Los tres artículos anteriores con relación a este asunto nos permitieron tener claridad de que en la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (ARESEP), su titular no regula nada pese a ganar 7 millones 100 mil colones mensuales; la segunda persona “al mando”, con 6 millones 500 mil colones de sueldo mensual, solamente sustituye a aquel cuando no está “trabajando”; es decir, tampoco hace nada. Y los que mandan, en realidad, los tres “reguladorcitos” o intendentes en el lenguaje oficial de la ARESEP, cada uno gana casi 6 millones de colones aunque se piensa que hacen la labor de regulación de manera ilegal.
También nos ha quedado claro que la ARESEP está protegida por la hegemonía política dominante, la del poder real y que su concepción es con base en un modelo de sociedad ideológicamente determinado, sea, la prevalencia del mercado absoluto por encima del bien común.
Esto nos estaría explicando las razones por las cuales la fiesta salarial en la ARESEP no mereció titulares de prensa sensacionalistas ni reportajes editorializados por parte de esos medios de comunicación colectiva de la plutocracia que acostumbra doblegar gobiernos; medios de prensa que se transformaron en verdaderos partidos políticos opositores a cualquier iniciativa, por más “light” que sea, en favor de los intereses populares, del bien común, de la reducción de la desigualdad y en pro de la inclusión social.
Valga indicar que según datos que nos suministraran personas de gran solvencia moral y conocimiento técnico sobre lo que es la ARESEP en la actualidad, esa fiesta salarial estaría llegando a los 14 mil millones de colones anuales.
La otra parte que necesita una profunda auscultación pública es el papel de la ARESEP en cuanto a las tarifas del transporte público modalidad autobús. Al respecto en la Asamblea Legislativa tienen una investigación abierta al respecto, expediente No. 19519, sobre “…los mecanismos, procedimientos y fórmulas aplicados para aprobar los aumentos en las tarifas del servicio público modalidad autobús”.
Congruente con la concepción ideológica que le dio origen a la ARESEP, de carácter neoliberal, pensamos que esta entidad ha estado al servicio del interés del gran empresariado autobusero y en contra del interés del pasajero de autobús.
Los miles y miles de usuarios de los buses, especialmente los y las integrantes de la clase trabajadora (asalariada y no asalariada) que de manera obligada deben subir todos los días a un bus para transportarse desde y hasta sus hogares, viven en total estado de indefensión por que la ARESEP es pro-empresariado autobusero.
Esta circunstancia es la que precisamente dio pie a la indicada investigación parlamentaria sobre la relación entre la ARESEP y los empresarios de buses.
En este asunto de dejar al desnudo la descarada parcialidad de la ARESEP contra los usuarios de los servicios que regula, particularmente los pasajeros de autobús, un notable grupo de ciudadanos ha venido ejerciendo una valiente y titánica tarea que es justo reconocer. Hablamos de la Red Solidaria Nacional la cual estima que la ARESEP “había dejado de estar al servicio de los consumidores para estar al servicio de los regulados en detrimento de la calidad del servicio y, por ende, de los usuarios porque terminan pagando tarifas más altas sin justificación científica”.
Dentro de las más fuertes e impactantes denuncias de la Red Solidaria Nacional tiene que ver con la desnaturalización completa de la figura jurídica de “fijaciones extraordinarias” para tarifas de autobús mismas que, precisamente, son de aplicación excepcional, en casos calificados como fortuitos y/o de fuerza mayor. La ARESEP ha venido haciendo una utilización abusiva de esas “fijaciones extraordinarias” y ahora las “ordinarizó”, es decir, las hizo ordinarias pues las viene aplicando semestralmente, en la práctica.
Esta distorsión del quehacer de la ARESEP (para emplear una palabra “elegante”), le ha permitido a muchísimos empresarios de autobús, especialmente a los que vienen concentrando y acaparando esta actividad de servicio público, la acumulación de abusivas ganancias; ganancias excesivas que se vieron potenciadas por los bajos precios internacionales del petróleo que llevan ya bastante tiempo en tal nivel sin que el usuario cotidiano del servicio de autobús lo haya visto reflejado en la tarifa. Mientras bajaban los precios del petróleo, la ARESEP miraba para otro lado.
Adicionalmente y para felicidad del bolsillo empresarial autobusero, se le cuestiona a la ARESEP el abandono de un modelo de análisis tarifario que le permitía constatar si una empresa de buses presentaba datos distorsionados, engañosos, asimétricos; como por ejemplo, ocultar el número real de marcas para obtener aumentos tarifarios abusivos. En la actualidad, la ARESEP recibe el papeleo empresarial a ojos cerrados.
Ojalá que la indicada investigación legislativa avance y arroje resultados reales. Y ojalá que los compadrazgos políticos de corte parlamentario (especialmente los liberacionistas), que protegen a la cúpula de ARESEP, la de los salarios multimillonarios que no han sido escándalo para la prensa plutocrática-neoliberal, cedan ante el interés de miles y de miles personas trabajadoras usuarias de los servicios de buses que son miserablemente explotadas diariamente y con la complicidad de la ARESEP.