Así, se han ido a los tribunales constitucionales, para pedir la abolición de varias Convenciones Colectivas de Trabajo, vigentes en la Administración Pública al amparo de preceptos legales estipulados en nuestro Cogido de Trabajo, en la Constitución Política de Costa Rica y en el ordenamiento jurídico internacional, como el de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), de la cual nuestro país es un Estado miembro.
Los libertinos, obnubilados por tanta baraja de naipe que manipulan, tantos dados que lanzan en los casinos y tantas tragamonedas que atosigan sus gargantas; hacen gala de una doble moral insigne en este asunto de las Convenciones Colectivas de Trabajo.
Como abanderados que son de la eliminación a mansalva del Derecho Laboral, de la privatización irracional y extremista y de la abolición total del papel social del Estado en nuestra vida democrática-institucional; nada les importan sus “principios” libertinos, cuando de negocios se trata.
Efectivamente, en el caso de la vergonzosa privatización del INCOP y del subsecuente pago de conciencias laborales a través de un soborno colectivo de 3.280 millones de colones; se les “olvidó” que la Administración Rodríguez Echeverría le dio barniz jurídico a tal vulgaridad, por medio de una cláusula adicionada a la actual Convención Colectiva de Trabajo del INCOP.
El Gobierno actual del Presidente Pacheco de la Espriella, cohonestó tal adefesio jurídico, presupuestando ese asalto a las finanzas públicas, tal y como le gusta llamar a los libertinos, el “costo” de las convenciones colectivas de trabajo.
He aquí la doble moral “libertina”. Si las convenciones colectivas sirven para privatizar, ¡bienvenidas!, pues a fin de cuentas, son los negocios de los amigos y compadres libertinos lo que importa. Aquí jamás podría cuestionarse su legalidad constitucional.
En la noche del martes 9 de diciembre de 2003, en la sesión de la Comisión de Asuntos Hacendarios de la Asamblea Legislativa, la alianza del desprestigiado bipartidismo neoliberal y privatizador, con los libertinos de doble moral, quedó consumada.
Por el contrario, se rechazó una digna moción, de alto contenido ético y moral, que pretendía evitar que los y las costarricenses, a través de la deuda pública, tuviéramos que financiar de nuestros bolsillos, el pago del soborno de las conciencias laborales del INCOP.
Los libertinos han quedado completamente desnudados. Como furgón de cola del bipartidismo privatizador, han asumido las orientaciones de éste, comportándose como sus matones ideológicos, promoviendo la confrontación a mansalva entre costarricenses y “renunciando” a sus “principios”, en aras de los buenos negocios.
San José, 10 de diciembre del 2003.