En el marco de celebración del 34 aniversario de la Revolución Popular Sandinista nosotr@s, participantes en el Encuentro de Movimientos Sociales de las Américas y el Caribe, representantes de 12 países de 28 organizaciones sociales reunidos en Managua, Nicaragua Libre, en el espíritu de latinoamericanista y caribeño de la revolución, los días 15, 16 y 17 de Julio del 2013, hemos reflexionado alrededor de importantes temas como la disputa del poder de la hegemonía del poder político, las alianzas y la lucha ideológica.
Saludamos el 52 aniversario de la fundación del FSLN y el 34 aniversario del triunfo de la Revolución Popular Sandinista; y celebramos junto al pueblo nicaragüense sus experiencias de cómo se va generando un profundo proceso de transformación cultural, político, social y económico en Nicaragua, donde los movimientos sociales han sabido combinar sus reivindicaciones concretas con la lucha por la soberanía nacional y el bienestar de todos y todas con la guía del Comandante Daniel Ortega y la Cra Rosario Murillo.
Estos días de reflexión nos han permitido llegar a las siguientes conclusiones y resoluciones:
Disputa por el poder político
En cada parte de la geografía Latinoamericana y Caribeña la revolución adquiere distintas formas de lucha en correspondencia con cada realidad social, económica, política y cultural. Los países tienen sus particularidades históricas y sociales pero se enfrentan a una misma generalidad continental, el imperialismo neoliberal con sus consecuencias negativas para la felicidad, la esperanza y el desarrollo de los pueblos, lo que hace de cada lucha en los distintos países una parte integrante de la revolución latinoamericana y caribeña, en sí una lucha internacional e internacionalista.
Esta lucha internacionalista, latinoamericanista y caribeña demanda de una mayor coordinación y el apoyo mutuo de los movimientos revolucionarios de acuerdo a su realidad, etapa y posibilidades, considerando que en unos países la revolución está en etapa de gestación, en otros de resistencia, y en otros de consolidación, de profundización y de evolución, como podría ser el caso de la Revolución Cubana, Venezolana, o Nicaragüense, para citar algunos ejemplos.
La Revolución Latinoamericana y Caribeña, en algunos países, ha venido alcanzando el gobierno por la vía electoral en el marco de heredadas democracias burguesas, en otros están disputando el espacio en las asambleas nacionales, en los consejos de municipios y demás poderes del Estado; en otros países se están gestando instrumentos para disputar dichos espacios a los partidos de intereses oligárquicos que promulgan y defienden la democracia burguesa neoliberal.
La Revolución Latinoamericana y Caribeña avanza en forma importante al crear y fortalecer instituciones supranacionales gracias a Chávez como el ALBA-TCP, PETROCARIBE, UNASUR, MERCOSUR, CELAC, lo que presenta un escenario de posibilidades a los Movimientos Revolucionarios en los países de la región para sumar mayores fuerzas, establecer alianzas, avanzar en la conquista del poder y en lograr la hegemonía política.
La Revolución en su lucha por alcanzar el poder político se enfrenta ante las ya conocidas formas de los imperios para anular y constreñir la revolución y sus expresiones en los distintos países latinoamericanos y caribeños. El poder imperial desarrolla acciones para romper el consenso y unidad alcanzada por parte de los movimientos políticos y sociales revolucionarios incluyendo el movimiento sindical; hace uso de los medios de comunicación de masa para generar estados de terror en la población y en la dirigencia de las organizaciones sociales y sindicales para frenar sus luchas; se crean cercos mediáticos para desvirtuar y manipular las demandas y las luchas legítimas de los movimientos sociales y sindicales de izquierda; el imperio busca filtrar y dominar los aparatos de protección y seguridad en los países (ejércitos y policías) para gestar golpes militares a gobiernos legítimamente electos; se ejecuta el encarcelamiento de dirigentes sociales y sindicales, así como la desaparición física de otros muchos; se fraguan fraudes electorales en contra de movimientos y partidos políticos progresistas, o se hacen campañas de deslegitimación, frente a todo esto sólo la Unidad de los Movimientos Sociales, los Movimientos Políticos y todo el pueblo alrededor de un proyecto político y con una estrategia incluyente, amplia, y solidaria nos dará el triunfo. Esto incluye el trabajo político en los votantes de todos los partidos e incluso en el seno de las Fuerzas Armadas, porque al fin y al cabo el poder radica en la conciencia organizada de la mayoría del pueblo. Sin el respaldo de la mayoría de la población no puede haber Revolución.
Construccion de alianzas
La lucha de la Revolución Latinoamérica y Caribeña contra el imperio neoliberal demanda de la construcción de alianzas nacionales y regionales. Considerando que no hay una hegemonía posible sin alianzas.
Las alianzas nacionales para la conquista del poder político presentan signos diversos. Las alianzas en ocasiones logran establecer un consenso de nación que permite movilizar las voluntades de distintos sectores de la sociedad realizando transformaciones revolucionarias; otras oportunidades han mostrado alianza sobre puntos específicos de interés sobre modificaciones institucionales y acciones reivindicativas, donde se evidencia una unión en acción de las fuerzas sociales cuya duración es menor en el tiempo, no obstante permite avanzar en los objetivos de la revolución; también las alianzas dan pie a la aparición de organizaciones sociales y políticas, así mismo permiten el fortalecimiento de una cultura de organización, de diálogo y consenso sobre la base de interés del bien común.
