Un organismo fiscal internacional

Ahora que el Gobierno ha puesto en lugar connotado de la agenda política nacional el tema de los impuestos con sus respectivos proyectos de ley, especialmente el que pretende transformar el actual impuesto sobre las ventas en impuesto al valor agregado (IVA), subiéndolo del 12 al 15%; nuestra oposición a esta última pretensión adquiere más convicción con base en lo que viene sucediendo en el escenario internacional en cuanto a la fiscalidad tributaria.

Está creciendo con más fuerza y autoridad moral, el reclamo por la creación de un organismo fiscal internacional, dada la inenarrable situación de verdadero crimen de lesa humanidad que representa el robo de impuestos a escala global.

El combate a la evasión fiscal en todas sus formas parece convertirse en punto estratégico asociado a la supervivencia misma de la Humanidad, por “exagerada” que aparezca esta percepción.

En el caso costarricense los datos oficiales son impactantes: podríamos estar ya superando la cifra de 8 puntos porcentuales de Producto Interno Bruto (PIB) en evasión y elusión fiscales en todas sus manifestaciones.

Y tal dato agiganta su impacto en la sociedad si lo ligamos a este otro que le copiamos al distinguido economista Guillermo Zúñiga Chaves, exministro de Hacienda y exdiputado, cuando apuntó lo siguiente para Costa Rica: “Datos aportados por el BID señalan que en el año 2012 el impuesto sobre las ventas representaba un 5% del PIB, mientras que el impuesto sobre renta de personas y empresas era el 3,9%. Solo como referencia, en los países de la OCDE el IVA representa un 6,6% del PIB, y el de renta 11.9% del PIB. Las cargas son muy distintas”. (Columna “Notas al tema”, Diario Extra, sábado 28 de marzo de 2015).

Por su parte, la máxima autoridad de la Internacional de Servicios Públicos (ISP), Rosa Pavanelli, nos ilustra al respecto: “Contamos con un Banco Mundial, una Organización Mundial de la Salud e incluso con un organismo internacional que regula el fútbol, pero carecemos de un organismo fiscal mundial para hacer frente a los cuantiosos escándalos fiscales corporativos. ¿A quién beneficia esto?”.

Lo dijo en su mensaje con motivo de la instalación en la ciudad de New York, el pasado 18 de marzo, de la Comisión Internacional Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa (ICRICT, por sus siglas en inglés).

Por su parte, la prestigiosa y respetada entidad Oxfam, una confederación internacional formada por 17 organizaciones no gubernamentales nacionales que realizan labores humanitarias en 90 países, bajo el lema “trabajar con otros para combatir la pobreza y el sufrimiento”, promueve la realización de una Cumbre Fiscal Mundial a fin de “lograr un sistema fiscal internacional justo para todos los países, que garantice que las grandes empresas paguen lo que les corresponde allí donde realizan su actividad”

Así las cosas queremos enfatizar en lo siguiente: es el combate fiscal y la tributación progresiva (renta global, por ejemplo), lo que se debe impulsar implacablemente. Pero sin una férrea, amplia y diversa movilización ciudadana en Costa Rica no se van a dar transformaciones estructurales en materia tributaria en la dirección apuntada.

El Gobierno debió desafiar los poderes que en tal sentido tiene la hegemonía política dominante, provocando que en el seno del parlamento se debatiera, exclusivamente sus oportunas y atinadas iniciativas para profundizar el combate al robo de impuestos, por una parte; y, por otra, empezar el camino hacia la progresividad tributaria impulsando el establecimiento de la renta global.

Con ello habría dejado al desnudo los verdaderos intereses diputadiles que le sirven como “peonada política” al capital neoliberal y sus latifundios mediáticos voceros del mismo; y, por otro, podría haber abierto espacio para articular un músculo social a su favor para impulsar otras iniciativas necesarias y urgentes para la reducción de la desigualdad.

¡Pero no! Prefieren seguir dilapidando el capital político que se les dio. ¡Ni modo!

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