Lic. Benjamín Sevilla García , Secretario Juventud, ANEP
Este caso cobra particular importancia, precisamente, porque constituye un ejemplo claro de lo que puede hacer y llegar a ser una marca empresarial. El caso Odebrecht tiene relevancia, no sólo por lo mediático de sus presuntos actos de corrupción, sino por la cantidad de personas, empresarios y políticos que resultaron involucrados en el tema.
Implica, a su vez, casos tan sonados de soborno y cohecho entre altos mandos de distintos países de la región que esperan resolución judicial. Como aspecto relevante destaca su carácter transnacional, su permanencia en el tiempo y la cantidad de personas involucradas.
Como es de esperar, muchísimas personas están a la expectativa de las resoluciones judiciales. Pues tienen mucha credibilidad respecto de la fortaleza de los Estados democráticos de la región y en el presente caso, se pone a prueba la madurez y consolidación de cada uno de estos Estados, la capacidad de los poderes judiciales para conservar su independencia y también, aunque no se diga abiertamente, las sociedades esperan una sanción sobre las personas que se determine son responsables. La impunidad sería un indicador directo de la perdida de legitimidad política y del debilitamiento de los Estados de Derecho.
Otro factor a tomar en cuenta es que dependiendo del manejo que se les dé a estos casos, que por su implicación y alcance son tan mediáticos, podrían fortalecerse o no los liderazgos populistas que tanto daño le han hecho a nuestros sistemas sociales y políticos.
Como sabemos Odebrecht constituye un conglomerado empresarial de Brasil especializado en la construcción, la ingeniería y la petroquímica. Una de las razones de su permanencia y fuerza operativa radicaba, al parecer, en el nexo que ha conservado con el poder político. Además, se especula que dentro de su propia organización funcionaba otro grupo que se encargaba de velar por la operatividad y eficacia de los actos de corrupción a lo interno de la empresa. Con ello se aseguraban que, a través del soborno o el chantaje, Odebrecht siempre iba a tener las licitaciones de las principales obras públicas.
¿Qué puede hacer una empresa cuya organización es compleja para evitar que sus directivos incurran en estas conductas irregulares o delitos?
La idea es que las empresas, cuyo sistema operativo sea complejo, puedan hacerle frente a este tipo de situaciones y dejar de buscar excusas. Quizá, y si actúan de buena fe, podrían lograr cierto grado de éxito si ponen en práctica una serie de medidas que tienen que ver con controles en concreto o bien, con el desarrollo de la cultura de legalidad.
Al respecto, sería importante prestarle atención a temas como la valoración del riesgo, que son aquellas conductas que pueden ser previsibles y aquellas que no lo son, lo cual, eventualmente, podrían salvaguardar a la empresa de responsabilidades. Pues si la empresa metodológicamente realiza bien su trabajo y logra demostrarlo, los juzgadores no entrarán a conocer las valoraciones de las empresas, sino el método.
Por otra parte, en nuestros países aun cuando hay altos niveles de inseguridad, violencia y poca cultura de legalidad, lo correcto es impulsar este último elemento. La idea es que los controles estén bien diseñados, el tema de si una persona no aplicó correctamente estos controles puede ser manejado de manera distinta. Por eso es que suele decirse que, en estos casos, el juez debe ponderar “entre cuál es el grado que se tiene de cultura de la legalidad y cuáles son los controles que existen en concreto”.
Pero también se debe tener presente que no en todos los casos se le puede exigir a una empresa los debidos controles. Por ejemplo, se adquiere una empresa constituida, pero esta no cuenta con ningún programa de cumplimiento normativo y a los días se descubre que se realizó un pago indebido. Difícilmente, en este caso, se le pueda indilgar la responsabilidad a los nuevos directivos.
Finalmente, aunque una empresa logre mejorar sus controles y tenga un excelente plan de cumplimiento normativo, para evitar los actos de corrupción se requiere algo más, el compromiso y la voluntad de todos sus colaboradores y directivos.