Por: Adalberto Fonseca, Historiador
Como se sabe, históricamente la conmemoración de esta fecha para los trabajadores -hombres y mujeres-, en el mundo occidental, ha sido memoria y recuerdo de los “Mártires de Chicago”, que dieron sus vidas en esa ciudad en la primera mitad del siglo XIX; una lucha transgresora en ese momento: 8 horas de trabajo, 8 horas de descanso, 8 horas de educación. La ley y el orden en Norteamérica era de realizar 10 a 13 horas de trabajo por día; para el sector conservador:
“…había que salvar a Norteamérica del complot comunista de las 8 horas…”
El primero de mayo, bajo la consigna de las 8 horas, comenzó la huelga. Represión, muerte y violencia, nace la historia de los “Mártires de Chicago”.
En nuestro país desde el año 1913, se conmemora el Primero de Mayo como forma de recordar los hechos de Chicago, además, las organizaciones sindicales y el progresismo social expresan sus demandas; algunas políticas, otras socio- económicas. El Primero de Mayo es sin duda el reencuentro del pensamiento y la lucha reivindicativa de los trabajadores costarricenses, en sus diferentes ámbitos y realidades.
En este escrito traigo a la memoria de los que nos leen, un hecho oculto y traslapado en la historia social costarricense: el asesinato de Codo del Diablo (21 de diciembre de 1949), en el cual cuatro dirigentes sindicales fueron masacrados: FEDERICO PICADO, OCTAVIO SÁENZ, LUCIO IBARRA y TOBIAS VAGLIO. Arnoldo Ferreto en sus memorias expresó:
“…Federico y Octavio dirigentes del partido en la provincia de Limón; Federico había sido electo diputado, venciendo al candidato oficial y al candidato ulatista…Ibarra era dirigente campesino del cantón de Pococí, y Vaglio dirigente del partido en Siquirres, ambos habían estado conmigo dirigiendo la huelga bananera de 1934 en la región de Línea Vieja… el mismo día que se consumó ese crimen fuimos sacados de la Penitenciaria los compañeros Carlos Luis Fallas, Adolfo Braña, Luis Carballo, Jaime Cerdas… luego supimos que las personas que intervinieron para que no nos asesinaran habían sido Monseñor Sanabria y el presidente electo Otilio Ulate….”
El asesinato de Codo del Diablo, quedó impune, el país vivió una dura etapa de represión luego de la Guerra Civil del 48. El asesinato a mansalva de los dirigentes “desafectos” del sistema era la norma.
El recuerdo de este capítulo histórico, nos hace pensar en que también en Costa Rica tenemos nuestros mártires, que a lo mejor pueden ser decenas, pero que lastimosamente vamos olvidando; el sistema, la cultura y la educación van invisibilizando también a nuestros “mártires”.
Hoy al conmemorarse esta celebración del Primero de Mayo, tal vez nuestro pensamiento debe mutar y reivindicar a hombres y mujeres costarricenses que han entregado su vida por sus ideales…utopías …y sueños.
Adalberto Fonseca Esquivel
Historiador