Así de contundente. No debemos aceptar que en nuestras casas nos suban la tarifa de electricidad, el recibo de la luz, solamente porque los grandes consorcios corporativo-empresariales quieren pagar menos por su consumo de energía.
Tal parece que la “gente de arriba” no para en su loca y provocadora carrera de acumulación desenfrenada de la riqueza y éste es un nuevo episodio que nos lleva a escenarios más profundos de polarización y de confrontación social.
La Asociación Costarricense de Grandes Consumidores de Energía (Acograce) ha tocado las puertas de la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep), solicitando que le rebaje el precio de la electricidad a sus empresas afiliadas; muchas de ellas filiales de los grandes consorcios multinacionales que, por cierto, se caracterizan por sus estrategias de evasión y de elusión fiscal, llevándose la plata del país hacia paraísos fiscales donde nada de impuestos pagarán o lo hacen en sumas ridículas.
Como era de esperarse, la Acograce tiene el respaldo de la Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones de la Empresa Privada (UCCAEP), misma que no honra lo que firma y que, por supuesto y como es lógico suponer por su composición de clase, jamás piensa en los intereses de la micro, de la pequeña y de la mediana empresa.
A estas unidades productivas, al igual que sucedería en nuestras casas, se les cargará, también y en sus respectivos recibos de luz, lo que dejarían de percibir por tal rebaja las entidades suministradoras y distribuidoras de electricidad, como el ICE, la Compañía Nacional de Fuerza y Luz, las empresas públicas como JASEC y ESPH y las cooperativas eléctricas.
Estas entidades públicas arriba mencionadas sufrirían impactos negativos muy graves en su situación financiera, si la indicada pretensión empresarial se concreta, de hasta un 30% menos de lo que pagan actualmente. En conjunto, tendrían una reducción de ingresos tarifarios por el orden de los 65 mil millones de colones anuales; cifra astronómica que deberá ser pagada por los hogares de la clase trabajadora, y por las micro, pequeñas y medianas empresas.
Entre las grandes empresas que quieren que el pueblo trabajador les pague por recibo de luz lo que quieren dejar de pagar, están Procter and Gamble, Amway, Vicesa, Boston Scientific, Hospira, Durman Esquivel, Pipasa, Yamber, Holcim, Durpanel, Numar, Cemex y otras.
Todo el mundo reconoce que nuestro país vive un acelerado proceso de concentración de la riqueza y crecimiento sostenido de la desigualdad, en perjuicio de las grandes mayorías ciudadanas. Esta situación se agravará si a las mismas se les obliga a desembolsar una cifra como la indicada, producto de la reducción tarifaria a los grandes consorcios de negocios. Recordemos que casi un 70% de la población trabajadora asalariada con empleo y salario fijo gana 310 mil o menos colones por mes.
Es imprescindible destacar que este tipo de gran empresariado, ya viene pagando un precio por KW/hora menor al que pagamos en nuestros hogares. En el caso de mediana tensión de provisión eléctrica, el precio del KW/hora para estas empresas arranca en 12 centavos de dólar. Por el contrario, una casa ubicada en Hatillo, por ejemplo y en un mismo marco de condiciones, ese mismo KW/hora parte de los 19 centavos de dólar.
En el caso del ICE, el impacto negativo de esta pretensión es de una mayor profundidad, considerando las gigantescas erogaciones a las que se ha visto obligado por un mayor uso de combustible, por demás, carísimo, dada la alta carga tributaria que los precios de la gasolina y el diesel sufren en Costa Rica.
Para que se note la magnitud del impacto negativo en sus finanzas, si la Aresep accediera a las mencionadas pretensiones corporativas de la Acograce, a los 110 mil millones de colones que implica la factura por consumo de combustible de este año que debe honrar el ICE, habría que agregarle 35 mil millones de colones producto de la reducción en la tarifa empresarial de la cual venimos hablando. En tal escenario financiero negativo, no le quedará más opción al ICE que solicitar aumentos en la tarifa de electricidad para esas grandes mayorías populares.
Revisando el sitio web de la Acograce, notamos que en la vicepresidencia de su junta directiva está el ciudadano Jack Liberman Ginsburg, hermano del actual segundo vicepresidente de la República, Luis Liberman Ginsburg. Evidentemente no estamos ni insinuando ni afirmando nada que lesione el honor de tan distinguidas personas.
Pero el contexto actual es de gran desconfianza ciudadana en su clase gobernante tradicional y los episodios de tráfico de influencias, tanto abiertos como encubiertos, con ropaje legal o sin él, tanto en el presente gobierno como en los inmediatos anteriores, tienen en entredicho la institucionalidad republicana; considerando que los negocios privados con los servicios públicos, ha sido un pilar fundamental para que hoy estemos en situaciones de gran concentración de la riqueza y de indetenible proceso de crecimiento de la desigualdad.
¡Qué importante sería que los candidatos presidenciales hablaran, claramente, de esta situación! Especialmente, sería sumamente relevante que quienes de ellos están siendo más notables según lo determinan las fuerzas mediáticas dominantes, le dijeran a la gente a la cual le piden el voto, cómo ven las pretensiones de la Acograce y qué piensan de que sea el pueblo trabajador el que “pague los platos rotos” (como siempre suele suceder), en este caso de reducir las tarifas de electricidad para los grandes consumidores, hasta en un 30%. Algunos de estos candidatos están planteando su “preocupación” por el asunto de la desigualdad y esta pretensión del gran empresariado corporativo de la Acograce expresa un aspecto de desigualdad inobjetable.
Varias entidades sindicales y sociales están uniendo esfuerzos y están haciendo una convocatoria ciudadana para que protestemos por tal razón; actividad de calle prevista para el día lunes 4 de noviembre entrante.
Por otra parte, considérese que la Aresep está bastante desprestigiada ante un enorme y abrumador segmento de la población usuaria de los servicios públicos cuya tarifa y precio “regula” esta entidad. El sesgo pro-empresarial de la Aresep es más que evidente para una importante cantidad de organizaciones de la sociedad civil. Por lo general, sus audiencias son procesos “cosméticos”, dado que las decisiones están tomadas.
Es más, en nuestro propio caso, hace tiempo dejamos de confiar y de creer en la Aresep. En este caso, de las pretensiones de la Acograce, la audiencia por venir será de “mentirillas” y por eso estimamos que la mejor audiencia para esta situación, es la Audiencia de la Calle.
Nosotros creemos que todos, “los de abajo”, debemos apoyar esta causa con todas nuestras fuerzas para enfrentar este nuevo ataque a la estabilidad financiera de las familias del pueblo trabajador, ya de por sí bastante estrujada por el proceso de empobrecimiento y de crecimiento de la desigualdad que vive nuestra sociedad. Debemos apoyar la acción social de calle prevista para el lunes 4 de noviembre.