¿Quién no quiere el juego limpio, no solo en el referéndum, sino en toda actuación de los componentes de la sociedad? Acaso es jugar limpio, limitar la libre expresión sobre el TLC, solo a los que coinciden con la línea editorial, comercial, financiera y oligárquica del periódico?, por supuesto que no; en el Grupo Nación se destina el 90 por ciento de los espacios noticiosos y de opinión, a temas favorables al TLC y solo el 10% a los que se atreven a criticarlo o ser neutrales; entonces cómo piden juego limpio, si son ellos los primeros que hacen lo contrario? Para ellos es juego limpio tratar de acallar las voces de los universitarios en general y sacerdotes, alegando que usan dineros públicos y de los feligreses para exponer sus criterios contrarios al TLC; pero no les importa que el Presidente de la República y su corte ministerial, recorran el país en horas laborales repartiendo partidas, bonos y otros bienes presupuestarios pagados por los costarricenses QUE SÍ PAGAN IMPUESTOS, simplemente porque ellos hacen la campaña al Sí, que tanto ambicionan los de La Nación. Todos queremos juego limpio, pero de todos los participantes, sin patadas arteras de alguno, que como en el fútbol; crea dudas hacia el árbitro, juez o Tribunal, que no le saca ni tarjeta amarilla cuando merece la roja de expulsión inmediata.
Dice La Nación, que el referéndum debe ser sin “manipulaciones”; pero, quién ha sido el mayor manipulador del proceso, si no ellos. Pasaron de ser contrarios a la reelección presidencial para convertirse en sus abanderados, cuando encontraron una figura política que, sacada de viejas arcas, aceptó portar la insignia que les era común: la económica.
Han manejado la información a su antojo, como quedó dicho, tratando de convencer a los costarricenses de sus tesis neoliberales y pro-TLC, no con argumentos sólidos producto del debate abierto, amplio y equitativo, sino de la más evidente manipulación mediática, que se ha visto en la Historia de Costa Rica. Y para colmo, tienen la desvergüenza de decir que los del “Sí” no han tenido oportunidad de exponer sus tesis en la misma proporción que los del “No”; y ¡ni colorados se ponen!
Piden que no haya descalificaciones, por supuesto que no debe haberlas. Pero, quiénes son los que han querido ligar a TODOS los que estamos con el NO, con imágenes negativas producto de los errores, posiciones y declaraciones de algún sector, que no han sido avaladas ni aceptadas por la gran mayoría de los que nos oponemos al TLC.
Para La Nación, los que estamos por una Costa Ricas digna, con valores éticos y no solo económicos y comerciales, somos personas retardatarias, enemigos de la libertad y la democracia, dilapidadores de los recursos públicos, vagabundos sindicalistas, y muchas otras bellezas que se desprenden de los jugosos comentarios que salen de las páginas del Grupo Nación y otros medios de comunicación que son sus satélites.
De mi parte, no descalifico a los que están por el Sí, tienen derecho a defender sus intereses, eso sí, por favor, respeten a los demás.
Y lo más increíble, pide el editorial anónimo de La Nación, que no haya tremendismos. Pero si son ellos los que ha hecho tremendismo, sobre estos temas; por ejemplo: quienes han sostenido en sus medios de comunicación, que sin TLC se acaba Costa Rica, que se perderían cientos de miles de empleos, la inversión extranjera se olvidaría que existe este pequeño país, y muchos “tremendismos” más, como por ejemplo, atreverse a decir que los que estamos con el No, atentamos contra las instituciones democráticas, porque cuestionamos los fallos de algunos tribunales; con ello no solo desconocen los principios de la verdadera libertad , niegan el derecho que nos brinda la Constitución Política e ignoran (lo que no es de extrañar, pues no sería lo único), la lucha que muchos han dado por la democracia, solo su devoción hacia ella, y no por los beneficios que pudiera implicar, en su chequera.
Estamos de acuerdo que La Nación denuncie todo aquello que atente contra un referéndum que ellos, en principio, no querían; pues así lo confiesan al decir, que este proceso fortalecerá la democracia “PESE a que hubo de desembocar en ella por el entorpecimiento de la tramitación legislativa”; los traicionó el subconsciente al escribir¡, les pesa que haya referéndum, que la decisión sea del SOBERANO, y no de un pequeño cúmulo de diputados, que como en el caso de Guyón Massey, sabe Dios cómo fueron convencidos de su voto.
A La Nación le hubiera gustado el voto secreto, en una noche, como sucedió en algún país centroamericano; o en dos semanas como en Panamá, donde el emporio financiero que se refleja en sus modernos edificios, nadie sabe a ciencia cierta de dónde viene. Tengan seguridad, también, que muchos ciudadanos estaremos atentos a denunciar, lo que haya que denunciar, venga de donde venga.
También creemos que Costa Rica tiene derecho a avanzar, sin miedos y sin mentiras; que han sido las armas de La Nación. Como puede verse, se puede estar de acuerdo con estos editorialistas, en cuanto lo que
escriben, jamás en cómo lo practican; especialmente porque, más grave que la mentira y los mentirosos, es la falacia y los falaces.