He intentado analizar esa mayoría que representa según ellos la voz del pueblo, y al final me quedo con unos cuatro gatos que votaron convencidos por el sí. Los votos del sí se pueden desglosar de la siguiente forma:
El voto marginal: fue evidente la compra de votos en las zonas marginales de todo el país, de forma directa o sea con pagos en “cash” o por ofrecimientos en especie: diarios, materiales de construcción, uno que otro litrillo de “guaro”, y también las típicas promesas populistas muy propias del nóbel de la vergüenza, encabezadas estas por el codiciado bono de vivienda. Este voto es de interés inmediato, (déme algo y voto), tiene un precio y por lo general se vende al mejor postor, en este caso el gobierno, pero por sus características es poco confiable y va de un lado a otro de acuerdo a “la oferta y demanda” de compra de votos.
El voto pirata: Este fue un voto importante para el sí, porque aparte del voto del “pirata” se podía asegurar el de la familia directa de éste y además servía para el transporte de votantes, sobre todo del voto marginal. Claro este voto tuvo un costo directo que rondó entre veinte y cincuenta mil colones esto en relación a la pulseada del “taxista”. Es importante también resaltar las posibles promesas de legalización de su condición, que sin duda los unificó como gremio a favor del sí. Este voto también es vulnerable ya que responde al cumplimiento de sus pedidos, lo cual creará un serio conflicto con los taxista formales.
El voto miedoso: El voto del miedo a la pérdida de empleo fue importante para el gobierno, de allí su insistencia en el Memorándum Casas – Sánchez. Este voto se vio fortalecido por las romerías del gobierno por cuanta empresa pudieron, con embajador gringo incluido. Aquí el nóbel de la vergüenza se lució con su hoy famosa frase “Los que hoy vienen en bicicleta, con el TLC vendrán en motocicleta BMW, y los que vienen en un Hyundai, vendrán en un Mercedes Benz, en esto consiste el desarrollo”. Con este mensaje populista y todos los miedos del apocalipsis laboral el sí se aseguró una buena cosecha de reproducción maquilista de votos.
El voto farandulero: No muy importante cuantitativamente el voto farandulero principalmente de “modelitos” y futbolistas tuvo mucha acogida en la prensa, aunque no caló en la población pensante del país. Fue curioso ver como todos los avioneta set estudiaron el tratado e incluso lo analizaron, por lo menos eso era lo que decían sonrientes a cuanta cámara se les ponía al frente. Este voto no fue significativo pero mostró la decadencia intelectual de este sector.
El voto anticomunista: Otro punto del memorándum tuvo un impacto significativo en Cartago, donde un pueblo ultraconservador se creyó el cuento de que todo era un complot comunista y que los “comechiquitos” invadirían el país desde el sur. En la “vieja” metrópoli esto se vio fortalecido por una gran cantidad de grafitti elaborado premeditadamente por dirigentes del sí, en los que decían “viva Fidel, no tlc” y “viva Chavez no tlc”, por cierto misma autoría de las famosas pintas en las ruinas. En otros sectores del país también tuvo efecto este mensaje anticomunista especialmente entre algunas personas mayores. Este voto posiblemente nunca cambie, así seguirá siendo hasta el final, lo bueno es que cada vez son menos.
El voto fascista: A diferencia del voto anterior este votante lo hace por principios claramente inculcados, basados en el egoísmo y la “libertad”. Inspirados por los “corrongos” anuncios de una de sus líderes, los fascistas se sintieron fortalecidos con un gobierno cada vez más afín a sus intereses. Ellos lo saben, ahora no son solo un poco de neonazis explotadores, sino que tiene su brazo político en el Movimiento Liberticida y los actuales inquilinos del Balcón Verde. Este voto también es convencido y tiene un preocupante crecimiento en el país.
El voto empresarial: Este voto donde se pueden ubicar a los empresarios con claros intereses en el TLC, así como al gobierno-empresarial del régimen de los Arias, fue un voto conciente y claro, no tenían ninguna duda de lo que querían, su objetivo siempre fue favorecer sus empresas y aquí se vio claramente ejemplarizado lo del “TLC del egoísmo”. Quizás nunca pensaron que el tratado les saliera tan caro, pero confían fielmente en que su inversión se vea recompensada en un corto plazo.
El voto clientelista: Este es el voto de los alcaldes y sus grupos. Este voto fue claramente partidista, dirigido por los alcaldes que firmaron su contrato de venta en la Conferencia Episcopal a un mes del referéndum; algunos hicieron muy bien su trabajo y ganaron sus cantones, otros fracasaron rotundamente en sus objetivos, un ejemplo es en San Ramón donde el alcalde y dos diputados deslegitimados no pudieron contra un pueblo digno y valiente. Este voto partidista solo responde a intereses politiqueros también muy bien explicados en el memorándum. Este voto estará siempre pero se mueve de un partido a otro según los intereses del fulano.
Así las cosas, del 30% de apoyo que obtuvo el gobierno, un amplio sector es cambiante y manipulable, (marginal, pirata, miedoso, clientelista y farandulero) el otro es un voto ideológicamente convencido y es al fin y al cabo con lo que realmente cuenta el nóbel de la vergüenza. El porcentaje en términos reales quizás no llegue ni al 10%, lo que ubica al gobierno con una gran fragilidad de cara a una eventual confrontación social.