A la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), para nada le sorprende la noticia periodística de esta fecha, indicando de que la Junta de Protección Social (JPS), le ha pedido al Instituto Costarricense sobre Drogas (ICD), investigar a una gran cantidad de operaciones de juego con la lotería electrónica para un presunto lavado de dinero de dudosa procedencia.
Fue la ANEP la entidad que, desde un inicio de este proceso privatizador parcial de los juegos de lotería de la JPS, inició una lucha solitaria para intentar impedir el ingreso de corporaciones privadas de corte transnacional a estas actividades, precisamente por los riesgos que ahora detecta la JPS con su solicitud al ICD.
La lotería electrónica privatizada y transnacionalizada enfatiza en el juego no en el jugador, de tal suerte que bajo el anonimato se facilita mover grandes cantidades de dinero de procedencia dudosa, sucia y hasta identificable con operaciones de narcotráfico.
Siempre opusimos fuerte resistencia, particularmente, al ingreso al mercado de juegos sociales y electrónicos de la JPS de la transnacional G Tech Boldt Gambing; esgrimiendo (entre otros argumentos), ya no sólo tesis jurídicas y éticas, sino los riesgos de que el lavado de dinero utilizara la vía de los juegos de azar de la JPS para sus nefastos propósitos.
La más profunda investigación se impone ante esta grave denuncia. Varios de los máximos jerarcas actuales de la JPS tienen mucho que decir al respecto. La inserción de la privatización en los tradicionales juegos de lotería a cargo de la JPS, ha iniciado el camino de perversión de los notables fines humanistas de esta noble institución; y al introducir en su dinámica la perversa lógica del lucro desenfrenado, ha abierto paso a posibilidades de corrupción insospechadas.
La ANEP se dedicará en próximas horas a documentar más de su trayectoria de denuncia en este sentido para dirigirse a la opinión pública nacional, en una próxima conferencia de prensa; demandando (entre otras puntualizaciones), que no haya ni la más mínima impunidad para los agentes, directos y/o indirectos, provocadores de que los dineros sucios y sangrientos del narcotráfico, estén minando las bases filosóficas del humanismo cristiano que por más de cien años ha sustentado las bases de la acción social de la JPS.