Por: Rosa Pavannelli, Secretaria General de la ISP
El Día de la Mujer no es para celebrar lo femenino, es un día para la movilización política. Comenzó en el siglo pasado, con las mujeres de clase trabajadora de todo el mundo tomando las calles y, desde 2017, la Huelga Internacional de las Mujeres está renovando ese espíritu de solidaridad e internacionalismo. Sólo podremos lograr los avances significativos por los que vienen luchando generaciones de mujeres si colocamos las luchas de las mujeres en el centro de la acción sindical.
Necesitamos un feminismo influyente, dispuesto a enfrentarse a los que están en el poder y a luchar por que haya cambios políticos hoy, no por la promesa de mejoras graduales en el futuro.
Ya hemos esperado bastante.
Sin embargo, muchas ejecutivas muy adineradas (predominantemente mujeres blancas) nos dicen que el problema no es el patriarcado, ni la desigualdad de clases, que basta con que las mujeres superen sus propios frenos y se «echen hacia adelante» (lean in), signifique eso lo que signifique.
Pero este modelo «despolitizado» del feminismo moderno ignora el factor clave que ha llevado al éxito hasta ahora: el aumento de nuestra fuerza colectiva para desafiar el statu quo.
Es estimulante ver cómo la Huelga Internacional de las Mujeres aprovecha el pasado para crear un «nuevo movimiento feminista internacional que tenderá un puente entre la lucha de las mujeres y la lucha de los trabajadores».
Esta lucha se cimienta sobre seis principios clave:
- El fin de la violencia de género
- Los derechos laborales
- Un feminismo antirracista y antiimperialista
- Prestaciones sociales completas
- Las justicia reproductiva y medioambiental para todos y para todas
Debemos defender los servicios públicos como base de esta solidaridad renovada, porque proporcionan a las mujeres y a los hombres sus necesidades esenciales, además del respeto a nuestros derechos humanos fundamentales.
Debemos recabar apoyo para las valientes trabajadoras y trabajadores que prestan los servicios públicos a sus comunidades.
Debemos integrar estrategias sensibles al género y transformadoras, para lograr unos servicios públicos no discriminatorios y adaptados a nuestras necesidades.
Los servicios públicos de calidad contribuyen a redistribuir el poder y los recursos, y a crear un entorno económico y cultural propicio para desafiar al patriarcado y luchar por la igualdad. También nos permiten proteger el medioambiente local y reducir el perjudicial impacto del ánimo de lucro, que implacablemente está destruyendo nuestro mundo. Por eso los Gobiernos de derechas, desde Brasil a los Estados Unidos, Italia o Hungría, están atacando al personal de los servicios públicos y a los derechos de las mujeres en su conjunto.
Tienen miedo.
Pero no daremos ni un paso atrás. Necesitamos un movimiento de mujeres más radical y resuelto, para responder a los ataques que tantos Gobiernos de derecha están lanzando contra los derechos de las mujeres.
En este Día de la Mujer también tenemos que mirar hacia el futuro. Rindamos homenaje a la adolescente que tuvo el coraje de señalar como culpables públicamente a los líderes políticos y empresariales más poderosos del mundo, por no abordar las amenazas urgentes del cambio climático: Greta Thunberg.
Una joven que está construyendo un movimiento internacional para luchar por los derechos humanos y medioambientales.
Una mujer joven que está enseñando a las generaciones más jóvenes y a las más mayores a preocuparse por el bien común y el interés general, unos valores socavados por la globalización neoliberal.
Una joven que no pregunta educadamente si será posible un cambio mañana, sino que exige a los líderes mundiales medidas urgentes, hoy, por el futuro de nuestro planeta.
No aceptaremos ni un paso atrás en los derechos de las mujeres: lucharemos por lograr más cambios aún.
No aceptaremos la despolitización de la lucha de las mujeres: utilizaremos nuestra fuerza colectiva y haremos de la igualdad de género el motor de la acción sindical.
No aceptaremos más retrasos en la acción climática: reivindicaremos cambios políticos, hoy.
Como Greta, tenemos que ser audaces para lograr los cambios que necesitamos: por las mujeres, por los trabajadores, por una sociedad mejor para todos y para todas.
* Rosa Pavanelli es secretaria general de la Internacional de Servicios Públicos y presidenta del Consejo de los Global Unions.