lo curativo o debemos replantearnos un regreso a lo preventivo?
Pero en fin, este ejercicio debe realizarse en el corto plazo y debe además partir de la premisa de rescatar y mejorar a la Caja en lo humano, lo ético, lo moral, el compromiso, la calidez, el respeto a los derechos laborales, en la equidad y el servicio, pero ante todo debe fijar su mirada en poner a los asegurados como el valor central de las funciones institucionales.
Si avanzamos por este sendero, seguros estamos que reduciremos al mínimo la disyuntiva de la vida o la muerte, la salud o la enfermedad, en la que el sistema coloca a la gente como resultado de una crisis provocada intencionalmente desde distintos centros de poder nacional, cuya estrategia es acabar con nuestra Caja Costarricense de Seguro Social.
Dicho lo anterior, queda claro que se deben dar los debates necesarios y cada jerarca, persona, dirección, departamento, jefatura, gremio, sector, cooperativa, sindicato y asociación debe hacer su balance, asumir su cuota de responsabilidad y aportar a la solución, pensando en la defensa de un modelo solidario que debe mejorar sus resultados en términos de atención al paciente y respetar los derechos laborales, es decir, la tarea es buscar un sano equilibrio que venga a fortalecer a la Caja y permita mantener condiciones laborales y salariales dignas, no precarias, como algunos sectores o grupos internos y externos a la institución interpretan o desean.
Pero en fin, lo cierto del caso es que el mejoramiento de la gestión institucional es un reto claro y concreto, lo cual implica construir una estrategia que desde el servicio público de salud busque solucionar las 83 mil cirugías, los 140 mil exámenes de diagnóstico y las 250 mil citas con especialistas pendientes. Teniendo esta situación las organizaciones sindicales agrupadas en la Focass estamos dispuestas a debatir con el objetivo de promover una salida institucional que le dé una respuesta a este conglomerado popular que está situado en sectores de clase media/alta, que cotizan a la seguridad social y que esperan una solución institucional y una posición clara en este caso de quienes decimos defender la Caja, rehuir este debate sería hacerle el juego a los mercaderes de la salud, que actúan en la oscuridad como actores intelectuales del saqueo y ponen a otros a hacer su trabajo, indicándoles que se deben vestir con piel de oveja, siendo lobos.
Esta realidad concreta nos dice que debemos tomar decisiones, es decir, este grupo de población que expulsa el sistema en razón de una crisis institucional montada por los detractores institucionales, debe escuchar pronto una respuesta y una propuesta, caso contrario le sonará como música para los oídos las posibles soluciones que los sectores político-empresarial-mediático, ligados al poder de los partidos tradicionales les harán, tales como la libre elección médica, determinados paquetes de servicios de diferente precio, un aporte institucional para su examen de diagnóstico o su operación, en fin el abanico de posibilidades de los mercaderes de la salud es amplio, pero todas apuntarán a eliminar los principios filosóficos que dieron pie al nacimiento de la Caja y de igual forma tendrán como objetivo la eliminación de todos los derechos laborales.
Por tal motivo los que decimos que defendemos la Caja para garantizarle al salud y la pensión al pueblo y el trabajo y el empleo a la gente que labora en la institución, debemos asumir una posición y construir una propuesta de solución para este panorama, de lo contrario estaremos actuando de la misma forma en la que actúan las personas que se frotan las manos con el negocio de la salud y que están situados dentro y fuera de la institución.
Desde esta visión modesta, pero firme, innovadora quizás y riesgosa por naturaleza por las posiciones que se deben asumir, no nos queda duda que estamos en presencia de discusiones dolorosas y profundas, dada la variedad de los enfoques que del problema se tienen y la gran cantidad de intereses que se deben tocar para salvar a la Caja. Todo esto nos acerca un poco a la caracterización de una gestión institucional bastante precaria y desordenada en razón de distintos factores, actores e intereses, pero está claro que debemos iniciar el tránsito por una ruta que conducirá a un riquísimo debate, que requiere asumir roles y romper muchos paradigmas en el corto plazo, siendo así, en el momento que se den las condiciones sin duda alguna asumiremos el rol que pensamos sea el mejor para rescatar esta emblemática institución, aunque esto tenga que pasar facturas políticas de diversa índole.
En consonancia con los dos anteriores puntos que plantean recuperar la autonomía institucional desterrando la intromisión política y mejorar la gestión institucional, lo cual impone grandes debates y toma de decisiones históricas, pues de qué valdría lograr dependencia institucional y exigir pagos de patrones públicos y privados, si no damos una señal clara de que estamos por acercar la Caja al pueblo y defenderla en conjunto, es decir, el mejoramiento en la gestión sobre todo en los procesos más sensibles de cara a la gente, potenciará la defensa del sistema como tal, pues esta orientación ayuda a consolidar el binomio pueblo-trabajadores, los primeros defenderán su derecho a un servicio de salud público, oportuno, de calidad y con calidez y los segundos estarán garantizando su empleo y su salario y hasta la manutención de sus derechos laborales, asumir un reto de este calibre grabará para la historia a los actores y organizaciones que asuman caminar por esta hoja de ruta, ya que asumirán el objetivo de romper paradigmas internos y externos a los cuales les ha llegado su hora.
Recuperada la mancillada independencia institucional y resueltos los temas más álgidos a lo interno en relación con la gestión institucional, buscando siempre mejorar y eliminar cualquier foco de corrupción, aumentaremos sin duda alguna las cuotas de moral y ética necesarias para exigir que se le pague a la Caja lo que por derecho le corresponde, esta línea de pensamiento sin duda alguna nos permitirá avanzar con mayor rapidez hacia una articulación de un gran movimiento social que movilizará a miles de ticos por la defensa de una de las instituciones nacionales que forjó y potenció desde hace setenta años gran parte de la paz nacional y a la cual le deben cancelar sus deudas tanto el gobierno, como los patronos evasores y morosos del sector privado.