No parece existir un desafío más grande en nuestro tiempo que el que tiene que ver con el sistema tributario, base a partir de la cual tiene lugar la redistribución de los beneficios del crecimiento económico de una sociedad.
Aunque en nuestra Patria un tema de este calibre sigue siendo tabú, allende nuestras fronteras está generando mucha atención, gran interés y no poca preocupación.
Y en Costa Rica es un tema tabú puesto que, a pesar de las sucesivas elecciones cuatrienales, el sistema tributario nacional no sufre ninguna transformación, ni en el plano ejecutivo-administrativo, ni mucho menos político-legislativo, si nos ponemos a hablar-plantear transformaciones reales, de impacto, de fondo.
Hemos dicho reiteradamente (y nadie nos ha desmentido) que en Costa Rica el sistema tributario tiene dos características esenciales: injusto y corrupto. De una manera muy simple, nosotros lo vemos así: Por una parte, pagan más proporcionalmente hablando quienes menos tienen; y, por la otra, quienes tiene más para pagar, no lo hacen del todo, o del todo no lo hacen, pues evaden y eluden mediante formas legales o al margen de la ley.
Para cambiar tal estado de cosas, se requiere mucho más que un cambio en los poderes Ejecutivo y/o Legislativo. Hay que lanzar un desafío estratégico a los factores de real poder que impiden transformaciones de tal calibre. Tarea más que histórica para nuestro país; e, incluso, con los datos socioeconómicos de la actualidad, se trata de un reto a favor de la permanencia del sistema democrático.
Pero, ¡bueno! Este discurso nuestro es muy conocido. Bien lo sabemos. Sin embargo, sigue teniendo gran vigencia.
En esta ocasión, queremos poner mucha atención a un proceso internacional en estos ámbitos de la cuestión tributaria a nivel global, pero con gran impacto en países como los nuestros.
Pensamos que en nuestro país debería tener más visibilización informativa-comunicativa los esfuerzos de la Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional (ICRICT, por sus siglas en inglés); la cual, por ejemplo, en el año 2018 propuso un nuevo sistema tributario para acabar con los paraísos fiscales, que incorpora reparto mundial junto a una baja tasa de impuestos corporativos.
La ICRICT tiene incorporada la participación de varias personalidades de relieve mundial que vienen, de un modo u otro, lanzando alarmas acerca de la profundidad de la desigualdad y la perversidad de un sistema económico que, precisamente, algunos pensamos que es el más desigual de toda la historia de la Humanidad.
Por ejemplo, ciudadanos como Thomas Piketty, Joseph Stiglitz, José Antonio Ocampo, Gabriel Zucman, Magdalena Sepúlveda; luminarias del campo de la Economía y con visión global del problema de la fiscalidad internacional.
Recientemente, se hizo gran despliegue de la incorporación a la ICRICT, del exministro de Economía de la Argentina, Martín Guzmán, quien, en tal marco comentó: «Al día de hoy seguimos teniendo un sistema impositivo global disfuncional que le permite a las grandes corporaciones multinacionales y a los más ricos eludir legalmente el pago de impuestos, desfinanciando a los Estados y generando un mundo más desigual e inestable. Debemos decir basta. No hay más excusas para seguir tolerando la elusión y la evasión fiscal» (https://eleconomista.com.ar/economia/guzman-une-comision-independiente-reforma-fiscalidad-corporativa-internacional-n57590)
Y dijo, además, el señor Guzmán: «Por eso, espero ayudar, dentro de la Icrict para promover políticas fiscales progresivas. La respuesta no está en intensificar la competencia entre los países, sino en unir fuerzas para demostrar que es posible apostar por reformas fiscales progresivas»
Noten ustedes cómo estas palabras-conceptos y criterios apuntados por este político-profesional natural de la Argentina, están en nuestra mente, de manera cotidiana, precisamente porque es que este asunto, de otro sistema tributario, es algo así como el tema del siglo. La satisfactoria constatación en nuestro caso es que la corriente sindical en la cual militamos, no anda tan perdida. Debería fundarse en nuestro país, una especie de Comité Costa Rica de la ICRICT. Nosotros nos apuntamos…