El pueblo tico está sintiendo una gran alegría por la clasificación de la Selección Nacional de Fútbol de Costa Rica al mundial de Brasil 2014; sentimiento de hondo contenido psicosocial que compartimos.
Tómese en cuenta que en los actuales momentos de la realidad nacional, la “sele” es, prácticamente, el único factor de unidad nacional y el único aspecto de integración social que nos queda, en la Costa Rica de las desigualdades crecientes que estamos viviendo.
Según tenemos entendido, la circunstancia de que Costa Rica vaya al mundial de fútbol de Brasil 2014, no pareciera ser un asunto del agrado de las tradicionales estructuras de poder de la FIFA (la Federación Internacional de Fútbol Asociado) en esta región: la Concacaf (Confederación Norte, Centroamericana y del Caribe de Fútbol).
En el seno de ésta, el peso de México y de Estados Unidos es un asunto innegable. Ahora que los aztecas están a punto de quedar fuera de Brasil 2014, la sospecha de que se hará lo que sea para sí participe, tiene molesta a la fanaticada tica ante una supuesta sanción que la FIFA adoptaría porque se le “faltó el respeto” a la selección gringa que perdiera aquí, 3 a 1, ante Costa Rica.
Se le ha abierto un expediente al país y se dice que el castigo sería jugar el partido que falta contra México, a puerta cerrada o en un terreno “neutral”. Por otra parte, ni Concacaf ni la propia FIFA hicieron nada contra los gringos por el “partido de la nieve”.
A pesar de nuestra ignorancia en estos asuntos de alta especialidad futbolística, no nos impidió sentir indignación como un costarricense más y nos dimos a la tarea de buscar información sobre el tema de la corrupción en el seno de la FIFA.
¡Gran sorpresa! La FIFA tiene demasiadas cosas para ser cuestionada por lo que tiene muy poca autoridad moral para “castigar” a Costa Rica y a su selección por la supuesta ofensa al equipo gringo.
Dentro de los escándalos de corrupción que ha tenido la FIFA, el más reciente nos habla de que Catar, país árabe, prácticamente “compró” el mundial del año 2022.
La famosísima revista francesa “France Football” (misma que tiene un convenio con la FIFA para la premiación del jugador del año, con el trofeo “Balón de Oro”), denunció que esa nación realizó una altísima “inversión” para lograr los votos requeridos y que se le diera ese mundial.
“France Football”, en su reportaje que tituló “Qatargate”, denunció que la repartidera de plata la hizo un señor llamado Mohamed Ben Hamman, catarí, Presidente de la Confederación Asiática de Fútbol y quien quiso echar de la presidencia de la FIFA al suizo Joseph Blatter, comprando votos para sí mismo. Esto le costó ser suspendido de por vida de su alto cargo futbolero.
Esta denuncia tiene relación con una anterior, del diario británico “The Sunday Times”, el cual acusó a dos miembros del comité ejecutivo de la FIFA, de tener disposición a vender su voto para la elección de los países organizadores de los mundiales de 2018 y 2022.
Amos Adamu y Reynald Temarii cayeron en la trampa tendida por 2 reporteros de este periódico quienes se hicieron pasar por empresarios gringos interesados en que el mundial del 2022 fuera en Estados Unidos.
Este país luego perdería, 14 votos contra 8, la sede del 2002 que se la “ganó” Catar. Un ejecutivo de FIFA le pidió a estos supuestos empresarios, 800 mil dólares para “construir campos de fútbol”; el otro pidió dinero para una “academia deportiva”.
La designación de Catar generó enormes resentimientos. Australia también quería este mundial del 2022 y fue tal su enojo de quedar por fuera que llevó a un alto político de ese país, el senador Nick Xenophon, a exigirle a la FIFA que les reembolsara los 46 millones de dólares gastados por Australia en la promoción de su candidatura, la cual nuca tuvo oportunidad alguna debido “a las corruptas estructuras de la FIFA”.
Desde 1998 el señor Blatter preside la FIFA y se denunció que para su más reciente reelección hubo compra de votos. El señor Jack Warner, jerarca de la Concacaf, denunció que esta entidad recibió del señor Blatter un “regalo” de un millón de dólares para emplear a “criterio propio”.
También se denunció que Blatter envió cartas con 50 mil dólares cada una a funcionarios deportivos africanos, pero el presidente de FIFA respondió que eran fondos para “pagos a clubes en problemas”, aunque se siguió sosteniendo por los denunciantes de que se trataba de “recompensas” por votos dados para la continuidad del suizo en el mando del organismo rector del fútbol planetario.
Por esos pleitos de palacio, el señor Warner, oriundo de Trinidad y Tobago, fue suspendido temporalmente de la comisión de ética de la FIFA, bajo sospechas de corrupción. Específicamente, le acusaron de haber ayudado al catarí Bin Hamman en la compra de votos, pues éste quería ser presidente de la FIFA desplazando al suizo Blatter.
En el 2015, habrá nuevas elecciones y el francés Michel Platini quiere la presidencia. Desde ya se viene especulando sobre el desarrollo de conversaciones en las que se “vale todo”, según los especialistas en FIFA.
En el 2008, la justicia suiza comprobó el desembolso de “comisiones” por más de 100 millones de euros que una empresa deportiva ISL/ISMM desembolsó, presuntamente, a favor de los ejecutivos FIFA, Issa Hayatou (Camerún), Nicolás Leoz (Paraguay) y Ricardo Texeira (Brasil). Particularmente a éste se le acusó de recibir unos 12,7 millones de francos suizos entre 1992 y 1997, según la justicia suiza. Esa empresa ISL vendía derechos de transmisión de los mundiales a nombre de la FIFA.
El brasileño Joao Havelange, antecesor de Joseph Blatter, renunció a su cargo de Presidente Honorario de la FIFA, dadas las graves acusaciones de irregularidades en sus años al frente de esta entidad futbolística global.
El juez alemán Hans-Joachim Eckert, presidente del órgano de decisión de la comisión de ética, constata que Havelange, que presidió la FIFA de 1974 a 1998, recibió “sobornos” de la empresa de comercialización de derechos deportivos ISL.
El periodista británico Andrez Jennings, en su libro “Foul!”, que detalla los escándalos de la FIFA, acusó al entonces presidente de la transnacional de negocios deportivos Adidas, el señor Horst Dassler, de haber comprado los votos indecisos para la primera elección de Havelange. Hasta la fecha, la sociedad de Adidas con los mundiales de fútbol sigue vigente.
Otro cuestionamiento que pesa sobre Havelange indica que el recientemente fallecido dictador argentino Videla le habría regalado una parcela para que Argentina fuera sede del mundial de 1978, cuando este país empezaba a sufrir descrédito internacional ante la brutal represión interna de opositores a la dictadura con la trágica historia de los desaparecidos.
Como vemos, ¿es ésta la FIFA que castigaría a Costa Rica?… Juzgue usted.
Paola Badilla dice:
Un tema importante de conocer y cuestionar. Elocuente. Gracias.