Hoy domingo 1 de octubre de 2017, el señor Ronald Solís Bolaños, exdiputado y exprecandidato presidencial del Partido Acción Ciudadana (PAC), anuncia que renunciará al cargo de directivo del Banco de Costa Rica (BCR), atendiendo pedido que le formulara el señor Presidente de la República, don Luis Guillermo Solís Rivera. ¡Enhorabuena!
Pero, ¿y qué esperan los demás? ¡También deben irse! ¡Deben renunciar de inmediato! La señora Mónica Segnini Acosta, excandidata vicepresidencial y los señores exdiputados Francisco Molina Gamboa y Gustavo Arias Navarro, integrantes los tres del PAC deben irse del BCR y como lo tienen que hacer, la exdiputada del Movimiento Libertario Evita Arguedas Maklouf; así como la señora Paola Mora Tumminelli, la figura más “controversial” de esta directiva bancaria y quien tuviera ligamen, según entendemos, con el partido Alianza Patriótica.
Particularmente, don Alberto Raven Odio, a quien la Expresidenta Laura Chinchilla Miranda le nombró en esa directiva, es más que urgente que se vaya de la misma cuanto antes. Su vinculación con el proceso del crédito del BCR para la compra de la chatarrera hidroeléctrica, ha resultado más que escandalosa pues la entidad perdedora parece que será el banco mientras que su representada corporativa integrante del duopolio cementero ha ganado mucho dinero.
Las más recientes relevaciones de que han dado a conocer en el seno de la comisión parlamentaria que investiga los créditos bancarios otorgados por el Banco de Costa Rica (BCR), dan cuenta que la permanencia de dicha directiva al frente de esta institución, solamente le hará más daño a su imagen, a su prestigio y a su credibilidad, de lo que ya se le ha causado por los “curiosos” procesos de tramitación expedita de los créditos del cementazo y de la chatarrera hidroeléctrica.
La “pelea de perros y gatos” que ha trascendido a la opinión pública en que se desenvuelve esa directiva, la pésima y espantosa decisión de borrar las grabaciones de sus deliberaciones, la aparición de dobles actas de sus sesiones, los errores de gestión estratégica que les endilga la Superintendencia General de Entidades Financieras (SUGEF), entre otros yerros; aunado a las enormes interrogantes en cuanto a la transparencia, el compadrazgo y el favoritismo que pudieron manifestarse en la tramitación de los indicados dos créditos, y dejar en el máximo peso auditor de la institución a una persona que ha recibido fuertes críticas de parte de la SUGEF, imponen que para la sobrevivencia del banco y para el retorno el imperio de la ética y la moral en su seno, las seis personas directivas que quedan se vayan, renuncien, ¡pero ya!
Por tercera vez y de manera pública (la primera vez que lo planteamos fue el sábado 26 de agosto de 2017), la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), integrante del Colectivo Sindical PATRIA JUSTA, exige la renuncia de las seis personas restantes de la directiva del Banco de Costa Rica (BCR).
En esa ocasión planteamos que “…con la urgencia que el caso amerita, el Gobierno de la República debe separar de sus cargos a quienes integran la actual Junta Directiva del Banco de Costa Rica (BCR); como separados deben ser quienes forman parte del actual Comité de Crédito de tal institución y otros altísimos jerarcas de la misma”.
Además, apuntamos lo siguiente: “…la entidad que tiene el poder político en el BCR, sea el Consejo de Gobierno de la República, proceda a destituir y/o separar de sus cargos a toda la actual Junta Directiva del BCR; como también resulta urgente la separación de los integrantes del Comité de Crédito y otros altísimos integrantes de la cúpula bancaria”.
Así es, efectivamente, no solamente deben irse las seis personas que faltan de la desprestigiada, cuestionada y desacreditada directiva actual del BCR; sino también, deben ser retirados quienes integran el actual comité de crédito del banco… Y, por supuesto, que el señor Mario Barrenechea Coto no vuelva al BCR.