Este lunes 1 de junio de 2015, a las 4 de la tarde, el Consejo Nacional de Salarios (CNS), órgano de carácter tripartito adscrito al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), recibirá las diferentes propuestas sindicales para el reajuste por costo de vida que deben sufrir los salarios mínimos que se pagan en el sector privado de la economía; reajuste que es valedero para el segundo semestre del presente año 2015 y que debe entrar a regir el día 1 de julio próximo.
En el caso de la corriente sindical que representamos desde la propia ANEP, la Central Social Juanito Mora Porras (CSJMP), en unidad con las entidades laborales de similar naturaleza jurídica, se presentará una propuesta que rondará el 2 %. Hablamos de la Confederación de Trabajadores Rerum Novarum (CTRN), de la Central del Movimiento de Trabajadores Costarricenses (CMTC), así como de la Confederación Unitaria de Trabajadores (CUT). La propuesta, además, cuenta con la simpatía y el respaldo del colectivo sindical latinoamericanista PATRIA JUSTA.
Los detalles técnicos que sustentan tal cifra serán expuestos al momento de la audiencia a las partes sindicales.
Posteriormente, será el sector patronal el que hará su propuesta y una semana después, por lo general, la representación gubernamental definirá para cuál lado se inclina si fracasa la búsqueda de un acuerdo tripartito. Usualmente, la votación en el seno del CNS queda 2 a 1 (patronos-gobierno contra trabajadores). En el caso de la presente administración gubernativa Solís Rivera, ésta será la tercera fijación en materia de salario mínimo.
Este ritual institucional que se ha venido repitiendo cada seis meses a lo largo de los últimos años (es más, prácticamente toda la vida, pues de obligada observancia legal); hace que en la actualidad y dada la situación sociopolítica del país que muestra altos niveles de desempleo (abierto y encubierto), de precariedad laboral, de violaciones sistemáticas a los derechos laborales básicos fundamentales, de alto endeudamiento salarial y de avance impetuoso de la informalidad; amén de la constatación del crecimiento sistemático de la desigualdad, por un lado y, por otro, de la concentración de la riqueza; hace que, repetimos, queden en evidencia fuertes vacíos acerca de una profunda discusión sobre el carácter de los salarios mínimos que se aplican en el sector Privado y en el marco de esta gran deuda social según lo hemos puntualizado.
PRIMERO: Es urgente aprobar legislación para que el reajuste por costo de vida al salario mínimo, aunque sea raquítico, indigno e insuficiente, se respete plenamente por todos los patronos. No son pocos los casos en que a la persona trabajadora se le indica que ese reajuste a su salario mínimo no le corresponde porque le están pagando, por ejemplo, mil colones más del mínimo al momento de la fijación. Esta especie de escamoteo debe censurarle legalmente.
SEGUNDO: Debe precisarse que el reajuste semestral por costo de vida a los salarios mínimos que se deben pagar en el sector privado, oculta que hay que hacer algo para incrementar el poder de compra de los mismos, su poder adquisitivo; es decir, urge una revaloración salarial extraordinaria para subir el actual nivel del monto de los salarios mínimos, de tal suerte que los subsiguientes reajustes semestrales por costo de vida partan de ese nuevo nivel. Esta gran decisión política puede adoptarse por medio de una ley y/o por medio del acuerdo del Gobierno con la parte laboral representada en el Consejo Nacional de Salarios (CNS), ya que es de esperarse que la parte patronal jamás apoyará una decisión de tanta justicia obrera como lo es incrementar el poder de compra del salario mínimo. En algunos momentos, varios países latinoamericanos han adoptado decisiones de este tipo, pues se sabe que hay una relación directa entre el incremento del poder de compra del salario y la reactivación productiva, especialmente para el mercado interno; algo de lo cual y en el caso costarricense, es de gran urgencia.
TERCERO: La persona trabajadora asalariada, especialmente la de ingresos medios y bajos, percibe (en muchos casos de manera dramática), la distancia entre la cifra oficial de inflación semestral por costo de vida, con la realidad financiera del bolsillo y del presupuesto familiar. “La plata no alcanza”, es la frase preferida para definir el deterioro del poder de compra del salario y la disminución de su capacidad adquisitiva. Por ende, es urgente nuevas metodologías de medición del costo de la vida que el gobierno debe implementar, generando una nueva reactualización del Índice de Precios al Consumidor (IPC), a fin de adaptarlo más para una medición más real de lo que ocurre, en verdad, en el seno de la economía familiar de las personas asalariadas.
¿”CAMBIO?” Si hay un aspecto en que la mayoría del pueblo trabajador y, especialmente, su clase trabajadora asalariada percibiría, el verdadero contenido de la palabra y del concepto “CAMBIO” es éste, el de los salarios mínimos; pero, para ello, se requiere de un gran coraje presidencial y gubernamental para enfrentar ese poder corporativo-empresarial que, sin haber ganado elección alguna, pretende seguir imponiendo su hegemonía en las grandes decisiones de política pública que tienen que ver con el bienestar de las mayorías.