Acaba de darse a conocer un crucial informe sobre la cuestión tributaria que nos llega “como anillo al dedo”, en estos momentos de discusión pública con relación al proyecto de presupuesto que el Gobierno presentó, para el ejercicio fiscal del 2015, al parlamento; asunto éste que está “al rojo vivo”, en el debate nacional, especialmente en los ámbitos diversos de la prensa.
Aunque les moleste y duela a algunos integrantes de la élite clásica del poder político-económico tradicional y no tan tradicional; nosotros, “desde abajo”, específicamente desde la esfera sindical, hemos estado haciendo un gran esfuerzo para aportar en el asunto. ¡Sí! Es que desde la clase trabajadora organizada también hay pensamiento.
Ya no solamente como “anillo al dedo”, sino como un manantial de agua fresca, ha llegado a nuestras manos un valiosísimo documento, emitido por una entidad socio-humanitaria de alcance mundial, con un aquilatado prestigio y credibilidad a su favor: OXFAM International (www.oxfam.org/es)
OXFAM International, según se indica en la enciclopedia electrónica Wikipedia, “es una confederación internacional de 17 organizaciones que trabajan en aproximadamente 90 países de todo el mundo para encontrar soluciones a la Pobreza y lo que se considera Injusticia en todo el mundo. En todas las acciones finales de Oxfam, el objetivo final es que las personas puedan ejercer sus derechos y administrar sus propias vidas. Oxfam trabaja directamente con las comunidades y busca influir en la gente más poderosa para asegurar que los pobres, o quienes más lo necesitan, puedan mejorar sus vidas, sus medios de vida y tener voz y voto en las decisiones que les afectan”.
En el marco actual del rumbo pernicioso que lleva la anticristiana globalización neoliberal, el trabajo de OXFAM Internacional es verdaderamente revolucionario y transformador. A través de la seriedad de sus investigaciones, de sus profesionales rigurosos y de su presencia en tantos países, pueblos y culturas, los informes de OXFAM International son un instrumento valioso de análisis para poder alimentar la causa de la lucha por la verdadera Democracia, que es la causa de la Humanidad misma.
OXFAM International acaba de publicar, repetimos, un estratégico documento totalmente adecuado para la discusión nacional sobre el tema del déficit fiscal, en momentos en los cuales lo que se impone es la calma para evitar que la gritería histérica neoliberal al respecto, castre cualquier intento de una discusión seria; discusión que, quiérase o no, es necesariamente ideológica. Sin embargo, aun así, da pie para explorar la construcción de acuerdos.
El documento del que hablamos se titula “Justicia fiscal para reducir la desigualdad en Latinoamérica y el Caribe”. Tiene criterios tan lapidarios como éste: “Los sistemas fiscales de Latinoamérica y el Caribe funcionan en beneficio de las élites”. O, este otro: “Los gobiernos de América Latina y el Caribe deben implementar reformas fiscales que beneficien a toda la ciudadanía y no sólo a las élites económicas y políticas…”.
En lo que a nuestra visión del problema respecta, para el caso costarricense es imposible dar una discusión del problema del déficit fiscal sin, a la vez, asociarla, concatenada y estratégicamente hablando, con el tema de la justicia tributaria.
Es por ello que, nuevamente, insistimos en que esas estridencias de que llegó “el fin de los tiempos”, o de que estamos “al borde del apocalipsis” por cifras de déficit fiscal oscilando entre el 5 y el 7% del PIB, en lo profundo son estridencias ideológicas porque esconden “la otra cara de la moneda”: la injusticia tributaria sistémica en nuestro país.
OXFAM Internacional nos indica: “La recaudación tributaria en Latinoamérica y el Caribe es baja en relación con su potencial y no se corresponde con las inmensas necesidades sociales de la región. Las finanzas públicas reflejan un modelo social y económico inequitativo que perpetúa la concentración del poder y las discriminaciones, y están socavadas por los altos índices de evasión y elusión fiscal. Urgen reformas valientes para lograr políticas fiscales que ayuden a reducir las desigualdades enquistas en la región”.
Lo que sucede es que en el caso costarricense, si no media una estratégica movilización ciudadana y popular no habrá ni el menor asomo de una Transformación Tributaria Estructural que cumpla uno de los preceptos fundamentales a juicio del estudio de OXFAM Internacional: que la política fiscal debe ser un instrumento primordial para combatir la desigualdad.
El estado de la desigualdad en el país es de tal calibre que la justicia tributaria se abrirá espacio si se impulsan iniciativas como la renta global, la renta mundial, el impuesto a las transacciones financieras (Tasa Tobin o impuesto “Robin Hood”). El Presidente Solís Rivera nos anunció que enviará al parlamento una iniciativa en el campo de la renta global. Esto es correcto. Sin embargo, este debería ser el primer proyecto para que sea ley de la República en este campo de la justicia tributaria. Por el contrario, pretender que un proyecto de ley para la transformación del impuesto sobre las ventas en impuesto al valor agregado (IVA), logre convertirse en ley antes que lo haga el de la renta global, es caer en una nueva trampa del capital.
Apostar al IVA sin tener de previo transformaciones tributarias por el lado “de los de arriba”, del capital (como la renta global y la renta mundial), es seguir, según el informe de OXFAM International, modelando “sistemas fiscales que en general tienen un impacto muy limitado como correctores de desigualdades o que de hecho, contribuyen a su profundización”.
Con base en la perspectiva del informe OXFAM Internacional, instaurar el IVA por sí solo no es más que fortalecer la “regresividad del sistema impositivo y desequilibrio en las aportaciones de las distintas actividades y agentes económicos: que se manifiesta en una mayor presión impositiva efectiva sobre los salarios y el consumo que sobre la renta y la riqueza”.
Por eso es que nos resistimos a caer en la dinámica de la hegemonía mediática dominante de los recortes presupuestarios a rajatabla, con hacha o con bisturí. Por eso es que condenamos las cruzadas fundamentalistas “a lo Torquemada” en contra del gasto público, porque sirven para desviar la atención del verdadero problema que está en la base del déficit fiscal: la ausencia de una real justicia tributaria. Y entonces, no tiene sentido ninguna discusión que se precie de seria en este grave problema nacional si no se ve integralmente: déficit fiscal y justicia tributaria están intrínsecamente ligados.
Evidentemente que el despilfarro, las situaciones salariales abusivas dentro del sector Público que se dan en las cúpulas del mismo, las debilidades del sistema de evaluación del desempeño, las ineficiencias en la ejecución presupuestaria, las malas decisiones jerárquicas con detrimento del patrimonio público, las corrupciones con las compras públicas con ropaje legal o sin él (entre otros aspectos perversos que han venido deteriorando la imagen del sector Público ante el país y que alimentan el estratégico sueño liberal de desaparecerlo por completo), debemos abordarlas con toda autocrítica y crudeza.
Sin embargo, en esto del presupuesto para el 2015 rechazamos caer en la satanización generalizada y fundamentalista que, al impregnarse de soberbia parlamentaria, lo que hace es facilitarle la tarea del desmontaje de lo que todavía nos queda de Estado Social de Derecho, al capital neoliberal.