Albino Vargas Barrantes, Secretario General de ANEP
Hace unos meses la actual Ministra de Hacienda, señora Rocío Aguilar Montoya, empleó el concepto “obsceno” para referirse a la cuantía del costo de las tasas de interés que los inversionistas exigen a la hora de que el Gobierno les plantee que le presten plata.
Al considerar la monstruosa cifra del monto de la deuda pública que nosotros sostenemos es estrangulante de la economía nacional y, además, que no se puede pagar, el pago de intereses de la misma es, a la vez, obsceno también.
El pasado viernes 22 de marzo, con ocasión de la realización del Consejo Consultivo Nacional (CCN) de la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), don Ernani Goelzer, integrante del Grupo Transparencia Nacional (GTN), abordó -aunque brevemente, por razones de tiempo-, el impactante tema del endeudamiento público y de su pago de intereses, haciendo énfasis en la tesis de la necesidad de una auditoría ciudadana al respecto.
En ANEP, que hemos estado abordando el tema hace ya bastantes meses, tratando de posicionarlo como uno de los ejes fundamentales de la lucha social y del proceso de sindicalismo sociopolítico que practicamos, los datos que nos da el GTN son realmente impactantes; casi al punto de hacer indescriptible la reacción que pudiera generar su conocimiento, en cualquier costarricense con un mínimo de sensibilidad social en estos momentos.
Que cada día del año pasado 2018, los intereses de la deuda que hubo que pagar ascendieran a los 3 mil 891 millones, 666 mil 666 colones (3.891.666.666), tiene una connotación obscena innegable para un país que está sufriendo los problemas sociales más graves desde la proclamación de la Constitución Política de 1949.
Prácticamente, son 4 mil millones de colones, ¡cada 24 horas!, el pago de intereses de la deuda pública, si nos dedicamos a leer con cuidado los datos del Grupo Transparencia Nacional, que nos indican de la cuantía de 3 billones de colones, como servicio de la deuda pública en el año pasado; de los cuales, un 46.7 % fue por pago de intereses; es decir, un billón 401 mil millones de colones (1.401.000.000.000).
Evidentemente, si tuviésemos una clase gobernante que hegemonizara todo su accionar en la promoción del bien común y de la integración social real, un paso trascendental a dar tiene que ser el de auditar la monstruosa deuda pública del país, misma que anda por alrededor de los 34 mil millones de dólares.
Los casi 21 billones de colones de colones de deuda pública, gran parte de la cual fue generada en los gobiernos de los partidos Liberación y Unidad (y ahora el PAC, que quiere aumentar esa deuda en 6 mil millones de dólares más); merece que la ciudadanía pueda tener la más real y transparente información de toda una acción política continuada desde la esfera gobernante de los últimos tiempos, para haber llegado a la trágica realidad de que se tenga que sacar casi 4 mil millones de colones diarios para pago de esos intereses, más que obscenos, que implica el monto actual de la deuda pública nacional.
Bien harían las universidades públicas que poseen el más elevado conocimiento académico-profesional del país, impulsar un proceso cívico-auditor de la deuda pública, involucrando en el mismo a las agrupaciones sociales más militantes en el tema.
Prácticamente es imposible que el estamento político-tradicional decida entrarle al tema, pues sería auditarse a sí mismo, desde el punto de vista de que es causante, en grado sumo, de esa erogación diaria de intereses; suma tan enorme por sí misma que podría estar supliendo cualquier cantidad de necesidades sociales cruelmente postergadas en cuanto a su atención integral y efectiva.
No menos crítica es la situación de tener la ciudadanía noción clara de los beneficiarios diarios de esos casi 4 mil millones de colones diarios de pago de intereses de la deuda pública; tanto del ámbito público como del privado y de las entidades de correduría financiera y jurídico-legales que intermedian ganando con ese pago de intereses tan obsceno. ¡Qué clase de tarea cívica tenemos por delante!