“El bien auténtico ha sido superado por lo que resulta útil al más fuerte, que se ha convertido en el verdadero factor dominante en las relaciones económico-sociales”.
Con la venia y aprobación del papa Francisco, el Vaticano dio a conocer el importante documento “Consideraciones para un discernimiento ético sobre algunos aspectos del actual sistema económico-financiero” (en latín idioma oficial de la Iglesia Católica: “Oeconomicae et pecuniariae queaestiones”); emitido con la convicción de que tales consideraciones son imprescindibles “si no queremos derivar hacia un colapso social a nivel mundial”.
Dos de los más altos jerarcas vaticanos lo acaban de dar a conocer: monseñor Luis Francisco Ladaria, quien dirige la Congregación para la Doctrina de la Fe; y el cardenal Peter Turkson, a cargo del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.
En esencia, el Vaticano reafirma el eje central de su pensamiento social del momento y de cara a una globalización neoliberal cada vez más injusta, excluyente, criminal y peligrosa: la economía debe estar al servicio del hombre. Se afirma que los sistemas económicos “…legitiman su existencia no solamente mediante el aumento cuantitativo del comercio, sino, sobre todo, en su capacidad de desarrollar a todos y cada uno de los seres humanos”.
El indicado documento habla de manera contundente: “En una casa donde reina el individualismo, sus miembros no pueden florecer integralmente. De forma análoga, en un mundo donde el individualismo predomina, el desarrollo humano integral se vuelve impensable”.
Y profundiza más en cuanto a recordarnos que los recursos del mundo están destinados a servir a la dignidad de la persona humana y deben estar comúnmente disponibles para el bien común.
Otro de los puntos capitales de este nuevo posicionamiento vaticano ante el fenómeno del capitalismo globalizador excluyente cimentado en el poderío del sistema financiero sin control, es la necesidad de imponer regulaciones para éste, especialmente las de carácter ético. Se nos dice, como en realidad lo es, que la economía actual ha abandonado toda ética y gobierna en lugar de servir a la Humanidad; que hoy, como cierto es contundentemente también, que el sistema financiero se dedica, en esencia, a la especulación, pero no en servir a la economía real.
Para el Vaticano, y he aquí una posición política que no amerita duda alguna de su contundencia, “…la promoción del desarrollo humano integral necesita un cambio de paradigma financiero”.
Por ende, nos preguntamos: ¿Cómo nos piden que apoyemos el combo fiscal, si estamos notando que el sistema financiero, el de las transacciones en bolsa, insiste en librarse de sus responsabilidades tributarias, ahora empoderado por la representación directa que tiene en el seno del equipo económico del gobierno del presidente Alvarado?
Son emblemáticas las palabras de monseñor Luis Francisco Ladarria al presentar, junto a su colega el cardenal Turkson, este documento: “El beneficio del más fuerte ha suplantado el bien auténtico y se ha convertido en el factor real dominante de las relaciones económicas y sociales. De este modo, el bien común ha desaparecido del horizonte de la vida en muchos ambientes, ha aumentado la conflictividad de las relaciones y las desigualdades se han vuelto más pronunciadas”.
Pongamos cuidado a este otro comentario de monseñor Ladarria: “Los sujetos económicos más fuertes se han convertido en Superstars que se acaparan ingentes recursos, recursos que están cada vez menos distribuidos y cada vez más concentrados en manos de unos pocos. Es increíble pensar que diez personas puedan ostentar casi la mitad de la riqueza del mundo: hoy este hecho es real”.
Este documento “Consideraciones para un discernimiento ético sobre algunos aspectos del actual sistema económico-financiero” nos brinda la enorme oportunidad de fundamentar con más solidez el proceso de resistencia político-social que desde la sociedad civil organizada (especialmente, los movimientos sindical y cooperativo), estamos impulsando en los actuales momentos contra el denominado combo fiscal.
Nos parece que tenemos una oportunidad irrepetible en el corto plazo para generar un fuerte desafío al statu quo dominante de la hegemonía político-neoliberal y su expresión concreta más fuerte, la del capital financiero; potenciando aún más el músculo cívico-social evidenciado con las manifestaciones del 25 de abril y del Primero de Mayo.
La lucha contra el combo fiscal debemos conceptuarla con un calibre parecido (sino más profundo aún), a las legendarias gestas cívicas del combo ICE y del No al TLC. No estamos oponiéndonos a un simple paquete de impuestos. Va más allá de ello. Se trata de inclusión vs. exclusión. Puede ser la posibilidad de ponerle un frenazo al avance de la desigualdad; o bien, que ésta termine por imponerse de manera definitiva, llevándose, finalmente, para la apropiación privada lo poco que queda, muy jugoso y rentable, por cierto, del patrimonio público.
Albino Vargas Barrantes / Secretario general / Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados