Anatomía del desempleo costarricense

En los últimos meses el país ha padecido el porcentaje de desempleo más elevado de los últimos 25 años y el número de personas que han buscado trabajo sin encontrarlo se incrementó en un 62% respecto a 2008.

Las causas que explican este extraordinario deterioro del mercado de trabajo son diversas. Por una parte, los elementos externos: menor crecimiento de las exportaciones, caída en la inversión extranjera que repercute en el sector construcción y disminución en la actividad turística. Por otra, las políticas internas, muchas de las cuales han sido tardías e insuficientes y otras, como las elevadas tasas de interés, que son contraproducentes para estimular la inversión privada y crear puestos de trabajo.

El desempleo de recursos, como lo hemos señalado en otras ocasiones, es el peor de los males económicos, mucho más dañino que la inflación que reduce el poder adquisitivo, pero que no deja a las familias sin ingresos ni condena a la sociedad a la subutilización de los factores de producción.

Un análisis de los datos de la Encuesta de Hogares publicados por el INEC evidencia que el aumento del desempleo se presentó en todo el país, pero afectó de manera diferenciada a las regiones, los grupos etarios, las ramas de actividad y a los hombres y las mujeres.

A escala nacional la tasa de desempleo se elevó del 4,9% en julio de 2008 al 7,8% en el mismo mes del presente año. En las regiones Central y Huetar Norte el porcentaje de población sin trabajo fue menor que el promedio (7,5% y 7,3%, respectivamente), mientras que en la región Chorotega se observó la tasa más elevada llegando al 10,1%, seguida por las regiones Pacífico Central y Brunca que alcanzaron el 8,2%.

El grupo poblacional de 18 a 24 años amplió su nivel de desempleo en más de seis puntos porcentuales y su tasa de ocupación disminuyó en un 5,5%, la mayor reducción absoluta de todos los grupos de edad considerados. En el segmento de 25 a 39 años también se incrementó la tasa de desempleo del 4,2% al 7,0% entre 2008 y 2009.

Las ramas de actividad en las que más se afectó la ocupación de la fuerza de trabajo fueron agricultura y ganadería, la industria manufacturera y la construcción, en las que el porcentaje de población trabajadora se redujo respecto al año anterior.

En lo que concierne a la tasa de desempleo por sexo hay que destacar que fueron las mujeres las que con mayor intensidad sufrieron las consecuencias de la recesión económica. Mientras la desocupación en los hombres llegó al 6,6%, en el caso de las mujeres alcanzó el 9,9%. Además, se revirtió la tendencia de aumento de la población ocupada femenina observada desde 2005.

Las consecuencias de este penoso desempeño en el ámbito laboral tuvo como contraparte un aumento en la pobreza. Un total de 106.920 personas engrosaron el número de pobres en Costa Rica, que ya rebasa los 935 mil. Más de 25 mil hogares adicionales que no pueden satisfacer sus necesidades básicas. El 37,5% de esos hogares tiene como jefa a una mujer.

Ante este angustioso escenario resulta imperativo que cualquier programa de reactivación asuma como norte la generación de empleo. Esa, y no otra, debe ser la prioridad, tanto por razones económicas como humanas y sociales.

17/11/2009

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Anatomía del desempleo costarricense

En los últimos meses el país ha padecido el porcentaje de desempleo más elevado de los últimos 25 años, y el número de personas que han buscado trabajo sin encontrarlo se incrementó en un 62% respecto al 2008.

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Las causas que explican este extraordinario deterioro del mercado de trabajo son diversas. Por una parte, los elementos externos: menor crecimiento de las exportaciones, caída en la inversión extranjera que repercute en el sector construcción y disminución en la actividad turística. Por otro, las políticas internas, muchas de las cuales han sido tardías e insuficientes y otras, como las elevadas tasas de interés, que son contraproducentes para estimular la inversión privada y crear puestos de trabajo.

El desempleo de recursos, como lo hemos señalado en otras ocasiones, es el peor de los males económicos, mucho más dañino que la inflación, que reduce el poder adquisitivo pero que no deja a las familias sin ingresos, ni condena a la sociedad a la subutilización de los factores de producción.

Un análisis de los datos de la Encuesta de Hogares publicados por el INEC evidencia que el aumento del desempleo se presentó en todo el país, pero afectó de manera diferenciada a las regiones, los grupos etarios, las ramas de actividad y a los hombres y las mujeres.

A escala nacional la tasa de desempleo se elevó de 4,9% en julio de 2008 a 7,8% en el mismo mes del presente año. En las regiones Central y Huetar Norte el porcentaje de población sin trabajo fue menor que el promedio (7,5% y 7,3% respectivamente), mientras que en la región Chorotega se observó la tasa más elevada llegando al 10.1%, seguida por las regiones Pacífico Central y Brunca que alcanzaron el 8,2%.

El grupo poblacional de 18 a 24 años amplió su nivel de desempleo en más de 6 puntos porcentuales y su tasa de ocupación disminuyó en 5,5%, la mayor reducción absoluta de todos los grupos de edad considerados. En el segmento de 25 a 39 años también se incrementó la tasa de desempleo de 4,2% a 7,0% entre el 2008 y el 2009.

Las ramas de actividad en las que más se afectó la ocupación de la fuerza de trabajo fueron agricultura y ganadería, la industria manufacturera y la construcción, en las que el porcentaje de población trabajadora se redujo respecto al año anterior.

En lo que concierne a la tasa de desempleo por sexo, hay que destacar que fueron las mujeres las que con mayor intensidad sufrieron las consecuencias de la recesión económica. Mientras la desocupación en los hombres llegó al 6,6%, en el caso de las mujeres alcanzó el 9,9%. Además, se revirtió la tendencia de aumento de la población ocupada femenina observada desde el 2005.

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Las consecuencias de este penoso desempeño en el ámbito laboral tuvieron como contraparte un aumento en la pobreza. Un total de 106.920 personas engrosaron el número de pobres en Costa Rica, que ya rebasa los 935.000. Más de 25.000 hogares adicionales que no pueden satisfacer sus necesidades básicas. El 37,5% de esos hogares tienen como jefa a una mujer.

Ante este angustioso escenario resulta imperativo que cualquier programa de reactivación asuma como norte la generación de empleo. Esa, y no otra, debe ser la prioridad, tanto por razones económicas como humanas y sociales.

Fuente: Página Abierta – Diario Extra
Martes 17 de Noviembre de 2009 14:29

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