Ante la presentación del «Plan de Consolidación Fiscal» del Ministro de Hacienda

Se anuncia que, finalmente, este miércoles 16 de octubre, el distinguido ciudadano Ministro de Hacienda, el Dr. Edgar Ayales Esna, dará a conocer su propuesta de “Plan de Consolidación Fiscal”, con el cual se pretende atender lo que se conceptúa como un serio desequilibrio en las finanzas públicas (más gastos vs. menos ingresos), especialmente para atacar el “coco” del déficit fiscal que, “aterradoramente” según la lógica neoliberal dominante en la macroeconomía costarricense, podría estar superando en fechas próximas el 5% del Producto Interno Bruto (PIB) y hasta más.

Desde una perspectiva de sectores sociales y, más específicamente, con una visión sindical hemos de manifestar, una primera reacción oficial de parte nuestra en el siguiente sentido:

1) Rechazamos, tajantemente, que a las personas trabajadoras asalariadas y no asalariadas, con empleo formal ó sin él, se les cargue nos nuevos impuestos, especialmente el más injusto de todos los impuestos: el IVA (impuesto al valor agregado). No hay más plata en los bolsillos del pueblo trabajador para hacerle frente a nuevos tributos que vengan a reforzar el perverso sesgo regresivo del sistema impositivo costarricense: Han venido pagando más, proporcionalmente hablando, los que menos tienen.

2) Aunque cueste creerlo, el mismísimo Fondo Monetario Internacional (FMI), está planteando ahora que se debe gravar con nuevos impuestos a los ricos para no solamente atacar el problema de los déficit fiscales, sino para combatir el crecimiento de la desigualdad; desigualdad que en caso de Costa Rica es el problema número uno de nuestra sociedad de hoy, al punto de que se viene convirtiendo en tema electoral de la campaña presidencial para las elecciones de febrero de 2014.

3) Sin conocer su contenido, el “Plan de Consolidación Fiscal” del Ministro Ayales está destinado al fracaso y generará la más rotunda oposición desde los sindicatos y desde los sectores sociales, si su contenido, en todo o en parte, refuerza la perversa característica regresiva del sistema tributario costarricense. Por el contrario, debe ser los detentadores de grandes riquezas, los que hacen ostentación repugnante de la acumulación desenfrenada, a los enormes capitales financiero-bancarios, los evasores de impuestos en todas sus formas y modalidades y otras especies de grupos sociales minoritarios de similar condición, los que tengan que pagar nuevos impuestos de incuestionable característica progresiva.

4) En tal sentido, en no pocas oportunidades y de cara a varios procesos a lo largo de los últimos años, la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), ha venido planteando un amplio abanico de propuestas en la línea de la progresividad tributaria; es decir, gravar a los que más tienen que vienen pagando poco o nada y que, por lo general, tienen fuertes mecanismos para evadir de múltiples maneras sus responsabilidades sociales de corte tributario con el país.

5) Al respecto, nuevamente, reiteramos varias de nuestras proposiciones para una reforma tributaria pero para que se le cobre “a los de arriba”, tal y como ahora lo está indicando el FMI. Veamos 12 de nuestras proposiciones:

PRIMERA: Establecer la Renta Mundial: Gravar las ganancias obtenidas en el exterior pero pagadas al momento del devengo, en su origen, no cuando se da su ingreso al país.

SEGUNDA: Establecer la Renta Global: Gravar sobre la sumatoria total de las diversas fuentes de ingreso.

TERCERA: Establecer un sistema de premiación por denuncia de evasión fiscal-tributaria, de forma secreta y con un porcentaje de lo defraudado para la persona denunciante, una vez comprobado y cobrado lo que se robaron.

CUARTA: Una ley para permitirle a la administración tributaria acceso a las cuentas bancarias cuando se presumen ilícitos fiscales sin demérito del secreto bancario.

QUINTA: Regulación más fuerte de la banca costarricense en el exterior (banca “offshore”).

SEXTA: Un impuesto, por única vez, al patrimonio de las grandes fortunas y capitales.

SÉTIMA: Una ley de contingencia fiscal para gravar, por un año o dos, las erogaciones suntuarias, el consumo de lujo y la muestra abusiva de concentración de riqueza; y como forma inmediata de bajar en dos puntos, al menos, el déficit fiscal.

OCTAVA: Aprobación del proyecto “Pensión-Consumo”.

NOVENA: Un impuesto a las transacciones financiero-bancarias luego de cierto monto para no castigar más a los sectores medios: el impuesto “Robin Hood”.

DÉCIMA: Fortalecimiento estratégico de la gestión tributaria en todos sus órdenes, especialmente en el control del robo de impuestos con la contratación de 400 personas técnico-profesionales.

ONCEAVA: Revisión profunda del sistema de exenciones y de exoneraciones (actualmente, representando un 6% del Producto Interno Bruto PIB).

DOCEAVA: Pasar las contralorías de servicios institucionales a la Defensoría de los Habitantes, para incrementar la calidad del control de los recursos públicos y la facilitación de denuncia por uso indebido de toda naturaleza.

Es nuestro criterio que con este tipo de medidas tributarias Costa Rica podrá comenzar, en serio, a revertir la peligrosa senda de la desigualdad que venimos transitando desde hace ya bastante tiempo.

Dejar una respuesta