¿Por qué es imprescindible la independencia política de la Defensoría de los Habitantes?

Sin embargo, hay que reconocer que, producto de la experiencia reciente de oposición al TLC con los EU, muchos se mantienen alertas y organizan rápidamente la protesta popular en las calles.

Los educadores y educadoras no podemos mantenernos al margen de esta protesta, la Defensoría de los Habitantes, si bien es cierto, no tiene poder para exigir que cambien las cosas sí tiene poder político e influencia mediática importantísima. Es decir, que no estamos hablando de cualquier ente, sino de aquél cuya importancia se analiza en el escritorio de la presidencia de la república y del partido gobernante.

Al calor de la campaña electoral, los partidos tradicionales de la derecha, han hecho suya la bandera de la “seguridad” ciudadana, enfocando, astutamente, en si nos dejan o no “chingos” en la calle por robarnos un celular o unos aretes, soslayan así, que la seguridad no tiene sólo que ver con la violencia de los presuntos delincuentes sino con la calidad de vida de un pueblo, globalmente. La seguridad de los habitantes debe incluir el respeto de sus derechos laborales (jornada laboral, salario justo, salud ocupacional, etc.), el respeto a una vida digna y decente, el respeto a los recursos naturales, el respeto a la libertad, el respeto a la diversidad y a la tolerancia, y aún más, el derecho del pueblo a conocer los planteamientos serios de todos los partidos contendientes y no las consignas demagógicas de los que pueden pagar campañas publicitarias ultramillonarias y, hablo de respeto, porque son derechos desde hace mucho consignados en nuestra Carta Magna y en nuestra legislación y que son cotidianamente pisoteados por nuestros gobernantes.

Y allí es donde interviene la Defensoría de los Habitantes, dando soporte al pueblo cuando sus derechos son violentados. Por eso es importante.

En el 2008, la APSE y las organizaciones que fuimos a la huelga, recurrimos a la Defensoría de los Habitantes ante el atropello del Gobierno que nos cercenó el derecho al aumento por percentiles que sí estaba otorgando, justamente, al resto de los profesionales del Gobierno Central e incluimos en esas demandas el necesario estudio y aumento para los trabajadores y trabajadoras no profesionales.

La Defensora Dra Lizbeth Quesada (que bien merecía una candidatura como diputada del pueblo) y Defensor Adjunto Lic.Daniel Soley nos dieron su apoyo durante todo el proceso de huelga, poniendo a nuestra disposición a sus técnicos, sus instalaciones y su influencia. La Defensoría estuvo presente. durante las muchas horas que negociamos con Garnier el cierre de huelga, posteriormente, gracias a la Defensoría logramos que se sentaran en la mesa de negociación los jerarcas del Gobierno para aprobar el Estudio sobre los salarios de los no profesionales que ahí sí, deschingó por completo la política demagógica de salarios crecientes y decentes para todos los costarricenses. Esa misma instancia obligó a Garnier a sentarse con el Magisterio cuando, de manera prepotente, y a raíz de la huelga de un día con marcha hacia el MEP, el 18 de agosto 2008, canceló la reunión para finiquitar la aplicación de los percentiles.

Pero no sólo a los educadores nos protegió la Defensoría, defendió nuestra soberanía, oponiéndose tenazmente a la aprobación del TLC. Duras y amargas fueron las consecuencias de una Defensoría independiente, la Asamblea Legislativa y el Gobierno persiguieron incansablemente tanto a Lizbeth Quesada como a Daniel Soley, pero ni una ni otro cedieron al acoso, poniendo más bien, todos los recursos de la Defensoría al servicio de los intereses del pueblo.

A raíz entonces de que la Defensoría les resultó “respondona”, ellos necesitan, los Arias y sus acólitos, una Defensoría “incondicional”, callada y sumisa que doble la cerviz.

Posiblemente para lograr ese propósito, y aunque no se le haya dado mucha trascendencia, se está tramitando, propuesto ni más ni menos que por el propio Ministerio de Hacienda, un jugosísimo aumento de salarios (dice la prensa que hasta de 600.000 mensuales) para las jefaturas de la Defensoría, no para todos los trabajadores como propuso el ex Defensor Ajunto Soley

Es decir, los Arias tienen la mesa servida: ¡Defensora designada por el Poder Imperial y Jefaturas rechonchas con magníficos salarios, muy contentas y agradecidas para que guarden cómplice silencio!

¿Lo permitiremos los educadores y educadoras apsinos?

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