Día Internacional de la Mujer Trabajadora

Por: Rebeca Céspedes Alvarado, Secretaria de Género ANEP

El Día Internacional de la Mujer debe ser conmemorado sin abreviaciones como, Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Restarle el término trabajadora es invisibilizar una característica inherente de ese 50% de la población que ha contribuido y contribuye con el desarrollo y progreso de nuestros países y del mundo en general.

En cualquier parte del mundo donde se encuentra una mujer, ineludiblemente, hay luz, esperanza, trabajo y virtud. Por eso, más que recordar los actos de heroísmo de una en especial o de un grupo en concreto, se trata de volver la mirada a todas las mujeres. Nuestras sociedades se vuelven más  inseguras y desiguales y en estos escenarios la mejor alternativa pasa por reflexionar.

Reflexionar sobre los cambios para bien, esos que han tenido que expandir valientes mujeres en sus luchas por la reivindicación de sus derechos.

Reflexionar respecto de lo que se tiene y lo que aún está por llegar. Es que nada de lo que se tiene en materia de equidad de género o de igualdad ante la ley ha sido producto de regalos o adquisiciones al azar. Los esfuerzos de las mujeres y el trabajo en equipo han florecido en el desierto machista y en el hostil patriarcado.

Ahora son otros tiempos, pero con los mismos o mayores desafíos. Las adversidades cambian de máscara y tenemos que actuar con absoluta contundencia. El éxito está en la educación, en la unidad, en el valor y la denuncia.

«Ni una menos»,  Eso es solo una expresión. Ni una menos en la práctica es lo deseable, lo justo, lo que debería ser.  Eso será una realidad cuando todos y todas trabajemos por erradicar las discriminaciones, la violencia y el maltrato en contra de las mujeres. Cuando  nos demos la oportunidad de movilizarnos  por la equidad de género; y cuando finalmente, convenzamos a todas las mujeres a trabajar en un mismo equipo. El lema debería ser «ni cómplices ni víctimas».

El camino aún es largo para lograr la igualdad  real y equidad entre hombres y mujeres, pero no hay atajos, solo el esfuerzo  en contra de la indiferencia nos conducirá a un puerto seguro.

Hago un llamado a todas las mujeres para que juntas volvamos la mirada a un mundo de mayores oportunidades y condiciones dignas. Para que unidas caminemos en el devenir de la historia, sin miedo, con firmeza y con esperanza.  Aún podemos hacer algo y tengo la certeza que mañana será un día mejor.

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