Este 1 de Mayo no es cualquier 1 de Mayo

Siempre hemos de insistir en que a la clase trabajadora costarricense le hicieron el “asalto” más grande de nuestra historia como nación: el que los sectores gobernantes mezclaran la histórica celebración mundial del PRIMERO DE MAYO, concebido como el DÍA INTERNACIONAL DE LA CLASE TRABAJADORA, con el ritual de la institucionalidad republicana dominante que acontece dentro de los muros del parlamento costarricense: la famosa elección del directorio legislativo y la lectura del mensaje presidencial de rendición de cuentas.

Soñamos que puede materializarse, algún día, la necesaria reforma constitucional que permita a “los y las de abajo”, especialmente a quienes son parte de la clase trabajadora, celebrar el DÍA INTERNACIONAL DE LA CLASE TRABAJADORA tal y como se hace en, prácticamente, todo el planeta: sin “mezclarlo con ningún otro acontecimiento”.

Hace tiempo presentamos en la Oficina de la Iniciativa Popular de la Asamblea Legislativa (valga la redundancia), una iniciativa en tal sentido, anhelando que en el caso costarricense celebremos tan magna efemérides sin la “contaminación” que representan esos actos en el seno del parlamento (algunas veces bastante bochornosos), que hacen que las demandas propias formuladas por el mundo obrero tico y a propósito de tan gigante celebración, queden relegadas, disminuidas, invisibilizadas, tratándoseles como de “segundo orden”. Es más, hasta las “integran” cual si fueran presentaciones bufonescas de la parafernalia tica del Primero de Mayo.

Este Primero de Mayo no es cualquier Primero de Mayo. Hace 100 años, en 1913, un grupo de costarricenses celebró por primera vez tan importante fecha en territorio nacional; acontecimiento que ya se conmemoraba, con toda su carga político-social y emotiva, en muchos otros países del mundo.

Como muchos sabemos, el Primero de Mayo recordamos la histórica gesta laboral de la clase obrera estadounidense, misma que, precisamente el día 1 de mayo de 1886, dio inicio a un conjunto de movimientos huelguísticos para que se estableciera la jornada de trabajo de las 8 horas. Efectivamente, la consigna de tales huelgas fue ¡8 horas de trabajo! ¡8 horas de reposo! ¡8 horas de recreación!

Muchas ciudades de los Estados Unidos sufrieron estas grandes e históricas conmociones sociales, particularmente la de Chicago. En esta urbe ocurrieron acontecimientos violentos que no fueron promovidos por los huelguistas. Hubo muchos muertos y el “sistema” decidió cobrar venganza por tal osadía obrera, abriendo procesos judiciales que luego se demostrarían que fueron espurios, contra los líderes más connotados de esos movimientos; especialmente el grupo dirigente que para la posterioridad han quedado como “Los Mártires de Chicago”.

Hoy los vamos a recordar. Vamos a honrar su memoria, su legado y su sacrificio. La jornada de 8 horas no surgió de la nada. No fue regalada por los capitalistas. Costó mucha “sangre, sudor y lágrimas”. Con gran detalle nos lo cuenta el prestigioso historiador nacional, don Gerardo Contreras, “Contre”, en su trabajo “La Historia del 1 de mayo”, publicación que elaboró para el Partido Frente Amplio.

De los 8 “Mártires de Chicago”, cuatro murieron ahorcados: August Spies, de 31 años, periodista. Adolf Fischer, 30 años, periodista. George Engel, 50 años, tipógrafo y periodista. Y Albert Parsons, 38 años, veterano de guerra.

El quinto, Louis Lingg, 22 años, carpintero, prefirió suicidarse antes de que lo ahorcaran. Dos de ellos, Michael Schwab, de 33 años, tipógrafo y encuadernador; y Samuel Fielden, 39 años, pastor metodista y obrero textil, aunque condenados a la horca inicialmente, la presión mundial obligó a un nuevo juicio, salvándose de morir ahorcados ya que se demostró que “habían sido víctimas inocentes de un error judicial” (hasta los que ya habían sido ahorcados). El octavo, Oscar W. Neebe, 36 años, vendedor, quien recibió una condena inicial 15 años de trabajos forzados, al final también quedó libre.

La epopeya histórica de “Los Mártires de Chicago”, también había de celebrarse en Costa Rica y, como indicamos, fue el Primero de Mayo de 1913, el Primer Primero de Mayo que se conmemoró en Costa Rica, como homenaje a estos héroes obreros que han pasado a la posterioridad.

Al acercarse la emblemática fecha del Primero de Mayo de 2013, en próximos días, a 100 años de la primera conmemoración que hubo en “Tiquicia” de esta, repetimos, gigante epopeya obrera mundial; hay que rendir homenaje a los ilustres costarricenses Joaquín García Monge y Omar Dengo; a la insigne luchadora social y escritora costarricense, Carmen Lyra (mujer gigante de la historia patria de la cual tan sólo se nos dice que escribió “Los cuentos de mi tía Panchita”, porque si se mencionara en toda su dimensión su militancia político-social de toda una vida, sería “subversivo” para las nuevas generaciones juveniles de hoy).

Hemos de rendir tributo, 100 años después, también a las “sociedades obreras de Alajuela, Cartago, San Ramón…”, según nos lo recordó en estas mismas páginas el ciudadano Francisco Morales Hernández, Exministro de Trabajo y Seguridad Social; indicándonos él que la iniciativa de hace 100 años nació en el seno del Centro de Estudios Sociales Germinal, junto a gremios de zapateros, tipógrafos, panaderos; y hasta un conjunto futbolístico, el Club Sport La Libertad, promovieron la celebración del Primer Primero de Mayo en Costa Rica.

¡Cuántas razones tenemos para salir a la calle este Primero de Mayo! ¡Cuántas demandas, denuncias y propuestas podemos reivindicar en nuestras mantas, cartulinas, panfletos, folletos y volantes; a viva voz, en las tumbacocos y en los megáfonos!

Salvar a la Caja; otra política salarial, que incluya la elevación estructural y sustancial de los salarios mínimos, contra el pernicioso concepto del “salario único” y demandando aumentos salariales realmente compensatorios del alto costo de la vida; la vergonzosa concesión de la vía San José-San Ramón y todas las otras concesiones que expolian el bolsillo de las mayorías; la injusta estructura tributaria que asfixia a “los y a las de abajo” y a la clase media; la depredación ecológica y la agresión ambiental; la corrupción desenfrenada y la creciente e indetenible desigualdad con esos episodios mediáticos del lujo desenfrenado y la ostentación abusiva de la riqueza; por los miles y miles de compatriotas que pasan hambre y que, con suerte, comen una vez al día; contra la sobreexplotación obrera de la mano de obra nicaragüense en el país; humanizar el trabajo informal y dignificar a los vendedores ambulantes; por el respeto pleno a la Libertad Sindical en las empresas privadas, dado su carácter de Derecho Humano Fundamental… y muchas otras causas nobles más, en aras de una sociedad más justa, más equitativa, más solidaria, más igualitaria.

Contra todas las formas de discriminación: de género, de orientación sexual, religiosa, por discapacidad; contra el racismo en todas sus manifestaciones y en el fútbol especialmente… Razones de sobra hay para salir a la calle este Primero de Mayo de 2013 que en Costa Rica no es cualquier Primero de Mayo.

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