Muchos ticos no saben que es “transgénico” o “genéticamente modificado (GM)”. No saberlo es lógico, es un término muy técnico propio del área de biotecnología, biología, agronomía y afines. Por esa falta de información no es generalizada la preocupación que se vive en el sector agroecológico y campesino del país ante el posible ingreso de variedades de maíz GM a Costa Rica.
Un transgénico es un producto de la ingeniería genética al cual se le “insertó” partes del ADN de otro organismo, con el objetivo de variar su comportamiento natural con diversos propósitos. Por ejemplo, una planta de tomate con partes del ADN de salmones, para que sean capaces de resistir bajas temperaturas. También existen plantas que se les inserta información genética de bacterias como el Bacillus thuringiensis con el objetivo que los cultivos secreten la proteína Bt la cual es tóxica para insectos y así proteger los cultivos de plagas. El problema es que ese efecto tóxico no se limita a las plagas del cultivo, afecta además insectos polinizadores necesarios para el equilibrio de los ecosistemas. También hay cultivos con resistencia a herbicidas, con el fin de poder rociarlos indiscriminadamente con estos productos para eliminar malezas sin afectar las plantaciones, lo que ha generado un abuso al usar herbicidas.
Gran controversia. Alrededor de estos organismos transgénicos existe gran controversia por distintas razones: Se están liberando al ambiente sin haber estudiado a largo plazo sus efectos sobre la salud humana y los ecosistemas. Son productos que atentan contra las leyes evolutivas de la naturaleza. Están protegidos por derechos de propiedad intelectual y sin embargo son capaces de contaminar genéticamente cultivos convencionales. Están en manos de corporaciones multinacionales reconocidas a nivel mundial por sus políticas enfocadas en la generación de riqueza sin considerar los efectos sociales, ecológicos y culturales de sus actos.
La contaminación genética se refiere al flujo de la información genética transgénica a cultivos convencionales por efectos naturales no controlables, como el viento o insectos. El fenómeno ha causado pérdida de variedades criollas en arroz y algodón en India, papa en Perú y maíz en México. Es curioso que los principales casos de contaminación genética sean en los centros de origen de los cultivos afectados. ¿Coincidencia? No lo creo.
GM y maíz criollo. En el caso del maíz estamos frente a un cultivo de polinización abierta. Esto quiere decir que el polen de una planta viaja a fertilizar otras plantas, el polen puede viajar por el viento más de un km de distancia, por eso es difícil controlar la información genética de una plantación. Eso ha ayudado a generar la gran diversidad que existe en el maíz. Pero también hace que mezclar variedades transgénicas y criollas sea un riesgo con efectos incontrolables. Por esa razón la coexistencia entre el maíz GM y maíz criollo es imposible, eventualmente las variedades terminaran intercambiando su información genética.
El problema de la contaminación genética va más allá de la pérdida de variedades criollas que han venido evolucionando junto a los campesinos hace mas de 5.000 años, en el caso del maíz. Los agricultores que por desgracia resulten afectados por este fenómeno, lejos de ser indemnizados por las empresas, pueden ser demandados por violar los derechos de patentes de los genes transgénicos, aún cuando ellos jamás hubieran escogido esa tecnología en sus cultivos. ¿Por qué comparto esta información? Por que actualmente dos empresas en Costa Rica están solicitando el permiso para cultivar 35 hectáreas con las siguientes variedades maíz GM en Costa Rica: Maíz MON-88017, Maíz MON-89034, Maíz MON-603, Maíz MON-00863-5.
Efectos perjudiciales. Esas variedades han sido estudiadas por diversos científicos y se han encontrado efectos perjudiciales en la salud de mamíferos. En setiembre de este año el Profesor Eric Seralini de la universidad de Caen en Francia publicó un estudio con resultados alarmantes en el que indica que ratas alimentadas con la variedad MON-603 presentaron gran cantidad de tumores cancerígenos y muerte prematura, hubo análisis estadísticos desestimando el estudio y posteriormente otros análisis refutaban los argumentos que desestimaban el estudio. Quiere decir que aún existen dudas sustanciales sobre los efectos en la salud de estos cultivos. Dada la incertidumbre algunos países europeos como: Hungría, Rusia y Alemania cerraron sus puertas a estos cultivos. Porque lo lógico, lo sensato es que, ante una duda, ante un posible riesgo a la salud humana, es mejor prevenir que lamentar. Esto se llama el principio de Precaución Científica.
Existen otras situaciones preocupantes con respecto al ingreso de maíz transgénico a Costa Rica. Estamos en una zona de alta diversidad genética del maíz. Guanacaste es centro de origen de variedades ancestrales de este cultivo cuyo origen es Mesoamérica, región que abarca nuestro territorio. Las variedades criollas están en manos de comunidades indígenas y campesinos del país. Ellos estarían desamparados ante los efectos antes mencionados de la contaminación genética. También existen muchas milpas en los huertos escolares del país, las cuales se podrían ver afectadas.
Dudas. Las dudas que surgen son: ¿Por qué arriesgar el acervo cultural, por qué poner en riesgo la soberanía alimentaria, por qué amenazar el delicado equilibrio ecológico, para sembrar 35 hectáreas de maíz transgénico y beneficiar dos empresas, atentando contra miles de agricultores del país y el legado agrocultural que representa el maíz en Mesoamérica? No le encuentro sentido.
Ante el riesgo que implica la siembra de maíz transgénico para la seguridad alimentaria de nuestro país, muchas personas están emitiendo su criterio, solicitando a la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad el rechazo de esas solicitudes, apelando al principio de Precaución Científica, al valor histórico, económico y cultural que representa el maíz criollo y a la solidaridad con el sector agrícola de Costa Rica, conformado por gente honesta, trabajadora, respetuosa de la vida y el medio ambiente.
La mayor acción que se llevará a cabo y la que están invitadas todas las personas preocupadas por defender el derecho a una alimentación sin riesgos, con semillas libres, fértiles, de libre intercambio, respetuosas de los agricultores y el valor cultural que representan es: la marcha en defensa de nuestro país.
Nuestra marcha. La marcha inicia en Matambú en Guanacaste el sábado 24 de noviembre. Será una manifestación cultural, de solidaridad y respeto por la vida, hasta llegar el domingo 2 de diciembre al MAG en la Sabana. Ahí una vigilia, cargada de música, comida a base de maíz criollo, buscará convencer a la CTNBio que al día siguiente rechace la solicitud y demuestre el interés por preservar la seguridad alimentaria de Costa Rica, el apoyo que les da a los campesinos y la sensatez que priva a la hora de tomar decisiones trascendentales para el futuro de este bello país.