Don Johnny “abandonó el barco” porque la gente quiere cambio

El país sigue conmocionándose, como nunca antes en un proceso electoral nacional. Hemos estado presenciando diversos episodios de una campaña para la designación del nuevo Presidente de la República y la nueva conformación del parlamento, nunca antes vistos. Creímos que, en tal sentido, las sorpresas habían terminado con el resultado de la primera ronda electoral. No fue así. Don Johnny Araya Monge, candidato presidencial del Partido Liberación Nacional (PLN), salió en carrera, “abandonó el barco”, dejó botado a sus militantes, “se quebró” (como lo indicó el titular de primera página de La Prensa Libre), y destapó la crisis interna que ya se veía venir al otrora partido socialdemócrata costarricense, fundado por esa figura legendaria de la historia patria, que fue “Don Pepe”.

Y ahora, la nueva sorpresa: La valiente denuncia que al país hizo el Grupo Extra (específicamente, el periódico de mayor circulación de Costa Rica, el Diario Extra y Extra TV 42), acerca de la circulación pública antes de las elecciones de segunda ronda, de ejemplares auténticos de las papeletas para las votaciones del 6 de abril, lo cual nos deja más que asombrados, indignados pero asustados. ¿Habrá más papeletas originales en la calle?… Bueno, este es un asunto realmente peligroso y que merece más análisis y planteamientos. Pero volvamos al tema original de nuestro comentario de hoy: Don Johnny “abandonó el barco”, porque la gente quiere cambio… Pero, ¿cuál cambio?

El pasado jueves 13 de febrero, el señor Luis Guillermo Solís Rivera, candidato presidencial de Partido Acción Ciudadana (PAC), recibió de parte de un grupo muy representativo de organizaciones sociales de diversa naturaleza, un serio planteamiento sobre el cambio de una serie de políticas públicas para hacer realidad “…una Costa Rica inclusiva y solidaria, capaz de retomar el camino de la igualación social y económica de sus habitantes”.

Así lo indica el documento “Manos a la obra: Hacia una Costa Rica inclusiva y solidaria”, entregado en las propias manos del señor Solís; señalándosele a él que “las brechas se han profundizado y se expresan despiadadamente en los diferentes ámbitos de la sociedad: en la exclusión social, en el sector productivo, en el ámbito laboral, en la discriminación de colectivos diversos, en la degradación ecológica, en el sistema educativo, el tributario, energético, del transporte, en la infraestructura y en los conflictos de interés de la CCSS, entre muchos otros ámbitos”.

Si el señor Solís llega a la Presidencia de la República (como pareciera que ha de ocurrir), el concepto “cambio” le ha de perseguir todos los días de su probable gestión gubernativa. En realidad, nosotros pensamos que el “cambio” no solamente es que salga el PLN para que entre el PAC al Poder Ejecutivo. No se trata de un “quítese usted porque voy yo”.

El “cambio” es de desafío transformador y de conmoción en algunas estructuras del poder hegemónico real en nuestra sociedad (comúnmente designado con el calificativo de neoliberal); poder que, por lo general, mueve sus hilos a la sombra de la institucionalidad para acomodar ésta a sus verdaderos intereses de acumulación desenfrenada a costas de bien común.

Por eso ha de resultar sumamente esclarecedor a quién pondría el señor Solís Rivera, de ganar la segunda ronda el próximo 6 de abril, dirigiendo instituciones claves para generar ese “cambio”, como el Banco Central, el Ministerio de Hacienda, el COMEX, el MAG, la Caja, el ICE, el INS, el A y A, el MEIC, el MTSS y otras cuyas decisiones tienen gran impacto en las mayorías ciudadanas de nuestro país que, en esencia, es su clase trabajadora y las diferentes modalidades de la misma.

Es por eso que mediando un gran esfuerzo, sistemático y sumamente responsable, durante bastante tiempo de desarrollo en su formulación, la propuesta social “Manos a la Obra: Hacia una Costa Rica inclusiva y solidaria”, expresa un reto (en el sentido respetuoso del concepto), para que el probable nuevo gobernante y su equipo matriz en la conducción ejecutiva del país, lo asuma y lo discuta a través de la más oportuna vía que hay en la actualidad en una Costa Rica que no termina de conmocionarse por la situación política en desarrollo. Esa vía es la del Diálogo Social con Negociación Efectiva, más cumplimiento y verificación de acuerdos.

Para el conjunto de entidades firmantes del documento “Manos a la Obra: Hacia una Costa Rica inclusiva y solidaria”, el país “…exige que la definición, construcción y ejecución de la política pública no sólo sea transparente, sino que sea producto de un profundo diálogo social”. Desde tal perspectiva social, son cinco los ejes temáticos para iniciar una política basada en el diálogo social: Energía, CCSS, Fomento Productivo, Trabajo y Empleo Decente, y Reforma Fiscal (como el eje transversal).

En este caso de la Reforma Fiscal como eje transversal de esta propuesta, se pone como base de discusión el documento “Hacia una reforma fiscal para el Desarrollo y la Reactivación del Empleo”; destacándose que en este sensible y delicado tema, ya hubo una experiencia de diálogo social exitosa, la Ley de Contingencia Fiscal, en la Administración Pacheco de la Espriella.

La propuesta “Manos a la obra: Hacia una Costa Rica inclusiva y solidaria”, es tan solamente eso: una propuesta elaborada con base en un estudio sostenido de la realidad nacional y del tema de la desigualdad en sus distintas manifestaciones; pero con base en una visión intergremial e intersectorial del problema apuntado, generándose un esfuerzo de articulación desde la sociedad civil pocas veces visto en la historia reciente del país.

Importantes y sólidas cooperativas, sindicatos de renombre en la sociedad, históricas agrupaciones de productores agrícolas, con el apoyo de notables intelectuales, llevan ya varios años en unidad de pensamiento para el cambio urgente de una serie de políticas públicas para pasar a otras que estén inspiradas en la promoción del bien común y en iniciar la reversión del peligroso camino que nos han forzado a transitar: el de la desigualdad.

Como vemos, si don Johnny “salió en carrera” y “abandonó el barco”, explicando que la gente quiere un “cambio”, evidentemente que el reto de don Luis Guillermo se ha agigantado porque él tendría que demostrar que el “cambio” es real, palpable, constatable; cambio para el bien común, cambio para las mayorías.

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