La Revolución Latinoamericana y Caribeña demanda que las alianzas deben ser logradas desde las bases de las organizaciones con la miras a sumar fuerzas, aglutinarlas y lograr una nueva dinámica de transformación. Aquí es importante sumar a los movimientos de campesinos, de trabajadores y de los sectores religiosos.
En todo esto es fundamental y condición “sine qua non” la movilización y la educación política de la juventud para liderar los procesos, así como apoyar y asegurar la continuidad generacional del proyecto revolucionario, así como la integración y participación de las mujeres en el logro de la igualdad social y equidad de género. No podemos descuidar el tema de los adultos mayores trabajando en su integración social y en su dignificación.
La Revolución Latinoamericana y Caribeña necesita que los Movimientos Sociales se constituyan en soportes de los proyectos revolucionarios, pero estando claros que solo venciendo el sectarismo y reconociendo la necesidad de formar, conformar o aliarse con un movimiento o partido político podemos disputar el poder y alcanzar la hegemonía política. Y la hegemonía se logra únicamente alcanzando la legitimad dada por el pueblo, compartiendo las responsabilidades y desarrollando transformaciones. En este sentido, debemos también considerar la importancia de la participación y el aporte de los movimientos sociales en la lucha político electoral sumando el apoyo de más sectores sociales y trabajar una estrategia de división de la derecha para enfrentar su maquinaria y su experiencia electoral.
Lucha ideologica
En el continente los gobiernos neoliberales se han asegurado de mantener en la oscuridad a los pueblos negando el acceso a la información real y objetiva, así como a la formación y crecimiento intelectual y profesional, con mayor impacto sobre las comunidades originarias, los campesinos y obreros. Solo cuando se han aclarados nuestros pensamientos es que se han alcanzados avances significativos en la lucha.
El imperio neoliberal ha logrado convertir a los medios de comunicación de masa en promotores del consumismo desmesurado, adoctrinadores de contravalores, manipuladores y chantajista del movimiento social y sindical revolucionario.
La Revolución Latinoamericana y Caribeña viene aprendiendo a fijar la idea en la población de que las transformaciones revolucionarias son garantía de restitución de los derechos políticos, culturales, sociales y económicos de hombres y mujeres, no al revés como han pretendido permanentemente enseñar los medios masivos de comunicación cuya línea editora converge con los cables internacionales de las grande empresas de comunicación a manos del imperio neoliberal.
La lucha político ideológica debe formar conciencia en los pueblos y enfrentar al enemigo común. Incluye enfrentar el poder mediático de la derecha, construyendo medios comunicacionales alternativos que hagan efectivo el enfrentamiento y lucha ideológica, así como su uso para compartir debates y experiencias. El trabajo político directo es insustituible. Crear una nueva conciencia y nuevos valores, en donde la educación juega un papel fundamental.
La clave fundamental para esta lucha es la conciencia política de cada uno de los ciudadanos, sino no gobernará el que nos convenga. La revolución necesita una base ideológica, ello teniendo en cuenta que el capitalismo nos lleva ventaja. Se hace necesario mucho análisis, estudio, crítica y autocrítica.
Estos años de neoliberalismo han podido evidenciar que los medios de comunicación de masa al servicio de la burguesía construyen imágenes de falsos líderes políticos y sociales, ocultan la corrupción Estatal y los procesos de privatización de los servicios públicos de los estados neoliberales, mientras buscan exacerbar las naturales deficiencias de función pública de los gobiernos progresistas, y sobre todo buscan generar desconfianza entre nosotros.
En términos ideológicos entendemos que una revolución debe moralizarse. En Latinoamérica los gobiernos de izquierda que han ganado elecciones lo han hecho teniendo a los medios de comunicación en contra, sin embargo tienen que apoderarse poco a poco de los medios para poder reflejar la visión del país real para generar una conciencia crítica y una conducta de transformación y para respaldar las acciones organizadas de la gente.
Es importante discutir cómo logramos la toma de conciencia, como nuestras luchas sociales, gremiales o sindicales permiten la interiorización de las ideas revolucionarias, como nuestra mente se despega de la “migaja” y nuestro corazón se apodera de la necesidad de transformación, como construir y reconstruir las ideas desde la práctica, cómo nos vinculamos, cómo vamos avanzando y encontramos las estrategias para luchar contra el imperio.
En nuestro trabajo ideológico es vital que no nos despeguemos del sentimiento, las creencias, culturas y religiosidad de nuestros pueblos, es de revolucionarios reconocer y respetar esos valores muchos de ellos cargados de amor, solidaridad, esperanza y fe, y sobre todo de acciones por el Bien Común, en el centro de estas acciones y como una bandera que hay que arrebatarle a la derecha para transformarla en estrategia revolucionaria está LA LUCHA CONTRA LA POBREZA.
En evolución y en Revolución
¡Ni un Paso Atrás!