¿De qué clase de “triunfo” hablan?

Gracias a las convicciones democráticas del Diario Extra, en el campo del respeto a la Libre Expresión, ANEP publica, semanalmente, en días miércoles, esta columna.

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Este “triunfo”, en consecuencia, no tiene la necesaria legitimidad inherente a un proceso electoral limpio, cristalino, equitativo, justo y, sobre todo, libre. No es legítimo. Solamente tienen un pírrico resultado cuantitativo a su favor. Nosotros obtuvimos un triunfo en la “derrota”. Ellos cargan con el peso de una derrota en su “triunfo”.

El terrorismo ideológico, la agresión psicológica y el acoso mental que hasta momentos antes de la votación sufrieron miles de votantes, le quitó al proceso su condición libre. La operación de propaganda, al estilo nazi, montada tres días antes de la votación a través de varios medios de prensa oligárquicos (incluso uno televisivo de propiedad mexicana), así lo confirma para la historia.

Por ejemplo, el_ “avanzar o frenar”_, titular de portada del pasquín oligárquico en su edición del día del referéndum, fue un verdadero volante de propaganda de ellos. Sin duda alguna, la irrupción del terrorista y torturador Bush, de la Casa Blanca y de CNN en Español, mostró el despliegue de un operativo de inteligencia para la intimidación psicológica de la población; algo completamente nuevo para el pueblo costarricense, pero que ya han sufrido otros pueblos latinoamericanos cuando se han propuesto transitar caminos soberanos.

Por eso es que nada celebraron. No tenían razones para celebrar. Ética y moralmente el triunfo no fue de ellos. Además, el pueblo votó sobre el TLC, única y exclusivamente. El referéndum no era sobre la llamada “agenda de implementación”. El mismísimo Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), ese que tanto les ayudó con su descarada parcialización, así lo reconoció por boca de su máximo jerarca, el magistrado Sobrado, cuando en entrevista, el domingo 30 y para el principal periódico de ellos afirmó que, “lo que se pretende llevar al referendo es el TLC, no la agenda de implementación”. Así que ni uno solo de los trece proyectos de esa agenda, se votó el domingo 7 de octubre. Quedamos completamente legitimados para rebelarnos contra tales proyectos.

Tenemos, pues, el camino completamente libre para oponernos a esa agenda. Debemos hacerlo con toda contundencia, por todas las formas posibles, típicas y atípicas. Nuevos escenarios de lucha quedaron completamente abiertos y ahora muchos más legítimos que cuando nos tildaban de “cuatro gatos”.

Cuantitativamente somos tres cuartos de millón (así quedó certificado en las urnas), pero de corazón somos muchos más, puesto que la infame campaña del miedo “alejó” a muchos compatriotas de la senda del bienestar de la Patria; “alejamiento” que será momentáneo.

Por tanto, no tienen mandato suficiente como para cambiar por sí solos el modelo solidario costarricense, nuestro Estado Social de Derecho. ¿Qué tienen, entonces?… Una prensa oligárquica completamente prostituida y desacreditada; una fracción parlamentaria gobiernista desprestigiada con diputados y diputadas que fueron derrotados en el referéndum en sus propias comunidades; como el “lazarillo” de los Arias (en Pérez Zeledón), o la verdadera jefa de fracción de la bancada parlamentaria oficialista (en San Ramón); un “triunfo” pírrico; y, un gobierno que renquea porque la alianza que lo sustenta (_“Plusc”_ más las turecas) tuvo muchos menos votos el 7 de octubre que los obtenidos en las elecciones del 2006.

¿Es eso suficiente?… ¡NO!. El empate de fuerzas sigue vigente. Además, de acuerdo con el universo electoral, siete de cada diez ticos no votaron por el sí. Ellos van para atrás. Nosotros vamos para adelante, con toda ética y moral, con la fuerza de la razón y con un poder ciudadano en indetenible crecimiento.

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