Albino Vargas Barrantes, Secretario General ANEP
El pasado jueves 12 de setiembre, el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi) emitió un comunicado de prensa que, como era lógico suponer, pasó inadvertido.
Nosotros confiamos en la gran objetividad e imparcialidad con que esta entidad ha venido analizando el estado de las finanzas públicas de los países de la región centroamericana y, por supuesto, el nuestro.
Con solo ponerle cuidado al título de dicho comunicado, podemos llegar a la conclusión de que ellos, la tradicional clase política y su soporte fundamental del poder económico, han fracasado estrepitosamente, en cuanto a darle sosiego a nuestra sociedad sobre el problema fiscal, por ellos mismos generado. Veamos.
“Icefi: el proyecto de presupuesto para 2020 evidencia que las finanzas públicas costarricenses continúan por el camino de la insostenibilidad.
La primera revisión realizada por el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi) al Proyecto de presupuesto ordinario y extraordinario de la República para el ejercicio económico 2020 presentado por el Ejecutivo a la Asamblea Legislativa el 30 de agosto de 2019, revela que, a pesar de la implementación de la reforma fiscal, la insostenibilidad de finanzas públicas persiste y se evidencia en una baja carga tributaria, altos niveles de déficit y un crecimiento acelerado de la deuda pública, elementos que ponen en riesgo la continuidad del modelo de protección social y gobernabilidad democrática que ha caracterizado a Costa Rica”.
¡Impresionante! Reparemos en estos cuatro señalamientos básicos de esta prestigiosa entidad: 1) La insostenibilidad de las finanzas públicas persiste pese a la imposición del combo fiscal. 2) Baja carga tributaria. 3) Altos niveles de déficit. 4) Crecimiento acelerado de la deuda pública.
Ellos, la tradicional clase política y su soporte fundamental del poder económico, han fracasado estrepitosamente. Nos llevan a la debacle. El Icefi nos advierte que esos cuatro elementos perversos sobre la cuestión tributario-fiscal del país “…ponen en riesgo la continuidad del modelo de protección social y gobernabilidad democrática que ha caracterizado a Costa Rica”.
Ellos, la tradicional clase política y su soporte fundamental del poder económico, han fracasado estrepitosamente. Pero, ¿cuáles son sus rostros? Es imperioso que procedamos a desenmascarar a las personas integrantes de los grupos de poder económico y sus operadores políticos en las sucesivas administraciones gubernativas (de los poderes Ejecutivo y Legislativo) de Liberación, de la Unidad y del PAC, como responsables directos de la debacle fiscal en desarrollo.
Por lo pronto estas personas deben ser señaladas con el dedo cívico y popular acusador: Óscar Arias Sánchez y Miguel Ángel Rodríguez Echeverría, los cuales están muy activos y siguen moviendo sus fichas en el actual Parlamento. Tenemos a Carlos Alvarado Quesada, Rocío Aguilar Montoya, Nogui Acosta Jaén, André Garnier Kruse y Víctor Morales Mora, como figuras notables impulsoras del fallido combo fiscal que tiene a tanta gente sufriendo en estos momentos.
Ese mismo dedo acusador debe apuntar, directamente, a estos individuos con curul parlamentaria en estos momentos: Carlos Ricardo Benavides Jiménez, Pedro Muñoz Fonseca y Pablo Heriberto Abarca Mora. Destacan ellos dentro del conjunto de la mayoría mecánica neoliberal que en el seno de la actual Asamblea Legislativa vienen dando pasos fuertes para el desmontaje final del Estado Social de Derecho que surgió a partir del 7 de noviembre de 1949, cuando entró en vigencia la actual Constitución Política; misma que, por cierto, sufriera varias modificaciones de facto (en una especie de “Golpe de Estado técnico”), con la promulgación de la ley 9635, errónea y perversamente denominada de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas.
Sin duda alguna, el grupo de los fracasados en el manejo económico fiscal del país incluye a connotados líderes del mega-“empresauriado” nacional como Gonzalo Delgado Ramírez, Enrique Egloff Gerli y el banquero Leonel Baruch Golberg, aunque aquí la lista es mucho más grande.
Por supuesto que la lista de los responsables del fracaso económico en desarrollo quedará incompleta si no metemos en ella a connotadas figuras promotoras del periodismo de odio; esa estructura mediática que desde salas de redacción y desde estudios de noticias por televisión se han encargado en los últimos tiempos de sembrar cizaña entre costarricenses en aras de proteger los meganegocios con la cosa pública (los que ya se han hecho y los que están por realizarse), culpabilizando a la clase trabajadora del déficit fiscal cuando es a ellos mismos a los cuales les compete la cuota de responsabilidad máxima al respecto. Se merecen un comentario aparte que próximamente les compartiremos. Es definitivo, ellos, la tradicional clase política y su soporte fundamental del poder económico, han fracasado estrepitosamente.
Pese al odio sembrado por estas personas y otras más que debemos señalar de manera contundente, coincidimos en la sabia recomendación del Icefi que debería ocuparnos ya, ahora mismo, como sociedad, antes de que la debacle macro-fiscal en desarrollo llegue a un punto de no retorno:
El Icefi reitera la urgente necesidad de buscar un acuerdo fiscal de largo plazo que dé respuesta a los “desafíos de crecimiento económico, desarrollo social y gobernabilidad democrática”.