La Junta Directiva del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA), tomó una crucial decisión que, desde nuestra perspectiva, priorizó en la vida humana, en la vida de todos los seres vivos, antes que en el negocio mercantil del lucro privado, puro y duro.
A y A decidió que la vida de los y de las limonenses, en cuanto a la provisión del agua vital para la propia existencia humana, es tan estratégica como para determinar que la cuenca del Río Banano, en su totalidad, 180 kilómetros cuadrados, es zona de protección.
Los mercaderes del negocio privado con los servicios públicos, pretendían extraer de un tajo, denominado “Asunción”, ubicado en esa cuenca (específicamente, en la comunidad de Matama), un millón y medio de toneladas de roca y de otros materiales para la construcción de la terminal portuaria privada; que, mediando un proceso de concesión bastante cuestionado, está construyendo en estos momentos la transnacional holandesa APM Terminals.
De todas formas, la estratégica decisión de A y A queda concatenada con otro grave problema que ya existía en contra de quienes buscaban el “negociazo” de sus vidas, extrayendo material del tajo “Asunción”: no han podido demostrar que les pertenece, que tal terreno es de su propiedad; y, por tanto, no habían podido tener el aval de la Secretaría Técnica Nacional Ambiental (Setena), para explotarlo, al no conseguir la correspondiente viabilidad ambiental. “Lo que mal empieza, mal termina”, como dice el refrán.
Con visión ya no solamente futurista, sino de profundo contenido humanista, A y A se decidió por la vida; en este caso, la del pueblo limonense de esta y de las próximas décadas.
Se trata de una decisión que va en la dirección correcta sobre la ineludible responsabilidad de la política pública de hoy para garantizar agua para las próximas generaciones de costarricenses; considerando que la geopolítica del futuro cercano está ya siendo determinada por pugnas, bélicas incluso, del control de los mantos acuíferos en la estrategia del poder mundial de los años por venir y que están, prácticamente encima.
Desde la corriente sindical en la cual militamos, el Colectivo Sindical Latinoamericanista PATRIA JUSTA, nuestra alegría es mayúscula por esta atinada decisión que la actual Junta Directiva de A y A ha tomado y que merece el más contundente aplauso respaldo ciudadano.
Nuestra satisfacción es mayor toda vez que la colisión entre el interés público y el lucro privado meramente mercantil en esto de la concesión a APM Terminals, se venía manifestando, también, en la cuestión ecológico-social.
Así lo advertimos en la presentación del documento de PATRIA JUSTA, “Agenda Patriótica para el Bien Común y la Inclusión Social”, el pasado 26 de junio de 2015, en el Teatro Popular Melico Salazar, cuando se dieron a conocer los acuerdos de agenda-país entre los partidos políticos Acción Ciudadana (PAC) y Frente Amplio (FA), con PATRIA JUSTA.
Dentro de tal documento, podemos encontrar un apartado que indica lo siguiente: “¿Por qué estamos con Japdeva?”, seguido de esta exhortación: “¿Por qué Patria Justa le pide a usted que apoye esta causa?” (se refiere a la lucha contra el monopolio portuario privado holandés); y releyendo el punto dos nos damos cuenta de que habíamos planteado esto: “Por otra parte, en lo ambiental, prácticamente la totalidad de los movimientos sociales ecologistas costarricenses, luego de estudiarlo profundamente, lo han adversado. La gravedad de ello llega a tal punto que se han puesto en riesgo fundamentales mantos acuíferos para la población limonense”.
¡Qué bueno! A y A se pone del lado de la gente al indicar su máxima jerarca, su Presidenta Ejecutiva, la señora Yamileth Astorga Espeleta, que lo que realmente importa es cumplir a cabalidad la responsabilidad institucional de abastecer de agua a la población. Ahora, ¡todo mundo a apoyar a A y A!