Albino Vargas Barrantes, Secretario General ANEP
6 mil 300 millones de colones diarios (en cifras así: ¢6.300.000.000) es el negociazo de los intereses por usura en las diversas entidades banquero-financieras y comerciales financieras que prestan plata y/o venden a crédito.
“Mociones irrelevantes retrasan proyecto usura” es el titular de la información periodística de este pasado lunes 20 de abril, publicada en DIARIO EXTRA (página 15), el medio escrito más popular, vendido y leído de nuestro país; nota de prensa de la cual sacamos el dato que la acabamos de citar, cifras para el año 2018, según estimaciones (nos dice dicha información)“…de la Academia de Centroamérica, el Estado de la Nación y el Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC)”. En sus respectivos ámbitos y considerando la naturaleza de sus quehaceres, las tres entidades mencionadas son muy serias.
Para ese año 2018, los intereses de usura en las entidades comerciales sumaron 2.3 billones de colones, los cuales, divididos entre los 365 días del año, arrojan el impresionante y espeluznante dato de 6 mil 300 millones de colones diarios que se ganan reducidísimos grupos económico-financieros cobrando tasas de usura que, en algunos casos, llegan hasta el 90%.
Imaginamos que para el 2019 las cifras deben andar parecidas, lo cual nos indica que a estos grupos la pandemia del coronavirus Covid-19 les cogió con plata acumulada en cantidades inconmensurablemente altísimas.
Traemos el tema a propósito de un proyecto de ley actualmente en trámite parlamentario, Expediente Legislativo No. 20.861, con el cual se pretende ponerle un límite, aunque sea modesto, al cobro de intereses por el uso de tarjetas de crédito, préstamos bancarios y financieros, casas de empeño y similares; de modo tal que la escandalosa usura quede en un límite máximo de 39% para créditos en colones y de 31% en dólares.
Sin embargo, con estas cifras la usura no dejará de serlo, quedando mucho camino por recorrer pues sus beneficiarios directos seguirán siendo multimillonarios y la acumulación de riqueza que han logrado, sigue siendo un elemento central de una sociedad tan desigualdad como la costarricense de hoy, más todavía con los efectos económico-sociales producto de la indicada enfermedad viral.
En realidad, las cifras por cobro de intereses, ya desagregadas en diferentes actividades de crédito, son difíciles de creer. Vean estas barbaridades realmente obscenas.
Se nos dice que los bancos cobraron en ese año 2018, vía tarjetas de crédito, a un promedio de 49%, 638 mil millones de colones; es decir, casi mil 750 millones al día. ¡Sí!, 1.750.000.000 diarios.
En el caso de las casas de empeño y de algunos bufetes, la usura andaba en un promedio del 90% para ese año 2018, logrando sus prestamistas atesorar unos 610 mil millones de colones; es decir, unos mil 670 millones de colones cada 24 horas: 1.670.000.000 diarios.
Si nos vamos al negocio de la compra a plazos del negocio de electrodomésticos, con tasas de usura, en promedio, del 60%, la ganancia por cobro de intereses ascendió, en ese año 2018, a 883 mil millones de colones; lo que es lo mismo que decir, poco más de 2 mil 400 millones de colones cada 24 horas: 2.400.000.000 diarios.
Y este nivel de ganancias seguirá por varios años más puesto que el proyecto de ley 20.861 no es retroactivo; es decir, todos los negocios pactados con esos altísimos niveles de tasas de usura se tendrán que honrar; es decir, que los banqueros-financistas, los dueños de casas de empeño y de ventas de electrodomésticos podrán seguir acumulando riqueza por el orden de los más de 6 mil millones de colones mensuales; o bien, superando los dos billones de colones anuales.
El proyecto de ley indicado, 20.861, es como darle un pellizco a un mastodonte; mastodonte financiero-bancario que tiene un excesivo poder real en nuestra sociedad al punto de que muchos políticos le tienen miedo y/o reciben dádivas de parte de tales grupos para que les cuiden sus negocios.
Inspirados en este pensamiento del papa Francisco, pronunciado durante una audiencia, precisamente, en ese año 2018, es que hemos admitido, públicamente, que tal proyecto debe aprobarse, con todas esas limitaciones y aunque un 39% de tope máximo de cobro de intereses por préstamos y/u operaciones financieras similares, sigue siendo usura.
Digamos que se abrió el camino y habrá que transitarlo con reales ofensivas político-populares ahora que las derivaciones de la pandemia del coronavirus Covid-19, estarían abriendo nuevos senderos para la acción liberadora de los pueblos.