Controversia fronteriza tico-nica: Una visión sindical

Primero: Rechazamos todas las expresiones chauvinistas, xenofóbicas, de nacionalismos exacerbados que puedan esgrimirse por parte de los diversos sectores de poder de uno y de otro lado. Partimos de un concepto solidario de hermandad de clase, que nos indica que los pueblos costarricense y nicaragüense son pueblos hermanos, habitantes de naciones con un destino común más allá de la vinculación geográfica, pues se comparten herencias y trayectorias históricas, pese a las particularidades del desenvolvimiento sociopolítico y económico-cultural inherentes a cada país.

Segundo: Hacemos notar que estas controversias fronterizas aparecen en el escenario político de ambos países, de manera recurrente; cuando no son alimentadas de un lado, lo son del otro; y dan fundamento para desconfiar de las verdaderas intenciones promotoras de las problemáticas limítrofes que se esgrimen en cada circunstancia. Más bien pareciera que, en uno u en otro caso, según la coyuntura, los gobiernos de turno acuden a este expediente para desviar la atención de sus respectivas poblaciones de situaciones internas de mayor impacto.

Tercero: Ambos gobiernos deberían ceder en lo fundamental para crear un clima de paz, de concordia, de lazos fraternos y de proyectos conjuntos. Por ejemplo, deberían darse mínimas concesiones mutuas para empezar a construir soluciones definitivas. Al respecto, así como el gobierno tico exige el retiro de tropas nicaragüenses del territorio en supuesta controversia, tesis que nosotros apoyamos; no es menos válida la tesis nica de que se debe proceder, con urgencia, a un sistemático proceso de amojonamiento de la frontera entre ambos países.

Cuarto: Si no es posible un acuerdo bilateral sólido en el marco de esos lazos históricos y fraternos entre ambos pueblos, desearíamos que el sistema interamericano funcionara en esta ocasión. Sin embargo, la Organización de Estados Americanos (OEA), está sumamente desprestigiada y ha perdido mucha credibilidad ante los pueblos de la región.

Quinto: Un tercer Estado, con suficiente credibilidad para ambas partes, en función mediadora, podría ser la alternativa en caso de que la OEA, una vez, demuestre que no sirve para nada.

Sexto: Reconocemos el gran aporte que a la actividad productiva costarricense, dan los miles de trabajadores y de trabajadoras de Nicaragua que han migrado a nuestro país en busca de mejores oportunidades. Estamos a favor del pleno respecto de sus derechos, en todos los ámbitos, en cuanto clase trabajadora y censuramos las contrataciones laborales al margen de la ley y que se manifiestan en muchos casos por parte de patronos costarricenses que inescrupulosamente les sobreexplotan, generando así graves perjuicios a nuestro Sistema de Seguridad Social, en especial, a la propia Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).

Sétimo: Precisamente, en aras de atacar tal violación de derechos laborales y sociales, recientemente ha entrado a operar un convenio entre la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP) y el Frente Nacional de Trabajadores (FNT) de la hermana República de Nicaragua, para promover que la mano de obra nicaragüense sea tratada en suelo nacional bajo los conceptos del Trabajo Decente pregonados por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), postulados que ambos estados deben observar rigurosamente.

Octavo: Estamos en contra del escalonamiento de esta controversia limítrofe porque su agravamiento, en cualesquiera de las formas en que se manifieste, hará que las mayores consecuencias las paguen los pueblos de los dos países. Estamos por la paz entre ambos pueblos, por el respeto pleno a cada soberanía y por el desarrollo de proyectos compartidos que afiancen más la unidad entre las dos naciones.

San José, lunes 8 de noviembre de 2010.

Albino Vargas Barrantes
Secretario General ANEP

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